El azar quiso que hace dos años Ángel Rico Mon, presidente de la Asociación Micológica Asturiana, se topara de bruces con unos extraños ejemplares de seta en el sistema dunar de la playa de Los Quebrantos, en La Arena. Este experto en la materia participaba en las populares jornadas micológicas de Soto del Barco -de las que es impulsor junto a Jaime Pérez- cuando se produjo el hallazgo de una especie única en todo España: la «Melanoleuca cinerifolia». Citas científicas reducen la existencia de esta seta a algunas zonas de Italia, Normandía y ahora al arenal sotobarquense y al playón de Bayas.
La jornada otoñal de aquel día era otra más entre las muchas que Rico Mon destina a su pasión por los hongos. Él y unos compañeros recogían setas en San Juan de la Arena cuando encontraron varias que no encajaban con nada de lo que antes habían visto por estas latitudes. «Caminábamos por las dunas cuando encontramos una seta que nunca antes habíamos visto. Tras efectuar numerosas indagaciones conseguimos clasificarla gracias a una revista italiana dedicada a los hongos en sistemas dunares. Se trataba de la "Melanoleuca cinerifolia"», explica Rico, y añade: «La cita sólo hacia referencia a su presencia en algunas zonas de Italia y en Normandía».
Hasta el momento no se tiene conocimiento de la presencia de esta seta en ningún otro punto de la geografía española. «En Asturias se buscó por más lugares, pero sólo se consiguió hallar en el playón de Bayas, anexo al de Los Quebrantos. Este año no hay muchas, pero en temporadas pasadas había centenares, incluso casi cubiertas por la arena que mueven las olas del mar. Se trata de un hongo halófilo que pertenece al orden de los Tricholomataes, género Melanoleuca y especie Cinerifolia. Es de color blanco, posee láminas escotadas y el pie un poco torcido. Es saprofita, es decir, se alimenta de materia en descomposición», señala Ángel Rico.
Pese a lo que generalmente se piensa, los ambientes dunares son muy profusos en setas. Las dunas se clasifican en jóvenes, intermedias y paleodunas, y cada tipo posee su propia flora y fauna. «La gente cuando busca setas siempre lo hace en los bosques, pero cerca del mar también se pueden hallar especies comestibles como los níscalos, robellones o rebozuelos. Al ser ambientes diferentes están menos estudiados», afirma Puri Alonso, bióloga del laboratorio de micología de la Universidad de Vigo. Subraya, además: «Los hongos son un reino animal muy poco estudiado aún, son los grandes olvidados. Cuando se llevaron a cabo los primeros estudios se centraron en los bosques, de ahí que tengan lugar sorpresas, como sucedió con la "Melanoleuca cinerifolia"».
«Este tipo de descubrimientos son frecuentes. En Asturias ya se han reconocido más de 3.000 especies. La importancia ecológica de las setas las hace imprescindibles. Se están empezando a emplear para regenerar áreas muy dañadas e incluso se está empezando a estudiar su uso médico contra el cáncer o como reguladores del metabolismo, como ocurre con el "Shiitake" o «seta de la vida» en China y Japón», concluye Ángel Rico, presidente de la Asociación Micológica.
I. Pulido.
Vía: La Nueva España, 21/10/08
F:http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008102100_36_687564__Aviles-Quebrantos-olas-arena-setas
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