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"No se desea lo que no se conoce" (NASÓN, PUBLIO OVIDIO) 43 AC-17 DC

sábado, abril 16, 2011

Nuevos indicios sobre el vínculo entre el óxido nitroso y el suelo forestal

Según indica una nueva investigación, las emisiones de óxido nitroso (N2O), un gas de efecto invernadero, se han disparado por efecto de los compuestos de nitrógeno reactivo generados por los sectores del transporte, la industria y la agricultura. El estudio, publicado en la revista Nature y denominado «Evaluación del nitrógeno europeo» (European Nitrogen Assessment, ENA), revela que la emisión de N2O procedente del suelo forestal es al menos dos veces más elevada que la cifra prevista por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Los hallazgos, nada halagüeños, también se expusieron con motivo del congreso internacional «Nitrógeno y cambio global 2011», celebrado en Edimburgo (Reino Unido) entre los días 11 y 15 de abril.

En el estudio ENA han participado doscientos especialistas de entidades científicas y organismos políticos de veintiún países. Los datos recabados indican que, de media, el 4% del nitrógeno reactivo de la atmósfera se convierte en N2O que es reabsorbido por la atmósfera. A diferencia de lo estimado por el IPCC, un único kilogramo de N2O ejerce un efecto invernadero 300 veces superior al de la misma cantidad de dióxido de carbono (CO2).

Especialistas en la materia aseguran que los compuestos de nitrógeno reactivo son en su mayor parte de origen antropogénico. Parte de ellos se convierte en N2O, el tercer agente químico que más contribuye al efecto invernadero.

Los investigadores han observado que en una zona forestal de 188 millones de hectáreas, entre los años 1860 y 2000, la deposición de nitrógeno reactivo aumentó nada menos que 1,5 millones de toneladas al año, lo que equivale a un incremento anual de nada menos que 8 kg de nitrógeno reactivo por hectárea de bosque.

La aplicación de fertilizantes agrícolas contribuye al aumento del nitrógeno reactivo emitido a la atmósfera. Este aumento se atribuye también a la volatización de amoníaco y a las emisiones de N2O procedentes de la quema de biomasa y combustibles fósiles.

Además de incrementar las emisiones de N2O procedentes de suelos forestales, nocivas para el clima, la mayor deposición de nitrógeno reactivo en los bosques provoca una disminución de la diversidad de especies animales y vegetales. El aumento de las emisiones de nitratos también afecta al suministro de agua.

El ENA, un estudio pionero que analiza los múltiples peligros que plantea la contaminación por nitrógeno, hace especial hincapié en la repercusión del nitrógeno en Europa por cuanto se refiere al cambio climático y la pérdida de biodiversidad, especificando las regiones en riesgo.

En alusión a la importancia de reducir las emisiones de nitrógeno, el Dr. Mark Sutton, del Centro de Ecología e Hidrología del Reino Unido, declaró: «Éste es un hallazgo de suma importancia. De él se deduce que la emisión de nitrógeno a la atmósfera por parte de la industria y la agricultura ejerce un impacto mucho mayor del que se suponía en las emisiones de gas nitroso procedentes de los suelos. Es un argumento más que subraya la gran importancia de reducir las emisiones de óxidos de nitrógeno y amoníaco para proteger el clima, la calidad del aire y la biodiversidad.»

Por su parte, el profesor Klaus Butterbach-Bahl del Instituto de Tecnología de Karlsruhe (KIT, Alemania) aseguró en la presentación del estudio ENA: «La actual tasa de deposición de nitrógeno reactivo atmosférico es excesivamente elevada.» Este investigador del KIT es además director del Departamento de Investigación Medioambiental Atmosférica del Instituto de Meteorología e Investigación Climática (IMK-IFU, Alemania) y autor sénior del capítulo del ENA dedicado al peligro que supone el nitrógeno reactivo para el equilibrio en las emisiones de gases de efecto invernadero en Europa.

En una investigación relacionada, el propio profesor Butterbach-Bahl y sus colaboradores aseguran que las concentraciones atmosféricas de N2O se han disparado «desde la época preindustrial por la injerencia humana en el ciclo global del nitrógeno, siendo la ganadería una de las principales fuentes».

Esta investigación fue financiada en parte por el proyecto NITROEUROPE («El ciclo del nitrógeno y su influencia en el balance de gases de efecto invernadero en Europa»), al que se adjudicaron casi 17 millones de euros por medio del área temática «Desarrollo sostenible, cambio planetario y ecosistemas» del Sexto Programa Marco (6PM) de la UE.

Vía: Cordis, 3/04/2011
F:http://cordis.europa.eu/fetch?CALLER=ES_NEWS&ACTION=D&SESSION=&RCN=33304

Presumamos de bosques

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) nos señala como el país europeo donde más aumentaron los bosques en los últimos años. El Inventario de daños forestales, elaborado por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, concluye que el 85% de los árboles estudiados presentan un aspecto saludable. La superficie forestal afectada por incendios en 2010 fue un 63% inferior a la media del decenio anterior.

España pasó de 12 millones de hectáreas a 18 en los últimos 40 años

En pleno Año Internacional de los Bosques, y a las puertas de un verano en el que de nuevo se activarán todas las alarmas de cara a evitar incendios forestales, conviene recordar la valía de los bosques españoles, precisamente para impedir que las llamas destrocen uno de los tesoros botánicos más importantes de Europa y del mundo. Si se obvia la enormidad de Rusia (800 millones de hectáreas de bosque) y los monocultivos de coníferas de Suecia (28 millones de hectáreas) y Finlandia (22 millones de hectáreas), España emerge como líder en diversidad forestal con sus 18,5 millones de hectáreas, en las que reparte encinas, pinos, hayas, robles, abetos y laurisilvas entre bosques atlánticos, mediterráneos, pirenaicos, canarios, dehesas y de ribera. Y la cosa podría ir mejor, ya que más de la mitad del territorio (27,5 millones de hectáreas) está declarado como forestal.

En los 18,5 millones de hectáreas se incluyen también los eucaliptales, pinares y choperas cuyo fin primordial es la producción de pasta de papel y madera, algo que para las asociaciones ecologistas las desacredita para ser consideradas como bosque. La Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA) ha redoblado en este año conmemorativo su campaña Un bosque no es un cultivo, en la que afirma que "no se puede meter a los dos en un mismo saco, como hace la FAO, y que de forma muy sibilina aprovechan las empresas del sector forestal para extender sus cultivos a nivel mundial". En un reciente informe presentado por Greenpeace y otras ONG, La conflictividad de las plantaciones de eucaliptos en España y Portugal, se acusa a la "eucaliptización" de alterar el suelo con aterrazamientos, ocupar espacios naturales protegidos y rebajar la biodiversidad. Por todo lo anterior, piden que "se acabe con esta expansión masiva y desordenada de las plantaciones".

Sin llegar al grado de intervención industrial que denuncian los ecologistas, sí parece claro que las masas boscosas necesitan de la mano de hombres y mujeres para que crezcan de manera ordenada. Durante la presentación del informe de la FAO (Situación de los bosques en el mundo), su director general adjunto y director del departamento de bosques, Eduardo Rojas, reconoció el incremento notable de las forestas españolas, incluso reciente, ya que entre 2000 y 2010 alcanzó las 118.500 hectáreas de crecimiento anual, líder europeo muy por delante de Suecia (81.400 hectáreas por año), y desde 1975 se ha pasado de 12 a 18 millones de hectáreas. Sin embargo, Rojas advirtió de que el aumento se debió tanto a "las repoblaciones realizadas entre las décadas de los años cuarenta y setenta como al abandono del medio rural y a la expansión espontánea de bosques en zonas de montaña".

"El hundimiento del medio rural", añadía Rojas, "trajo consigo un decaimiento del cultivo y el pastoreo, que hizo posible el aumento de nuestros bosques", ventaja que no será tal si no se aplican políticas más activas que "nos lleven a controlar la expansión de manera deseable para evitar futuros incendios". "Debemos usar los bosques, porque si los usamos fomentamos su protección dentro de los márgenes de la sostenibilidad". Esto lo dice Álvaro Picardo, asesor en temas forestales del Gobierno de Castilla y León, ingeniero de montes y uno de los impulsores del Bosque Modelo de Urbión, entre Soria y Burgos, un ejemplo donde se combina la explotación forestal (ganadera, maderera, resinas...) y la conservación de la biodiversidad.

Picardo pronostica que el avance confirmado por la FAO "va a continuar al menos durante los próximos 50 años, y cada vez va a ir a mejor porque estamos en un proceso natural en el que se va a incrementar la biomasa y la diversificación de especies". Pero para que el crecimiento sea sostenible y a la vez tenga la función que la sociedad demanda, el mismo Picardo señala que "de media, hay que intervenir en los bosques cada 15 años, para evitar riesgos de incendios, proliferación de plagas, que haya densidades excesivas o, simplemente, para que sea más agradable pasear".

Desde las filas ecologistas, Félix Romero, responsable del programa de bosques de WWF-España, está de acuerdo en aprovechar los potenciales económicos y sociales de los bosques, pero "dentro de una política de Estado". "La conservación de los bosques", continúa, "debería ser algo estratégico para el Gobierno central y para las comunidades autónomas, principalmente por todos los beneficios que reportan: agua, oxígeno, biodiversidad, madera, protección de suelos... Es inconcebible que importemos madera de países tropicales, resina china y combustibles del norte de África y Oriente Próximo cuando todo lo podríamos obtener de nuestros bosques con una gestión eficaz". Una de las herramientas que se consideran idóneas desde el ámbito conservacionista para conseguir estos objetivos es la certificación forestal.

Mucho ha de cambiar la situación, porque solo el 13% de la superficie forestal española cuenta con planes de gestión. Según Picardo, "porque el bosque no es rentable". Entre otras cosas, demandan un sistema que retribuya los servicios que prestan los bosques, y que principalmente iría destinado a los propietarios, que en su inmensa mayoría (casi el 75%) son privados.

"No estamos en la mejor coyuntura económica para invertir mucho más en los bosques, pero sí es cierto que cooperamos con las comunidades autónomas para implantar directrices de ordenación de montes arbolados para incrementar y mejorar la gestión". José Jiménez, director general de Medio Natural y Política Forestal del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), recuerda que el Estado no ha perdido su papel de catalizador de las políticas en este sector, máxime cuando pasan cosas que no ocurrían desde hace muchos años: "En las últimas décadas se han recuperado formaciones vegetales, como los quejigares, en zonas donde no se conocían".

La sensación general es que los bosques requieren una mayor valoración, política y social. Todavía hoy, estaciones de esquí, embalses, urbanizaciones y carreteras en varios puntos de España se señalan como elementos perturbadores, cuando no aniquiladores, de la variedad forestal. Grandes referencias de la biodiversidad española y europea habitan en este mosaico botánico: urogallo, oso pardo, buitre negro, murciélagos forestales, palomas endémicas (rabiche y turqué), pinsapo, acebo, madroño, musgo, líquenes, helechos, hongos...

Gregorio Montero, presidente de la Sociedad Española de Ciencias Forestales, pone también sobre el tapete otra función importante, la fijación de dióxido de carbono (CO2), y avanza los resultados actualizados de un estudio del Centro de Investigación Forestal del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA). "Según los últimos datos", asevera, "los árboles absorben cada año 87 millones de toneladas de CO2. Eso supone que fijan el 23,4% del total de emisiones anuales que se producen en España". Desde la Administración, José Jiménez añade que "otras de las funciones que hay que valorar mucho en los bosques es su preparación para el cambio climático, intentar que sean menos sensibles a este fenómeno y potenciar su capacidad de adaptación al mismo y su función como fijación de emisiones".

Todos aclaran que intervenir no significa solo aprovechamiento comercial. Por un lado, se ha visto que algunos bosques se recuperan de forma espontánea, como los quejigares, y, por otro, existen figuras de protección que siempre tenderán a salvaguardar forestas únicas por su biodiversidad. Además de las figuras españolas, la Red Natura 2000 europea va en la misma línea de protección. Como dice Álvaro Picardo, "aprovechamiento de los bosques no significa que se siga el mismo criterio en todos, porque en algunos cantábricos o pirenaicos únicamente se busca una función de protección de cantaderos de urogallo, y punto".

Los más amenazados

¿Cuántos tipos de bosques conocemos? Pinar, hayedo, alameda, alcornocal, robledal, castañar, chopera, encinar, olmeda, sabinar... Aquí van 10. Si hojeamos una obra de referencia, Bosque de bosques, de Joaquín Araújo y Emilio Blanco, entre otros, la cifra se va a 60, y se citan acebeda, abedular, palmeral, quejigar, sauceda, tarayal, tejera, bosque de ribera, abetal... Si saltamos a un ámbito más técnico, el contenido en el Mapa forestal de España, la cifra se desboca hasta los 4.921 tipos de teselas, es decir, pequeñas (incluso diminutas) y grandes formaciones forestales diferenciadas unas de otras. Un ejemplo: encinar adehesado sobre mosaico irregular de cultivos agrícolas y pastizal estacional denso.

Hace aproximadamente año y medio, WWF España publicó Los bosques que nos quedan y propuesta de WWF para su restauración. En este caso se revisaban también cerca de 60 paisajes vegetales diferentes para identificar los bosques que se mantienen y las zonas prioritarias de restauración forestal. El informe concluía que "carrascales, carballeiras, robledales ibéricos y sabinares canarios se encuentran casi en peligro de extinción, ya que solo se conserva entre el 5% y 15% de su potencial".

Vía: El País, 15/04/2011

F:http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Presumamos/bosques/elpepusoc/20110415elpepusoc_7/Tes

Clonación de "superárboles" contra el cambio climático

Un grupo de "socorristas" se ha impuesto una misión ambiental: clonar árboles para combatir el cambio climático.

Pero no cualquier especie, sino los llamados "superárboles", como se conoce a las sequoias gigantes de la Sierra Nevada de California y a las sequoias rojas o redwoods que crecen en las zonas costeras del este de Estados Unidos, entre las que hay ejemplares de más de 2.000 años de antigüedad.

Los responsables del Archivo de Árboles Antiguos Arcángel, una organización sin fines de lucro, son a la vez exploradores de bosques y científicos de laboratorio.

En total, han identificado unas 200 especies ecológicamente indispensables, de las que se dedican a recoger el material genético. Son plantas emblemáticas, desde las famosas sequoias hasta el cedro que adorna la bandera de Líbano o los robles reyes de los bosques de Irlanda.

"Vaya si son árboles históricos: el cedro libanés está mencionado 72 veces en la Biblia, por ejemplo, y California tiene varios de los ejemplares en la lista de los árboles más viejos que siguen en pie", le dice a BBC Mundo David Milarch, cofundador del proyecto y a todas luces arbolista apasionado.

El rescate es necesario, recalca el experto, porque la contaminación y la deforestación han cobrado su cuota a los ecosistemas y hoy "95% de los últimos grandes árboles que por milenios nos han permitido mantener un equilibrio en la naturaleza han sido talados o destruidos".

La idea de clonarlos es seguida, luego, por la de recrear los bosques nativos que se han perdido.

"Los bosques ancestrales son los más efectivos para recuperar el ambiente, para limpiarlo...Y la principal función ambiental que prestan los árboles es la de absorber el dióxido de carbono, mayormente responsable del calentamiento global"

David Milarch, cofundador del proyecto

"Los bosques ancestrales son los más efectivos para recuperar el ambiente, para limpiarlo... Y la principal función ambiental que prestan los árboles es la de absorber el dióxido de carbono (CO2), mayormente responsable del calentamiento global", le explica Milarch a BBC Mundo.

Mediante excursiones a los bosques estadounidenses, este especialista y sus colaboradores –entre ellos, su hijo- han recopilado ADN vegetal desde la década de los años 90. Recogen tocones y brotes, toman fragmentos de árboles en pie y rastros biológicos de los aparentemente desaparecidos.

Luego, en el laboratorio se encargan de multiplicarlos con métodos de clonación como la llamada micropropagación, en la que las porciones microscópicas de las plantas se alimentan con hormonas sintéticas para lograr ejemplares genéticamente idénticos.

Hoy, una veintena de personas trabaja en este "centro de producción arbórea" bajo techo. Allí dicen que almacenan muestras de árboles protegidos, como el Stagg (el quinto más grande del mundo, según algunas clasificaciones) y que han logrado hazañas científicas como la de clonar sequoias milenarias, cuando hasta hace no mucho no se había superado la marca de los 90 años.

Entre las sequoias hay ejemplares de más de 2.000 años de antigüedad.

Es precisamente en este aspecto que el proyecto ha generado objeciones: hay quienes consideran que los ejemplares viejos no son los más indicados para ser genéticamente multiplicados y que las réplicas salidas del laboratorio no tienen el mismo nivel de defensas contra las enfermedades, los insectos o las plagas que los árboles que evolucionan libremente en los bosques.

Además, otros expertos opinan que las especies que han desaparecido o están en vías de extinción cumplen simplemente con una norma de la naturaleza: la de la supervivencia del más apto.

Desde Arcángel refutan este concepto, basándose en la idea de que gran parte del desempeño de las especies vegetales –y animales– en los últimos tiempos ha estado afectado por el hombre y su efecto nocivo sobre el entorno.

"Si no hubiera habido cambio climático y deforestación, muchas de estas plantas no hubieran desaparecido. Por eso hay que rescatarlas y, en su medida, ellas mismas pueden colaborar para revertir el daño", insiste Milarch.

La selección de los "superárboles" para este experimento tiene base científico. Los arbolistas sostienen que los bosques nativos son los más aptos y constituyen una opción más sustentable en el largo plazo que la introducción de especies exóticas, como el pino o el eucaliptus que proliferan por todas las geografías del planeta.

Pero, además, las sequoias y otros ejemplares gigantes parecen procesar con mayor eficacia el CO2: crecen rápido, absorben mucho gas tóxico porque tienen gran tamaño y lo almacenan por mucho más tiempo, ya que el carbono es liberado a la atmósfera cuando el árbol muere y, en estos casos, se garantiza que quedará "atrapado" por siglos, incluso milenios.

Ahora, a los "multiplicadores de árboles" les hace falta contar con la buena predisposición de individuos e instituciones: todos los ejemplares creados en el laboratorio deberán ser plantados en espacios reales para cumplir con su función sanadora del hábitat.

Aquí, los pragmáticos también tienen sus reservas sobre la propuesta: no son muchos los que pueden plantar una sequoia, de una altura equivalente a un edifico de 40 pisos, en la plaza del pueblo o en el jardín del fondo de la casa.

Valeria Perasso

Vía: BBC Mundo, 16/04/2011

F:http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2011/04/110412_verde_arboles_sequoias_eeuu_cambio_climatico_lh.shtml

sábado, abril 02, 2011

Descubiertas 20 nuevas especies marinas en Canarias

La organización conservacionista Oceana pide multiplicar por cien el área marina protegida en la actualidad en las islas para cumplir con la legislación europea y los compromisos de la ONU

Corales espectaculares -negros pluma y blandos bola-, campos de esponjas de cristal y otras denominadas chupa-chups azul, el pez armado, el pulpo blanco, la caracola pirámide y la ostra gigante son algunas de una veintena de especies vistas por primera vez en Canarias. También es el caso de la raya noriega, reencontrada para la ciencia en un área cercana a Fuerteventura -Amanay-, consideraba ya extinguida. Asimismo, ha sorprendido encontrar un tipo de pez de profundidad muy longevo, el pez reloj -70 años de vida-, y por tanto vulnerable por tardar mucho en reproducirse.

La investigación, realizada por la organización internacional dedicada a la conservación de los océanos Oceana, fue presentada ayer en la sede de la Fundación Biodiversidad en Madrid. El relato de las 32 inmersiones hechas por buceadores y otras 49 con robot, en profundidades de entre 40 y 700 metros, lo hizo el coordinador del proyecto, Ricardo Aguilar, que mostró su asombro por haber encontrado tanta biodiversidad: "Hemos llegado a catalogar hasta 500 especies diferentes", apuntó.

A bordo del catamarán Oceana Ranger, la organización realizó una expedición de dos meses de duración en 2009 por aguas de Canarias, cuyos resultados se han presentado en un informe que pide la protección de 74.000 kilómetros cuadrados marinos. Esta extensión, sumada a las reservas marinas existentes en Canarias -en La Graciosa, El Hierro y La Palma-, supondría proteger un área 100 veces mayor que el 0,15% actual y permitiría cumplir lo establecido por la legislación internacional, destacó Aguilar.

Mientras el científico abogó por mantener los sebadales (Cymodosea nodosa) en el polémico Catálogo Canario de Especies Protegidas, la secretaria de Estado para el Cambio Climático, Teresa Ribera -presente en la rueda de prensa-, se excusaba de que esta especie haya sido excluida del Catálogo Nacional y no otras similares del Mediterráneo como las praderas de posidonias al recoger linealmente aquellas especies que estaban incluidas en el inventario autonómico en vigor. También precisó que el actual Catálogo Nacional articula un sistema que permite actualizar en cada momento la situación de las especies en peligro y que cualquiera puede hacer la petición para que se incremente o disminuya la protección dependiendo la decisión de un prestigioso comité científico.

A la pregunta de cuándo se va a primar la ciencia por encima de la política, Ribero consideró que la ciencia y la política cumplen funciones distintas y complementarias. No obstante, el coordinador de Oceana y la propia secretaria de Estado defendieron que se cumplan los convenios internacionales que protegen los sebadales.

Por otra parte, Aguilar precisó la cantidad de rayas y tiburones que se han encontrado -unas 84 especies-, lo que hace de Canarias un santuario de esta especie muy importante para la Unión Europea.

Ribera declaró que el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, a través de la Fundación Biodiversidad, ha apostado por esta investigación, a la que se han aportado tres millones de euros. Se mostró convencida de que hay que conocer previamente las condiciones de biodiversidad en la región Macaronésica para tomar las decisiones oportunas de protección y poder gestionar su riqueza marina.

Oceana propone además en su informe medidas enfocadas a la gestión adecuada de los recursos marinos, así como la conservación de los ecosistemas: proteger especies y hábitats de gran importancia ecológica amenazados como los sebadales y desarrollar medidas específicas de gestión que eviten su continua regresión.

Aguilar enumeró las graves amenazas para la biodiversidad que existen en las islas Canarias como son el incremento de puertos y la construcción de infraestructuras costeras. Y propuso que se reduzca la presión pesquera sobre recursos sobreexplotados y pidió el control de esta actividad.

Oceana instó a prohibir cualquier tipo de sondeo para explotar petróleo o gas natural en las costas canarias. Opinión no compartida por Ribera. Compartieron, no obstante, la idea de favorecer el cambio de modelo hacia las energías renovables.

Aguilar hizo hincapié en la incidencia del cambio climático en el archipiélago, al estar apareciendo especies tropicales hasta ahora desconocidas allí. Asimismo, señaló la necesidad de proteger la zona sur de Canarias por estar todavía virgen; la zona norte de Lanzarote; la reserva entre La Gomera y Tenerife, por ser un importante hábitat de cetáceos; así como ampliar las reservas ya existentes.

SOFÍA MENÉNDEZ

Vía: El País, 01/04/2011

F:http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Descubiertas/nuevas/especies/marinas/Canarias/elpepusoc/20110401elpepusoc_2/Tes