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miércoles, septiembre 18, 2013

Toda la Tierra al alcance del usuario desde el espacio

Que la única perspectiva de toda la Tierra es la que se tiene desde el espacio es obvio. También lo es que los satélites en órbita ven el suelo, el hielo, el agua y los océanos a escala global y miden múltiples parámetros, como las temperaturas, los vientos, los contaminantes, la salinidad de los mares... Los científicos explotan intensamente desde hace años los datos para conocer el planeta. Pero ha llegado la hora de que esa información sea también ampliamente social y económica, que ayude a afrontar los retos y problemas de la población mundial, tal y como se puso de manifiesto en el congreso Planeta Vivo 2013, celebrado la semana pasada en Edimburgo (Reino Unido) con participación de casi 2.000 expertos internacionales.
 
El 71% de la superficie del planeta está cubierto por los océanos y el 29% es tierra firme; de esta, excluyendo la Antártida, el 22% son desiertos, hielo y nieve; el 28%, bosques y selvas; el 25%, tierras de pastoreo; el 13%, zonas urbanizadas, y el 12% está dedicado a las cosechas, detalló Volker Liebig, director de los programas de observación de la Tierra de la Agencia Europea del Espacio (ESA), en Edimburgo. Y más datos: de dos megaciudades en 1979 (Tokio y Nueva York), se ha pasado a 23 en 2011 y serán 37 en 2025; para mediados de siglo habrá que aumentar la producción de alimentos en un 70% respecto a 2005-2007, con una población mundial de 9.000 millones de personas (hacia 2040). Y no solo alimentos. Habrá que optimizar también el suministro de agua y de energía, manteniendo, además, la biodiversidad y los ecosistemas, recordó Volker.  Así, argumentó, la imprescindible perspectiva global necesita la información detallada de la situación y evolución continua del uso del planeta que solo los satélites pueden proporcionar.
 
Igual que la predicción meteorológica basada en información de satélites es un servicio constante, de indudable impacto económico e imprescindible para múltiples actividades, la información detallada y precisa de la humedad del suelo, de las corrientes, mareas y oleajes costeros, de la productividad marina etcetera, debe llegar dentro de poco a planificadores, agricultores, ingenieros de infraestructuras... como servicio imprescindible. Por no hablar de la gestión de desastres naturales o de los delitos medioambientales.
 
“Con el satélite Sentinel 1, que se lanzará el año próximo, vamos a proporcionar, por ejemplo, los datos tomados con radar del hundimiento o elevación del suelo con precisión de un milímetro. Ya se ha hecho para París y para Venecia, y ahora lo haremos para todas las ciudades”, explica el ingeniero español Ramón Torres, jefe del proyecto de ese satélite, el primero de la serie de los Sentinel que formarán el sistema europeo Copérnico. “Esos datos precisos de movimiento del suelo serán de gran utilidad en urbanismo y construcción, por ejemplo, influirán en los materiales y estructuras a utilizar y permitirán que accidentes como el socavón de El Carmelo, en Barcelona, en 2005, no se repitan”, añade Torres. “Es la hora de las aplicaciones comerciales”, subraya Torres. “Y no puedes tener usuarios si no ofreces continuidad y calidad de los datos”, añade. Todo esto va combinado con la revolución de Internet, las redes de datos en banda ancha, los avances en computación, las nuevas herramientas de generación de mapas, etcétera, apunta Volker.
 Copérnico proporcionará datos globales, normalizados y constantes para que se puedan desarrollar aplicaciones que faciliten su uso masivo, han destacado los expertos en Edimburgo. El efecto podría ser algo similar al del sistema GPS que, tomando los datos de los satélites, ha permitido desarrollar múltiples usos. En Copérnico (antes GMES) y sus satélites, la ESA ha invertido 1.600 millones de euros desde 2005, y la UE, 600 millones. Ahora, para su operación, la UE se hace cargo del coste, que asciende a 3.800 millones desde 2014 a 2020. Según los cálculos de la Comisión Europea, Copérnico generará 30.000 millones de beneficios económicos. 
Pero a la vez, las misiones científicas tienen que seguir abriendo camino. “Cara al futuro se planean satélites para la observación, cuantificación y vigilancia de las nieves en el planeta, para obtener la información global sobre la biomasa, midiendo cobertura forestal y altura de los árboles y para conocer con detalle, por ejemplo, las corrientes y otros fenómenos costeros, porque el océano abierto lo conocemos ya bien, pero a muchos efectos es un desierto, ya que la gente vive en la costa, y en ella se desarrollan las actividades económicas principales”, argumenta Alan O’Neill, profesor de la Universidad de Reading (Reino Unido).
 
La misión Biomass revolucionará la gestión y explotación de recursos forestales, pero también tomará información esencial para los científicos del clima, para cuantificar el ciclo del carbono e incluso para verificar los acuerdos internacionales sobre cambio climático, explicó en Edimburgo el experto Shaun Quegal, de la Universidad de Sheffield. El satélite se lanzará en 2020.

España se descuelga
España ha pasado de comprometer una inversión de 670 millones en programas de la Agencia Europea del Espacio (ESA), en los presupuestos plurianuales que se acuerdan en las conferencias de ministros de la organización, a 85 millones en la última reunión, celebrada a finales del año pasado en Nápoles. “Estamos trabajando con la delegación española y con la industria para ver cómo podemos ayudar a las empresas”, señaló, muy diplomáticamente, Jean-Jacques Dordain, director general de la ESA en el congreso de Edimburgo. Puntualizó que se tarda décadas en desarrollar la capacidad industrial en el sector espacial y que se destruye muy rápido lo logrado cuando se interrumpe la inversión.
 
En los programas de observación de la Tierra, que suponen un 22% del presupuesto total de la ESA en 2013 y a los que se asignaron casi 2.000 millones de euros para los próximos años en la conferencia de Nápoles, España se comprometió exclusivamente en dos proyectos, con 59 millones: 52 millones para el programa METOP (con directo interés de la empresa CASA-Espacio Astrium) y siete millones van a SMOS (para cubrir la operación del satélite este año desde la estación de Maspalomas, en Canarias). Ni un euro más. La consecuencia es que, desde principios de 2013, los concursos de la ESA para contratos industriales de todos los demás proyectos de observación de la Tierra llevan una cláusula especificando que no pueden presentarse las empresas españolas, ya que el país no contribuye a la financiación.
 
Vía: El País, 18/09/2013
F:http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/09/17/actualidad/1379448631_611059.html

lunes, septiembre 09, 2013

El Mediterráneo y el Caribe, entre las regiones que necesitan más protección de su biodiversidad

Instituciones estadounidenses e inglesas han identificado las regiones del mundo donde es necesario aumentar las áreas de protección de la biodiversidad para cumplir con los objetivos del Convenio sobre la Diversidad Biológica. Para el 2020, una de sus metas es que el 17% de la superficie de la Tierra sea zona protegida y se conserve el 60% de las plantas endémicas.

Las regiones del Mediterráneo y el Caribe son unas de las áreas que necesitan una mayor protección sobre la biodiversidad para mantener las especies endémicas y reducir el ritmo de su extinción, según un estudio elaborado por investigadores de EE UU y Reunido Unido publicado en la revista Science. Los científicos destacan que estos territorios no coinciden exactamente con los parques naturales y zonas de especial conservación.

“Los ecosistemas mediterráneos suele tener muchas especies únicas y un impacto humano excepcional ya que a la gente le gusta vivir con este clima. Esa combinación ha dado lugar a que muchas especies mediterráneas estén bajo amenaza”, asegura a SINC Clinton Jenkins, investigador del departamento de biología de la Universidad de Carolina del Norte, EE UU, y coautor del artículo.
El estudio se ha elaborado con la información recogida por la base de datos sobre especies vegetales más grande del mundo, realizada por El Real Jardín Botánico de Kew, Inglaterra, con cerca de 110.000 plantas distintas, y utilizando modelos computacionales.

Las regiones identificadas como particularmente ricas en especies incluyen hasta el 75% de todas las de plantas del planeta, así como la mayoría de las especies de aves, mamíferos y anfibios. Esta área está formada por varias islas tropicales y subtropicales, al igual que por las montañas del norte de los Andes el Caribe, América Central, partes de África, Asia y el Mediterráneo. “La mayoría de estas zonas necesitan todavía mayor protección, aunque Costa Rica es líder mundial en mantenimiento de la biodiversidad”, explica el investigador.

Respecto a España, Lucas Joppa, uno de los autores del trabajo y miembro del Laboratorio Computacional de Microsoft en Cambridge, Inglaterra destaca a SINC: “Las Islas Canarias, son importantes porque tienen densidades excepcionalmente altas de especies endémicas, que solo se encuentran en el archipiélago”.
El estudio se ha elaborado con la base de datos sobre plantas más grande del mundo, con más de 110.000 especies distintas

Los investigadores señalan que menos de la sexta parte del planeta está protegida y que el 67% de todas las plantas endémicas del mundo se encuentran solamente en el 17% del territorio. “Actualmente nos encontramos en un 13%, por lo que es necesario un aumento de las áreas protegidas que asegure que el número de especies de plantas a preservar se maximice”, señala Joppa.

"El mundo ha protegido un amplio territorio, algo muy positivo", dice Stuart Pimm de la Universidad de Duke, en EE UU, otro de los investigadores. “La mejor noticia es que estas áreas protegidas funcionan, y sus fronteras tienden a permanecer intactas y retrasan la pérdida de biodiversidad". Las áreas que no están protegidas tienen una tasa de extinción que es de 100 a 1000 veces más rápida que la natural.

Objetivos del Convenio sobre la Diversidad Biológica
El artículo concluye que para cumplir los objetivos del Convenio sobre la Diversidad Biológica de preservar el 17% de la superficie de la Tierra y conservar el 60% de las plantas para el año 2020, solo se alcanzarán si se aumentan las áreas de especial protección. “Es posible cumplir pero se requerirá mucha voluntad política y el compromiso de proteger el futuro de la vida del planeta”, asegura Jenkins. “Nos estamos quedando sin tiempo para tomar decisiones importantes sobre el futuro”.

Pimm concluye que aunque la situación actual es buena "necesitamos hacer más para alcanzar las metas establecidas y centrar nuestra atención en estas áreas importantes para proteger los archipiélagos e involucrar a la gente indígena alrededor del mundo".

Este trabajo nació tras la celebración de dos tratados internacionales: las Metas de  Aichi de la Convención sobre Diversidad Biológica, acordada en octubre 2010, y la Estrategia Global para la Conservación de Plantas de la Convención. Las conclusiones del estudio llegan semanas antes de que se produzcan las reuniones de la Convención en Montreal, Canadá, del próximo octubre.

Referencia bibliográfica:
L. Joppa; P. Visconti at Microsoft Research in Cambridge, UK; C.N. Jenkins at North Carolina State University in Raleigh, NC; S.L. Pimm at Duke University in Durham, NC. "Achieving the Convention on Biological Diversity’s Goals for Plant Conservation," Science 6 de Septiembre 2013.

Vía: SINC, 05/09/2013
F.http://www.agenciasinc.es/Noticias/El-Mediterraneo-y-el-Caribe-entre-las-regiones-que-necesitan-mas-proteccion-de-su-biodiversidad

El lago Arreo, una ventana al clima de los últimos 2.500 años

Un estudio liderado por investigadores del Instituto Pirenaico de Ecología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el lago Arreo, en Álava, ha permitido reconstruir el clima y la actividad humana en la región de los últimos 2.500 años. 

El análisis de los sedimentos del lago ha revelado las huellas de la denominada Anomalía Climática Medieval (890-1300 d.C.), una etapa con predominio de temperaturas altas y una marcada aridez. Los resultados se han publicado en la revista Paleogeography, Paleoclimatology, Palaeoecology.

La Anomalía Climática Medieval coincidió con el inicio de la Edad Media en la Península Ibérica. El aumento de la temperatura registrado en todo el hemisferio norte tuvo como consecuencia el descenso del nivel del lago, lo que se tradujo en un incremento de la salinidad en Arreo.

Los estudios, llevados a cabo en colaboración con la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad de Minnesota y la Fundación Valle Salado de Añana, ponen de manifiesto la transición que sufrió el lago, que se caracterizó por una salinidad muy elevada durante la Anomalía Climática Medieval y más baja durante el siglo VII y la 'pequeña edad de hielo', entre los siglos XIV y XIX.

LA HUELLA DEL HOMBRE
"Un tipo de algas microscópicas, las diatomeas, nos han aportado información sobre los cambios en el ecosistema lacustre, muy sensible al impacto del clima y la actividad humana. Durante etapas más húmedas, el número de diatomeas de origen planctónico se incrementó. Otras especies de diatomeas que viven en condiciones de mayor eutrofia, con altas cantidades de nutrientes, aumentaron en periodos con una mayor presencia del hombre y de tierras cultivadas", señala Juan Pablo Corella, investigador del CSIC en el Museo Nacional de Ciencias Naturales.

El estudio detallado del polen ha revelado los cambios sufridos por la vegetación del sur de Álava durante los últimos dos milenios. "El polen acumulado en el sedimento es como un sensor de la vegetación local y regional. Hemos observado que la evolución de los bosques está fuertemente determinada por las diferentes fases climáticas, así como por la deforestación y los incendios asociados a las actividades humanas en la zona desde época romana", señala el investigador del CSIC.

Además de la información climática, los investigadores han aportado por primera vez datos científicos a la evolución histórica del Valle Salado de Añana, una de las salinas mejor conservadas del mundo y candidata a Patrimonio Mundial de la UNESCO.

"Hemos observado cómo la explotación de estas salinas desde época romana afectó al ecosistema lacustre y a la vegetación. La región sufrió varias deforestaciones asociadas a las fases de construcción de la explotación y el polen nos muestra el aumento de las zonas de pasto y de cultivo, sobre todo durante la Edad Media. Además, las recientes prácticas agrícolas han alterado notablemente el funcionamiento del lago durante las últimas décadas", agrega Corella.


Juan Pablo Corella, Vania Stefanova, Adel El Anjoumi, Eugenio Rico, Santiago Giralt, Ana Moreno, Alberto Plata-Montero, Blas L. Valero-Garcés. A 2,500-year multi-proxy reconstruction of climate change and human activities in northern Spain: the Lake Arreo record. Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology. DOI: 10.1016/j.palaeo.2013.06.022.
 
Vía: Madri+d, 09/09/2013
F:http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=57874&origen=notiweb&dia_suplemento=lunes