"Novedad. Cosa nueva y no acostumbrada. Suele ser peligrosa por traer consigo mudança de uso antiguo" (SEBASTIÁN DE COVARRUBIAS) 1539-1613

"No se desea lo que no se conoce" (NASÓN, PUBLIO OVIDIO) 43 AC-17 DC

martes, abril 28, 2015

Creada una base de datos oceanográficos del Mediterráneo

Es una herramienta "muy útil e interesante" para futuros proyectos de investigación que pretendan profundizar en el conocimiento del sistema marino del Mediterráneo español.  

Los científicos del Centro de Baleares del Instituto Español de Oceanografía (IEO) han publicado una base de datos regional que recoge todos los datos físicos y biogeoquímicos obtenidos en campañas oceanográficas en el Mediterráneo occidental durante los últimos 40 años. IBAMar es el nombre de esta base de datos que recopila información de 8.418 estaciones de muestreo que se ha vuelto a procesar mediante un control de calidad estandarizado y que permite generar estadísticas que mejorará el conocimiento sobre el litoral Mediterráneo español, según ha comunicado el IEO.

La base de datos permitirá, entre otras cosas, calcular climatologías de los diferentes parámetros y la caracterización de las series temporales largas, muy importantes para los estudios del cambio climático y su impacto en el medioambiente marino. Los datos han sido obtenidos con sondas multiparamétricas y botellas de muestreo hidrográfico. Dichas sondas son sensores que determinan la salinidad, la temperatura y la profundidad (CTD), equipados además con medidores del oxígeno disuelto, la fluorescencia del agua y la turbidez. Estas sondas descienden mediante un cable desde la superficie hasta el fondo del mar y permiten medir los valores de los diferentes parámetros en todas las profundidades. Van acompañadas de un sistema de botellas que se cierran durante la subida a profundidades seleccionadas para tomar muestras de agua y así determinar la cantidad de nutrientes inorgánicos (específicamente fosfato, nitrato, nitrito y silicato) que contiene el mar en cada profundidad.

Los datos, agrupados en 27 niveles estándar, se irán mejorando y actualizando periódicamente, y se pueden descargar desde la página web del Centro Oceanográfico de Baleares.

Vía: EFE Verde, 28/04/2015
F:http://www.efeerde.com/noticias/base-datos-oceanograficos-mediterraneo/

lunes, abril 27, 2015

Un yacimiento cántabro alberga la primera evidencia del consumo humano de setas

Un estudio del Max Planck Institute y la Universidad de Valencia ha detectado la primera evidencia del consumo humano de setas. Los autores han explorado la dieta mediante el análisis de cálculos dentales de individuos del Paleolítico superior europeo del yacimiento cántabro de El Mirón. Los análisis han detectado un gran abanico de microrrestos de origen vegetal, fúngico, animal y mineral atrapados en los cálculos dentales en vida, que aportan información muy valiosa sobre la alimentación en aquella época.

Un estudio liderado por Robert C. Power del Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology de Leipzig (Alemania), y codirigido por el investigador Domingo Carlos Salazar García de la Universidad de Valencia, ha detectado la primera evidencia del consumo humano de setas.

El trabajo, publicado en el Journal of Archaeological Science, ha explorado la dieta antigua mediante el análisis de cálculos dentales de individuos magdalenienses del yacimiento cántabro de El Mirón. Los análisis de microscopía óptica y electrónica de barrido han detectado un amplio abanico de microrrestos de origen vegetal, fúngico, animal y mineral atrapados en los cálculos dentales en vida, que aportan información muy valiosa sobre la alimentación en el Magdaleniense.

Habitualmente las técnicas que reconstruyen las pautas alimentarias prehistóricas se centran en el consumo de productos animales, por este motivo, según el investigador, “poder obtener mediante este tipo de estudios información sobre el consumo de recursos vegetales es importante para tener una idea más completa sobre la alimentación de nuestros antepasados”.

“Este tipo de microrrestos demuestran que los individuos en El Mirón consumieron una amplia variedad de plantas de distintos ecosistemas, así como otro tipo de alimentos como setas de la variedad boletus”, asegura el investigador valenciano, asociado al Department of Human Evolution del Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology.

Salazar recuerda que la arqueología no ha aportado mucha información hasta ahora sobre el uso temprano de setas. Y, aunque su uso es poco comprendido durante la prehistoria, la etnografía ha visto que grupos cazadores-recolectores recientes han utilizado frecuentemente las setas como alimento, condimento y medicina.

El equipo ha explorado la dieta mediante el análisis de cálculos dentales de individuos magdalenienses del yacimiento de El Mirón

“Este uso de setas sí que ha sido identificado durante el Calcolítico europeo, una vez se habían ya asentado las bases de la economía agrícola-ganadera”, apunta el coautor. Por ejemplo, el famoso hombre del hielo calcolítico descubierto hace un par de décadas en los Alpes, "Ötzi", llevaba ya setas encima. El nuevo descubrimiento en el yacimiento de El Mirón es, sin embargo, la  primera evidencia del uso humano de setas, que hasta la fecha se desconocía para el periodo Paleolítico.

Periodo de los cazadores de renos
La alimentación humana durante la fase Magdaleniense del Paleolítico superior europeo es poco conocida. Esto es un problema, particularmente, en lo referente al consumo de recursos vegetales, que se preservan poco en el registro arqueológico. A pesar de que el periodo Magdaleniense es comúnmente considerado en la gran parte del noroeste de Europa como el período de los "cazadores de renos", este no es el caso en la Península Ibérica. Otras evidencias ya demostraban que la dieta incluía cantidades considerables de carne de ciervo e íbex, pero hasta ahora no estaba claro si otros tipos de alimentos como las plantas fueron un componente de la dieta.

El valenciano Domingo Carlos Salazar García es investigador postdoctoral en el Max-Planck Institute for Evolutionary Anthropology, pero mantiene todavía una intensa colaboración con la Universidad de Valencia. Trabaja en arqueología biomolecular con el objetivo de reconstruir el tipo de alimentación y el estado de salud de nuestros ancestros, como también su interacción con el entorno.

Vía: SINC, 27/04/2015
F:http://www.agenciasinc.es/Noticias/Un-yacimiento-cantabro-alberga-la-primera-evidencia-del-consumo-humano-de-setas

viernes, abril 17, 2015

Un estudio internacional describe por primera vez un patrón global sobre biodiversidad en zonas áridas


La Universidad Rey Juan Carlos (URJC) lidera un proyecto en el que han llevado a cabo la monitorización de la vegetación y suelos en zonas áridas de todo el planeta. El estudio determina cómo la abundancia de plantas leñosas afecta a la biodiversidad vegetal y a la fertilidad del suelo de estos entornos.  

La lucha para frenar la desertificación tiene también un campo de batalla académico. Las predicciones apuntan a que las zonas áridas, semiáridas y seco-subhúmedas del planeta (zonas áridas), que se extienden por un 42% del globo pueden degradarse severamente como consecuencia del cambio climático. Para establecer políticas que sirvan de cortafuegos en estos espacios susceptibles de perder fertilidad y especies, es importante conocer primero cuáles son los determinantes de su biodiversidad y de la fertilidad de sus suelos, que está directamente relacionada con su capacidad de proveer servicios ecosistémicos que son el soporte de nuestro bienestar y desarrollo. Un equipo internacional coordinado por científicos españoles ha estudiado zonas áridas de todo el planeta y ha encontrado un patrón global entre la presencia de árboles y arbustos, la biodiversidad y la fertilidad del suelo de estos entornos. Al contrario de la creencia generalizada de que una mayor presencia de arbustos se asocia a ecosistemas degradados, este estudio demuestra que una cobertura intermedia de esta vegetación leñosa genera ecosistemas más diversos y con suelos más fértiles.

Vegetación leñosa (Kenya)
Vegetación leñosa (Kenya), F. Maestre, URJC
Más de un tercio de la población mundial (el 38% concretamente) vive en zonas áridas: entorno al Mediterráneo, en estepas como las existentes en el centro de Asia o en la sabana africana. Allí se encuentran de forma natural una importante presencia de arbustos y árboles (plantas leñosas). Un estudio global con muestreo en todos los continentes salvo la Antártida, liderado por el profesor de Ecología de la URJC Fernando Maestre, ha observado precisamente que los ecosistemas en los que hay abundancia intermedia de esta vegetación leñosa son más diversos y sus suelos albergan mayor fertilidad. Aunque existen otros estudios que han observado estas relaciones de biodiversidad y cobertura de plantas leñosas en aves y mamíferos a escala regional, este trabajo es el primero que estudia los efectos de la abundancia de vegetación leñosa en la riqueza de especies de plantas a escala global. Este trabajo es una iniciativa de la Universidad Rey Juan Carlos, a través de su laboratorio de cambio global y ecosistemas semiáridos (LCGES), y está financiado por el Consejo Europeo de Investigación (proyecto BIOCOM) dentro del VII Programa Marco de la Comisión Europea. El proyecto BIOCOM, que concluye este año, está liderado por el profesor Maestre, que es también el investigador principal del LCGES.

RED GLOBAL Y TRABAJO DE CAMPO
Con el fin de tejer una red de información que comprometiera la mayor extensión del planeta, el profesor Maestre y su equipo hicieron una llamada a otros colegas, a la que respondieron más de 60 investigadores de una treintena de centros de investigación y universidades de una veintena de países. Establecida la red global, se empezaron a tomar datos sobre el terreno.

Con la colaboración de estos científicos locales, se establecieron 224 puntos de muestreo en países en los que se da un clima semiárido. En el Hemisferio Norte dibujaron una franja geográfica que se extiende desde las planicies centrales de Estados Unidos y Méjico a España, Marruecos y Túnez en el entorno mediterráneo y que, pasando por Israel y Oriente Medio, alcanzaban las estepas de la región china de Mongolia Interior. En el Hemisferio Sur, muestrearon, además, zonas semiáridas de Perú, Argentina, Brasil y Australia entre otras. Asignaron, por último, un tercer eje de muestreo en el Ecuador, con datos procedentes de Ecuador, Venezuela y Kenia, donde también hay entornos semiáridos. Desde la URJC se diseñaron las herramientas de muestreo que emplearon los científicos locales, se procesaron todos los datos y se analizaron las variables relacionadas con la fertilidad del suelo en colaboración con los doctores Antonio Gallardo y José A. Carreira, de las Universidades Pablo de Olavide y de Jaén.

"La realización de este estudio global ha supuesto una cantidad de trabajo ingente que no hubiera sido posible sin la red de colaboraciones internacional que hemos establecido y sin los recursos proporcionados por el proyecto BIOCOM", explica el Dr. Maestre. "En total, se han realizado más de 46.000 análisis de suelo, ya que se tomaron más de 2.600 muestras de suelo y en cada una se han analizado 18 variables relacionadas con la estructura y la fertilidad del suelo", añade. Parte de los resultados de esta investigación han sido publicados recientemente en Global Ecology and Biogeography, en un artículo liderado por el Dr. Santiago Soliveres, investigador post-doctoral de la Universidad de Berna (Suiza), que ha trabajado en la URJC como investigador pre- y post-doctoral en el LCGES de 2007 a 2013.

COBERTURA INTERMEDIA BENEFICIOSA
Una de las principales conclusiones de la investigación ha sido que cuando hay niveles intermedios de cobertura vegetal leñosa, la biodiversidad y una variable equiparable a la fertilidad del suelo son mayores. Las coberturas intermedias de árboles y arbustos presentes en las estepas o las zonas mediterráneas hacen que estos sistemas sean más heterogéneos, "incrementando la disponibilidad de nichos ecológicos y capturando una mayor cantidad de recursos, lo que permite que se sobrevivan más especies vegetales diferentes", explica el Dr. Soliveres.

Sin embargo, las coberturas excesivas de vegetación leñosa pueden reducir estos niveles de biodiversidad y fertilidad del suelo. "Estos niveles excesivos de vegetación leñosa continua homogenizan el ecosistema y excluyen especies que dependen de espacios más abiertos, reduciendo la biodiversidad total del ecosistema. Un resultado importante de este estudio es que el efecto negativo de esta homogeneización no ocurre en las zonas con mayor disponibilidad de agua, pero su efecto negativo en la fertilidad del suelo puede aumentar en las zonas más secas debido a la mayor aridez predicha para finales de este siglo por los modelos climáticos", explica el Dr. Soliveres.

CAMBIO GLOBAL
Los entornos semiáridos y su biodiversidad están expuestos a diferentes amenazas derivadas de la actividad humana. Este estudio demuestra que la reducción de la vegetación leñosa puede reducir drásticamente la diversidad de sus especies asociadas y generar pérdidas en la fertilidad del suelo y su habilidad para secuestrar CO2. La información proporcionada por los científicos puede ayudar a establecer políticas que permitan la conservación de estos espacios naturales en un contexto de cambio ambiental global.


Referencias bibliográficas: Santiago Soliveres, Fernando T. Maestre, David J. Eldridge, Manuel Delgado-Baquerizo, José Luis Quero, Matthew A. Bowker y Antonio Gallardo. 2014. Plant diversity and ecosystem multifunctionality peak at intermediate levels of woody cover in global drylands. Global Ecology and Biogeography 23: 1408-1416.

Vía: Madri+d, 17/04/2015
F:http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=63406&origen=notiweb&dia_suplemento=viernes

jueves, abril 02, 2015

Los fósiles de Lo Hueco 'hablan' del clima de hace 70 millones de años

La gran variedad y cantidad de macrofósiles hallados en Lo Hueco, en Fuentes (Cuenca), convierte este yacimiento en un lugar único en Europa para el estudio del Cretácico Superior.

Un equipo liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha analizado los isótopos de carbono y oxígeno del tejido óseo fosilizado de dinosaurios, cocodrilos, tortugas y peces de hace unos 70 millones de años. Los resultados del análisis, que aparecen publicados en la revista PLOS ONE, han permitido reconstruir las condiciones climáticas, ecológicas e hidrológicas de un ecosistema de este periodo en la Península Ibérica. A comienzos del verano del año 2007, las obras de construcción del AVE Madrid-Levante dejaron al descubierto una serie de arcillas grisáceas y rojizas con 'grandes huesos' al atravesar un pequeño cerro denominado Lo Hueco. Un equipo de paleontólogos, coordinado por el investigador José Luis Sanz, de la Universidad Autónoma de Madrid, identificó los restos fósiles como pertenecientes a dinosaurios saurópodos del grupo de los titanosaurios.

No sólo dinosaurios, sino también cocodrilos muy parecidos a los actuales (eusuquios), tortugas ya extintas que escondían su cuello lateralmente (botremídidas) y peces óseos primitivos (lepisósteos) eran los vertebrados que poblaban esta zona de la Península Ibérica durante el Cretácico Superior. Estudios científicos posteriores han demostrado que aquella concentración biótica tuvo lugar en una llanura de inundación continental fangosa, atravesada por canales arenosos y expuesta a la influencia intermitente y sucesiva de aguas dulces y salobres, al encontrarse próxima a la costa en aquella época.

TEMPERATURAS MÁS ELEVADAS

El yacimiento de Lo Hueco, considerado la Atapuerca de los dinosaurios por sus más de 10.000 fósiles de diferentes grupos de flora y fauna, se encontraba en una latitud aproximada de 31° N, en una posición más cercana al Ecuador. En esta época, el clima de la Tierra se caracterizaba por presentar temperaturas más elevadas que ahora, con una alta concentración de CO2 en la atmósfera y ausencia de casquetes polares permanentes.

"Los fósiles de especies con fisiologías y hábitos de vida tan dispares nos han permitido obtener información acerca de la variabilidad térmica estacional, la dieta que tenían estos animales, así como precisar el tipo de hábitat", indica Laura Domingo, investigadora del CSIC en el Instituto de Geociencias (mixto del CSIC y la Universidad Complutense de Madrid).

La proporción de isótopos estables de oxígeno en el tejido óseo de los dinosaurios ha aportado a los investigadores información sobre el agua ingerida a lo largo de un año, así como de las precipitaciones y la temperatura media anual. Han obtenido datos del valor isotópico del agua de ingesta, tanto para los dinosaurios como para los cocodrilos y las tortugas. Posteriormente, han realizado un cálculo de las temperaturas utilizando el valor isotópico de los peces, ya que, al ser de sangre fría y no regular su temperatura corporal, dependen totalmente de la temperatura ambiental.

"La comparación con datos de estaciones meteorológicas costeras actuales situadas en una latitud similar a la de Lo Hueco indica que la amplitud térmica estacional en el Cretácico Superior entra dentro del rango actual. Es decir, las temperaturas no permanecían más constantes a lo largo del año que en la actualidad, como sí se ha observado en épocas previas y más cálidas del Cretácico", asegura Domingo.

La proporción de isótopos de carbono ha dado pistas sobre el tipo de bioma que existía. "El estudio de la materia orgánica fósil presente en el sedimento de Lo Hueco apunta hacia una vegetación dominada por un amplio grupo de especies de árboles, arbustos y hierbas", señala la investigadora del CSIC.

LA DIETA DE LOS DINOSAURIOS

Los saurópodos, los grandes dinosaurios herbívoros de cuello largo como el Diplodocus y el Brachiosaurus, no fueron presa de los dromeosáuridos, a los que pertenece el Velociraptor. Al menos no fue así en la zona que ocuparon hace 70 millones de años en Lo Hueco.

El trabajo -que ha contado con la colaboración de investigadores de la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de Alcalá de Henares y la Universidad Autónoma de Madrid- ha permitido por primera vez comparar los valores isotópicos del carbono presente en el esmalte dental de dinosaurios carnívoros y herbívoros.

"Estudios llevados a cabo en mamíferos actuales indican que existe una diferencia entre carnívoros, con valores isotópicos más bajos, y herbívoros, con valores más altos a causa de la distinta posición en la cadena trófica. En el caso de los dinosaurios de Lo Hueco, no existen diferencias sustanciales. Creemos que los saurópodos no fueron presas factibles de los dromeosáuridos por su enorme tamaño corporal", afirma Domingo.

Según los investigadores, se trata de un primer paso, pero las conclusiones abren una nueva vía de investigación hacia el análisis del valor isotópico de carbono en los ornitópodos de Lo Hueco. "Estos dinosaurios herbívoros podrían haber sido presas más probables para los dromeosáuridos dado su menor tamaño", indica la investigadora del CSIC.


Laura Domingo, Fernando Barroso-Barcenilla y Óscar Cambra-Moo. Seasonality and paleoecology of the Late Cretaceous multi-taxa vertebrate assemblage of 'Lo Hueco' (central eastern Spain). PLOS ONE. DOI: 10.1371/journal.pone.0119968


Vía: Madri+d, 26/03/2015
F:http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=63295&origen=notiweb&dia_suplemento=jueves