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"No se desea lo que no se conoce" (NASÓN, PUBLIO OVIDIO) 43 AC-17 DC

viernes, julio 19, 2013

Científicos resuelven un misterio marino de 14.000 años

Al final de la última Edad de Hielo‎, cuando el mundo se empezó a calentar, una franja del Pacífico Norte volvió a la vida.  

Durante una breve explosión de la productividad biológica, datada hace 14.000 años, este tramo del mar se llenó de fitoplancton, foraminíferos y otras criaturas diminutas, que prosperaron en gran número hasta que su productividad terminó, de manera tan misteriosa como había empezado, sólo unos pocos cientos de años más tarde. Sobre este hecho, los expertos han sostenido durante un tiempo la teoría de que el hierro fue lo que provocó dicha explosión biológica.

Sin embargo, un nuevo estudio dirigido por científicos del Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI) de EE.UU. (y en el que han colaborado investigadores de la Universidad de Bristol, de la Universidad noruega de Bergen y del Lamont Doherty Earth Observatory de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos) sugiere que el hierro podría no haber jugado un papel tan importante.

UNA TORMENTA PERFECTA, PERO TRANSITORIA

La investigación, publicada en la revista Nature Geoscience, ha determinado que fue un mecanismo diferente -una "tormenta perfecta" transitoria de nutrientes y luz- lo que habría estimulado la vida marina en el Pacífico después de la Edad de Hielo. Sus conclusiones resuelven una controversia sobre la relación entre el hierro y la productividad biológica durante ese período; y tendrían posibles implicaciones en los esfuerzos de geoingeniería para frenar el cambio climático mediante la fertilización con hierro de la capa superior de los océanos, con el fin de estimular la floración del fitoplancton.

"Mucha gente ha puesto mucha fe en el hierro, pero puede que no siempre haya sido tan importante como pensamos, "explica la científico del WHOI, Phoebe Lam, coautora del estudio, en un comunicado de dicho centro. Dado que se sabe que el hierro ha causado la proliferación de la actividad biológica en el actual Pacífico Norte, los investigadores habían asumido que este metal desempeñó un papel clave también en el pasado.

Los expertos han sostenido que, a medida que los glaciares de la Edad de Hielo comenzaron a derretirse y los niveles del mar aumentaron, éstos sumergieron la plataforma continental circundante, lo que elevó los niveles de hierro marino y, en consecuencia, desencadenó una explosión de vida. Estudios previos con sedimentos extraídos del lecho marino habían proporcionado evidencias sobre dicha explosión pasada, en forma de ópalo y carbonato de calcio, materiales que componen el fitoplancton y las conchas de los foraminíferos.

Pero, hasta ahora, nadie había buscado específicamente en registros fósiles signos de que el hierro de la plataforma continental jugara un papel en la floración de la vida del Océano Pacífico de esos tiempos.

NO HABÍA MÁS HIERRO ENTONCES
Lam y un equipo internacional de colaboradores revisaron datos de los sedimentos para probar directamente esta hipótesis. Analizaron en concreto el núcleo de sedimentos oceánico GGC-37, extraído de un sitio cercano a la península rusa de Kamchatka, cada cinco centímetros aproximadamente, retrocediendo así en el tiempo hasta antes de que comenzara dicha floración biológica.

A continuación, analizaron la composición química de esta muestra, midiendo la abundancia relativa en ella de isótopos de dos elementos - neodimio y estroncio-, lo que indicó qué variantes del hierro estaban presentes en ellos entonces.

Las tasas de abundancia de isótopos resultaron una pista especialmente importante, ya que indicaron de dónde procedía el hierro: una variante señaló que éste venía de la antigua Meseta de Loes del norte de China, una frecuente fuente de polvo rico en hierro del Pacífico noroeste; mientras que otra variante sugirió que otra plataforma volcánica continental más reciente fue la fuente de hierro.

Este hallazgo sorprendió a los investigadores: "Comprobamos que el flujo de hierro fue muy alto durante los períodos glaciares, y que cayó durante la desglaciación", explica Lam. "No encontramos ninguna evidencia de un incremento del hierro justo antes de ese pico de productividad. (biológica)."

El hierro que los investigadores encontraron durante las épocas glaciales pareció venir complementado por una tercera fuente, posiblemente del área del Mar de Bering, pero no tuvo un efecto significativo en el pico de dicha productividad. Por el contrario, los datos obtenidos sugirieron que los niveles de hierro estaban disminuyendo cuando comenzó la explosión biológica.

UNA CONFLUENCIA DE FACTORES COMO CAUSA
A partir de los resultados arrojados por estos análisis, los investigadores proponen una causa diferente para dicha explosión: una cadena de acontecimientos habría propiciado las condiciones ideales para que la vida marina floreciese en la zona brevemente.

Por un lado, el clima cambiante habría provocado una combinación profunda en el Pacífico Norte, concitando en las capas superficiales del mar los nutrientes de los que depende el diminuto plancton, pero también mezclando el plancton en las profundidades, en las que la luz para la fotosíntesis era demasiado escasa para que los nutrientes prosperasen. A continuación, un chorro de agua dulce procedente del derretimiento de los glaciares (evidenciado en un cambio en la cantidad de cierto isótopo del oxígeno presente en las conchas de los foraminíferos del núcleo analizado) habría detenido esa combinación, atrapando el fitoplancton y otras criaturas pequeñas en una amplia, luminosa, rica en nutrientes, y fina capa superior del océano.

Esta exposición mayor a niveles de luz y nutrientes, unida a una presencia de hierro relativamente alta, las criaturas florecieron. "Creemos que, en última instancia, esto es lo que provocó el pico de productividad biológica entonces: la confluencia de todos estos factores”, afirma Lam. Pero esta circunstancia fue "pasajera, porque el hierro siguió disminuyendo y, finalmente, los nutrientes se acabaron".

LA FERTILIZACIÓN CON HIERRO PODRÍA NO SER EFECTIVA
Los hallazgos del presente estudio, además de refutar la hipótesis de que el hierro causó esta antigua floración, plantean cuestiones sobre una idea muy moderna. Algunos científicos han propuesto sembrar los océanos con hierro para provocar el florecimiento del fitoplancton, que a su vez podría atrapar parte del dióxido de carbono atmosférico, ayudando así a detener el cambio climático.

Esta idea ha suscitado una gran controversia, porque las evidencias de la potencial eficacia de este sistema para la captación de CO2, así como sobre su potencial impacto en la vida marina han sido desiguales. Los autores de la presente investigación creen que ésta demuestra que antes de pensar en la adición de hierro al océano como método de secuestro del CO2, habría que realizar más estudios en sistemas naturales en los que ya se hayan dado estas condiciones en escalas de tiempo prolongadas, para identificar las verdades consecuencias que tendría fertilizar el mar con este metal.

Referencia bibliográfica:

Phoebe J. Lam, Laura F. Robinson, Jerzy Blusztajn, Camille Li, Mea S. Cook, Jerry F. McManus, Lloyd D. Keigwin. Transient stratification as the cause of the North Pacific productivity spike during deglaciation. Nature Geoscience (2013). DOI: 10.1038/ngeo1873. 

Vía: Tendencias 21,  15/07/2013
F:http://www.tendencias21.net/Cientificos-resuelven-un-misterio-marino-de-14-000-anos_a21250.html

martes, julio 16, 2013

Así surgió el oxígeno en la Tierra

El oxígeno es necesario para la supervivencia de la mayoría de las especies vivas en la Tierra. Pero la atmósfera del planeta no siempre contiene esta sustancia imprescindible para la vida, y uno de los misterios más grandes para la ciencia es conocer cómo y cuándo comenzó inicialmente la fotosíntesis del oxígeno, el proceso responsable de la producción del oxígeno a partir de la ruptura de moléculas de agua en nuestro planeta.

Ahora, un equipo liderado por geobiólogos del California Institute of Technology (Caltech) ha encontrado la evidencia de un proceso precursor en el que está implicado el manganeso, que actúa como depredador de cianobacterias, el primer grupo de organismos que utiliza la fotosíntesis para liberar oxígeno en el medioambiente.

El hallazgo, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) bajo el titulo Manganese-oxidizing photosynthesis before the rise of cyanobacteria, ofrece un rotundo soporte a la idea de que la oxidación del manganeso (que, pese a su nombre, es una reacción química en la que no toma parte el oxígeno) facilita un peldaño evolutivo para el desarrollo del proceso fotosintético de oxidación del agua que se da en las cianobacterias.

"El proceso fotosintético de oxidación o ruptura de la molécula del agua fue inventado por las cianobacterias hacer aproximadamente unos 2,4 billones de años y, después, fue tomado prestado por otros organismos de alrededor -explica Woodward Fischer, profesor asistente de Geobiología en el Caltech y coautor del estudio-. Las algas tomaron prestado este sistema de fotosíntesis de las cianobacterias, y las plantas son sólo un grupo de algas que tomaron la fotosíntesis en la tierra, por lo que pensamos que con este descubrimiento estamos contemplando el comienzo de la maquinaria molecular que dio origen al oxígeno".

La fotosíntesis es el proceso por el cual la energía que procede del Sol es utilizada por las plantas y otros organismos para romper las moléculas de agua y dióxido de carbono con el fin de fabricar carbohidratos y oxígeno. El manganeso se requiere para que se produzca la ruptura del agua, por lo que cuando los científicos empezaron a preguntarse qué pasos evolutivos habían conducido a la presencia de una atmósfera oxigenada en la Tierra, comenzaron por prestar atención a la evidencia del proceso fotosintético de oxidación del manganeso en la cianobacterias, que era anterior en el tiempo. Puesto que la oxidación simplemente es un proceso que implica la transferencia de electrones para incrementar la carga de un átomo, y ya que esto puede lograrse utilizando luz o dióxido de carbono, podría haber ocurrido antes del surgimiento del oxígeno en nuestro planeta.

"El manganeso desempeña un rol esencial como catalizador necesario en los procesos contemporáneos de ruptura del agua en biología, por lo que su proceso fotosintético de oxidación podría tener sentido como un potencial fotosistema de transición", explica Jean Johnson, estudiante graduada en el laboratorio Fischer del Caltech y líder del estudio del Caltech.

Para comprobar la hipótesis de que la fotosíntesis basada en el manganeso ocurrió antes que la evolución de las cianobacterias del oxígeno, los investigadores examinaron sedimentos marinos de rocas con grandes depósitos de manganeso, obtenidos recientemente en excavaciones llevadas a cabo por el Agouron Institute y datados en Sudáfrica hace unos 2.415 millones de años.

El manganeso se disuelve en el agua del mar. De hecho, si no hay fuertes oxidantes alrededor que puedan captar sus electrones, se mantiene en estado acuoso, explica Fisher. Sin embargo, en cuanto se oxida o pierdes electrones, el manganeso precipita, formando un sólido que puede alcanzar altos grados de concentración dentro de los sedimentos del fondo marino.

"La simple observación de estos grandes enriquecimientos -que alcanzan el 16% de manganeso en algunas muestras- ofrecía una fuerte evidencia de que el manganeso había pasado por una oxidación, aunque esa afirmación requería de una confirmación", explica. Para probar la tesis de que el manganeso formaba parte originalmente de las rocas de Suráfrica y que no fue depositado allí más tarde por fluidos hidrotermales o cualquier otro fenómeno, Johnson y su equipo desarrollaron y emplearon técnicas que permitían al equipo evaluar la cantidad y el estado de oxidación de las cargas de manganeso mineral en escalas muy pequeñas, de hasta 2 micronésimas.

"Sin duda, trabajar con estas rocas en una escalas de micronésismas era muy complicado -confiesa Fischer-. Y más todavía porque las rocas ocupaban cientos de metros de estratos repartidos a lo largo de cientos de kilómetros cuadrados de la cuenca oceánica, por lo que era necesario estar preparados para trabajar entre varias escalas, desde las muy detalladas, hasta aquellas que comprenden todo el depósito y que son necesarias para entender cómo funcionaba todo este viejo proceso medioambiental".

Empleando estas aproximaciones multiescala, Johnson y sus compañeros demostraron que el manganeso estaba originalmente en las rocas y que primero se depositó en los sedimentos como óxido de manganeso. También probaron que la oxidación del manganeso sucedió a lo largo de una amplia franja de la antigua cuenca marina y durante todo el espectro de tiempo al que se ha tenido acceso gracias a las excavaciones.

"Es realmente increíble poder utilizar las técnicas de Rayos X para mirar atrás en los registros de las rocas y emplear las observaciones químicas a escalas microscópicas para arrojar luz sobre algunos de los procesos y mecanismos fundamentales que ocurrieron hace billones de años -confirma Samuel Webb, coautor del trabajo y científico de referencia en el SLAC National Accelerator Laboratory en la Universidad de Stanford, donde la mayoría de los experimentos del estudio tuvieron lugar-. Las preguntas relativas a la secuencia fotosintética y al consiguiente surgimiento del oxígeno en la atmósfera con críticas para entender no sólo la historia de nuestro propio planeta, sino las bases de cómo la biología ha perfeccionado el proceso de la fotosíntesis a lo largo del tiempo".

DOS TÉCNICAS
Una vez que el equipo confirmó que el manganeso había sido depositado en fase de óxido cuando las rocas estaban empezando a formarse, comprobaron si esos óxidos de manganeso estaban formados, de hecho, antes de la ruptura fotosintética de la molécula de agua, o si se había formado después como resultado de una reacción con el oxígeno. Para conseguir confirmar la presencia del oxígeno, emplearon dos técnicas distintas. Se trataba de descartar que el proceso fotosintético de ruptura del agua se encontraba evolucionado en este momento del tiempo. De hecho, el manganeso de los depósitos se había oxidado y depositado antes de la aparición de la ruptura de la molécula del agua en las cianobacterias. Esto implica, según explica el equipo investigador, que la fotosíntesis de oxidación de manganeso fue un peldaño que condujo a la producción del oxígeno por medio de la fotosíntesis de ruptura de la molécula del agua.

"Creo que a partir de ahora surgirán un buen número de experimentos adicionales en los que la gente intente conseguir y revertir el proceso de ingeniería del fotosistema de la fotosíntesis del manganeso o las células -expone Fischer-. Una vez que conoces que esto sucedió, surgen más razones para tomarse en serio un programa experimental basado en hacerse este tipo de preguntas. ¿Podemos hacer un fotosistema que sea capaz de oxidar el manganeso pero que no conlleve una ruptura de la molécula de agua? ¿Cómo se comportaría y cuáles son sus procesos químicos? Incluso, considero que sabemos cómo es la ruptura de la molécula del agua hoy en día y cómo es su apariencia, pero todavía no sabemos exactamente cómo funciona. Queda pendiente un descubrimiento mayor todavía para encontrar cómo funciona exactamente la catálisis, y ahora, sabiendo de dónde procede esta maquinaria se pueden abrir nuevas perspectivas sobre su funcionamiento, un conocimiento que puede ayudar a obtener tecnologías que puedan permitir la producción de energía a partir de fotosíntesis artificiales".

MUTAR CIANOBACTERIAS
El siguiente paso en el laboratorio Fischer es que Johnson planea trabajar con otros científicos para intentar conseguir mutar cianobacterias y volver hacia atrás para reproducir la fotosíntesis de oxidación del manganeso. El equipo también planea investigar una serie de rocas del oeste de Australia que tienen una antigüedad similar a la de las muestras empleadas en el estudio y que podrían contener también muestras de manganeso. Si los resultados de sus estudios actuales son una indicación verdadera del proceso fotosintético de oxidación del manganeso, afirman, debe de haber más evidencias de estos procesos en otros lugares del mundo.

"El oxígeno es el fondo en el que esta historia se está desarrollando, pero realmente, esto es un cuento sobre la evolución, sobre ese intenso metabolismo que sucedió una vez, y que es una singularidad evolutiva que transformó el planeta -concluye Fischer-. Estamos consiguiendo conocimientos sobre la evolución de uno de esos destacados procedimientos moleculares que condujeron a la oxigenación de la atmósfera de nuestro planeta, y ahora vamos a seguir estudiándolo desde todos los ángulos para obtener el mayor número de conclusiones posibles".

José Manuel Nieves

Vía: Madri+d, 16/07/2013
F:http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=57451&origen=notiweb&dia_suplemento=martes

miércoles, julio 03, 2013

¿Hubo un bosque de cedros en el Teide?

Investigadores del CSIC se plantean la posibilidad de que en el pasado hubiese un bosque de cedros en Las Cañadas del Teide y estudian si actualmente estos árboles se encuentran en proceso de recuperación gracias a la dispersión de sus semillas por el mirlo capiblanco.

De confirmarse este dato "estaríamos ante un caso insólito en el mundo" en el que el aumento poblacional de este árbol endémico de Canarias dependería en gran medida de la visita de un ave migratoria, que no cría en este archipiélago, afirma Manuel Nogales, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

La investigación surgió a raíz de que Nogales, que es vicedirector del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA-CSIC) en Tenerife, se preguntase por qué razón la población de cedros comenzó a recuperarse en las cumbres de la isla en los últimos 30 años.

Manuel Nogales señala en una entrevista que esta recuperación ha sido importante a pesar de la extinción en Las Cañadas del Teide del cuervo, el ave nativa que en la isla contribuía a dispersar las semillas de esta conífera distribuida en la zona de cumbre.

"*Cómo puede ser que se haya extinguido el dispersor principal de esta planta y que ésta se esté recuperando a este ritmo?", se preguntaba el investigador, quien cita sus principales núcleos de población en lugares como La Fortaleza, Siete Cañadas y la propia Montaña del Cedro.

Su respuesta fue: "Hay algo que seguro desconocemos", y esta inquietud la compartió con la investigadora Beatriz Rumeu, que ha desarrollado su tesis doctoral sobre esta cuestión y que constató algo que se desconocía hasta la fecha: la influencia de un ave migratoria, el mirlo capiblanco, en la recuperación de las poblaciones de este árbol.

Manuel Nogales, que también es responsable del grupo de Ecología y Evolución en Islas del IPNA-CSIC, considera que durante esta investigación se han descubierto cuestiones "muy interesantes" que pueden ser de gran utilidad para la futura gestión de estos espacios naturales de montaña.

También puede deparar "sorpresas", como la de que los cedros hayan sido mucho más abundantes en el actual Parque Nacional y que su supervivencia dependa en gran medida de un ave migratoria "que sigue viniendo" aún a pesar de la gran regresión histórica que ha sufrido este árbol como consecuencia de la acción antrópica.

El mirlo capiblanco llega a Canarias desde Europa y permanece en las islas desde el otoño hasta la primavera (unos seis meses al año aproximadamente).

Es "el gran agente dispersante" para que los cedros puedan aumentar en número y en extensión en las cumbres de Tenerife, donde el bosque de cedros que pudo existir en el pasado probablemente desapareció por la presión humana ya desde la época de los guanches, como demuestran los restos de carbones hallados en todo el parque nacional, precisa Manuel Nogales.

"Me llama la atención que pese a la drástica reducción que tuvo que registrar el cedro en Las Cañadas del Teide, los mirlos capiblancos han continuado migrando y pasando todo el invierno en las inmediaciones de estos árboles, alimentándose compulsivamente de sus gálbulas y dispersando sus semillas", explica el científico.

Actualmente hay estimada una población de unos 2.000 ejemplares de cedro en la zona, donde los investigadores creen que los mirlos capiblanco actuaron como dispersores de las semillas conjuntamente con los cuervos y los lagartos tizones, y han continuado haciéndolo tras la desaparición de las poblaciones de cuervo.

"Por lo que conocemos hasta la fecha, la acción de los lagartos no parece ser tan determinante como lo es en el caso de las aves", afirma.

"Es decir, dependemos en gran medida de la llegada de los mirlos capiblancos para que el reclutamiento de plantas jóvenes se pueda llevar a cabo. Y lo más interesante es que las rutas migratorias se fijan genéticamente con el paso de millones de años, de tal manera que ha debido de haber una subpoblación migratoria de estas aves que "sabe" que debe volar cada año hasta Canarias y no hacia los "Cedrales" que se encuentran en el Atlas (Marruecos)- al noroeste de África", puntualiza.

Ahora los investigadores creen oportuna la determinación de la extensión de estos bosques, probablemente abiertos en su estructura, y conocer de este modo si incluso pudieron llegar al centro de Las Cañadas, a los pies del estratovolcán del Teide, ya que en la actualidad las principales poblaciones se encuentran distribuidas en las zonas más escarpadas del circo de Las Cañadas.

Las investigaciones previas que han posibilitado el planteamiento de estas nuevas preguntas han sido financiadas por el Organismo Autónomo de Parques Nacionales y el Ministerio de Economía y Competitividad.
Para poder resolver dichas cuestiones, los investigadores han solicitado recientemente un proyecto al Gobierno español para realizar prospecciones en profundidad de sedimentos donde el agua se acumula, como en el Llano de Ucanca, con el objetivo de estudiar las columnas estratigráficas del suelo.

De esta forma se podrían identificar los carbones y otros restos biológicos perceptibles en estas columnas, de qué familia o especie son y cuándo se produjeron incendios forestales, además de qué tipo de polen se encuentra en las muestras.

Es una forma de intentar reconstruir la composición vegetal de la zona y, para ello, los investigadores del CSIC realizarían el mencionado proyecto junto a científicos del Departamento de Ecología de la Universidad de La Laguna, liderados por José María Fernández-Palacios y con experiencia previa en este tipo de estudios.

Para ello se utilizarán técnicas bastante avanzadas y a la vanguardia de lo que se está haciendo actualmente en paleo-ecología, disciplina que se encarga de estudiar la reconstrucción de los antiguos ecosistemas.

Manuel Nogales anuncia además que todos los detalles sobre esta investigación previa serán presentados en octubre, concretamente en la reunión científica del OAPN de Parques Nacionales que se celebrará en Aigüestortes, en Cataluña.


Vía: Canarias 7, 03/07/2013
F:http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=305448

martes, julio 02, 2013

Las especies más viejas del planeta, amenazadas de extinción


Pinos de Monterrey en el Parque Nacional del Teide, en Tenerife. / NATURE / CORDON PRESS

Las coníferas son las plantas más antiguas del planeta, un pino longevo puede vivir casi 5.000 años, y las más altas, la secuoya roja llega hasta los 100 metros de altura, pero no están exentas de peligros. Lo mismo le pasa a otros seres vivos de presencia más discreta, como el pececito de Santa Cruz, los caracoles cónicos o la marsopa sin aleta del Yangtsé (China). La última lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), ha declarado amenazadas 20.934 de las 70.294 especies evaluadas por todo el mundo, 1.117 más que en 2012. La amenaza de extinción de las coníferas, que aparecieron cientos de millones de años antes que los árboles de hoja ancha, avanza en el planeta. 205 de las 604 especies de coníferas del mundo corren peligro, un 4% más que en 1998.
La venta para acuarios mina la supervivencia de la gamba de agua dulce.

El listado de la UICN, elaborado desde 1963, ha reevaluado este año la situación mundial de las coníferas, algo que no se hacía desde 1998. Las más afectadas se encuentran en el oeste de Norteamérica (EE UU, California, México), el sureste Asiático (China e Indonesia), y Nueva Caledonia-Fiji, detalla Craig Hilton-Taylor, responsable de este informe en el que participan 11.000 científicos de 160 países. Las causas más comunes de su desaparición son los efectos de la agricultura, su uso para madera, la minería a cielo abierto o enfermedades.

El documento también advierte de disminuciones en otras especies como los camarones de agua dulce, los caracoles cónicos y la marsopa sin aleta del Yangtsé (China). El eslizón gigante de Cabo Verde —un lagarto que fue visto por última vez en 1912— el pececito de Santa Cruz y una especie de camarón de agua dulce se han declarado en peligro de extinción. Un 10% de estas gambas, como el langostino gigante de río, se utiliza para consumo humano, aunque también es una parte importante de la red alimentaria de este medio. La contaminación, la alteración de su hábitat y su venta para acuarios son algunas de sus principales amenazas.

“Son indicadores de la contaminación ambiental”, dice el botánico Güemes
El pino de Monterrey (Pinus radiata) uno de los más plantados del mundo, ha pasado de estar catalogado como preocupación menor —cuando existe un riesgo de extinción bajo— a considerarse en peligro. Sus amenazas más importantes, según la UICN, son las de cabras salvajes y ataques de patógenos invasivos.

“En España, el pino de Monterrey se encuentra en la cornisa cantábrica, pero no es endémica, se utiliza para la fabricación de pasta de papel y tableros”, explica Elena Domínguez, responsable del programa de bosques de la organización ecologista WWF. “No nos preocupamos tanto por su estado de conservación, sino de los efectos que generan estas plantaciones intensivas”, añade.

El Jardín Botánico de la Universidad de Valencia ha colaborado con este estudio aportando información sobre los endemismos españoles más amenazados. Jaime Güemes, uno de sus conservadores, precisa que hay al menos seis especies de coníferas en riesgo de extinción, pero también otras muchas plantas con flores amenazadas, casi 1.300, como consecuencia de la actividad humana. Los datos provienen de la última edición de la lista roja de la flora española, elaborada en 2010 (se hace cada cinco años) por la Sociedad Española de Biología de la Conservación de Plantas, y que también sigue los criterios de la UICN.

En esta lista está el pinsapo, refugiado en las sierras de Grazalema (Cádiz) y las Nieves (Málaga), el pino de Sierra Nevada, la sabina y el enebro marítimos; el araar que se encuentra en Cartagena, y el cedro de Canarias. “Se está produciendo una situación contradictoria, por un lado aumenta la superficie de ocupación de las coníferas que vuelven a ocupar tierras de labor abandonadas y al mismo tiempo hay grandes zonas en España, incluidas las Islas Canarias, en las que son los primeros indicadores de la contaminación”, relata Güemes.

La lista roja de 2013

J. V.
 Ocho categorías de amenaza. La lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) establece ocho categorías de amenaza con respecto a una serie de criterios: extinta o extinta en estado silvestre; en peligro crítico, en peligro y vulnerable (estas tres se describen como amenazadas); de preocupación menor (con riesgo de extinción bajo) y con datos insuficientes (no evaluadas por falta de datos).

• 4.807 especies nuevas. En la última edición de la lista roja se han añadido 4.807 especies de forma que el total de especies evaluadas ha subido a 70.294. De ellas, 20.934 están amenazadas por la extinción, 1.117 más que en 2012. Entre las nuevas especies que se han registrado figuran plantas como el Linum Katiae —hallada en el sur de Italia, en la zona de Calabria—, que se ha catalogado como vulnerable.

• Desaparición misteriosa. El Pecari de Labios Blanco (Tayassu pecari), de la familia de los cerdos y que habita en América Central y Sudamérica, ha reducido su población en un 89% en Costa Rica y en un 84% en México y Guatemala. Su estado se considera vulnerable. La caza y la pérdida de hábitat explican su declive. En muchos casos, su desaparición misteriosa se atribuye a enfermedades.

• Caracoles cónicos. En esta edición se han evaluado por primera vez los caracoles cónicos, de entornos marinos tropicales, con un 8% de su población amenazada por la extinción. Son muy apreciados por sus toxinas letales, utilizadas en el desarrollo de nuevos fármacos para paliar el dolor en condiciones incurables. Además, tienen preciosas conchas. Algunas, las de especies más raras, se intercambian por miles de dólares.

• Marsopa sin aleta. Entre las especies analizadas está la marsopa sin aleta del Yangtsé, uno de los pocos cetáceos de agua dulce restantes en el mundo. Habita en el río Yangtsé y dos lados adyacentes, Poyang y Dongting (China). En 2006 se calculó que había 1.800 ejemplares y se ha reducido un 5% cada año desde los ochenta. Está clasificada como en peligro crítico de extinción. Sus peores amenazas son la pesca ilegal, el tráfico marítimo intenso, la extracción de arena y la contaminación.

Vía: El País, 02/07/2023
F:http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/07/01/actualidad/1372708635_968463.html