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lunes, enero 23, 2017

La seta del tajasnoyo y otros frutos de las lluvias

M.J. Tabar  22/01/2017 - 09:40


La Pleurotus eryngii ferulae crece en los barrancos más húmedos, siempre asociada a un endemismo local: el tajasnoyo (Ferula lancerottensis). Suele confundirse con la seta de cardo europea y es una de las delicias micológicas de Lanzarote.
El blog de Juan Cazorla, biólogo y técnico de la Reserva de la Biosfera de Lanzarote, se dedica a divulgar la biodiversidad de la isla. La seta del tajasnoyo (o seta de la canaheja) ha sido uno de los últimos tesoros que ha encontrado en los barrancos del norte de Lanzarote, después de las lluvias otonales.
Esta seta siempre crece asociada al tajasnoyo, una planta forrajera de gran porte, que florece en espectaculares paraguas amarillos y crece en los riscos de Famara, el barranco del Palomo, el valle grande de Mala, el valle de Temisa, Haría y en los alrededores de la ermita de Las Nieves. También se conoce como “cañaheja conejera” y está catalogada como “una especie de interés para los ecosistemas canarios”.
Vicente Hidalgo, promotor de la asociación Amigos de la Micología de Lanzarote y Papas Crías (Amilanypapas) explica la relación: la seta crece muy imbricada a la planta, porque el tronco escurre las gotas de agua creando un sustrato húmedo perfecto para que se desarrolle. Dice que en Lanzarote también se encuentran los suculentos perrechicos (Calocybe gambosa), los mejores para cocinar junto a los Agaricus campestris, también presentes en la isla.
Científicos, cocineros y aficionados a la recolección insisten en que la ingesta de hongos y setas silvestres jamás debe hacerse sin control sanitario o sin la supervisión de un experto. El rico campestris se confunde fácilmente con un pariente tóxico llamado Agaricus xanthoderma, que crece en el estiércol, huele a yodo “y el zócalo por donde se coge se vuelve amarillo azufre”. Hay otra seta no comestible que puede encontrarse en el Bosquecillo: la Lepiota cristata, con un tetón en el centro de su escamoso sombrerillo.
También están los marrones y esponjosos Suillus, “comestibles, pero sin calidad culinaria”, los Cuprinus, que son delicuescentes (absorben la humedad del aire hasta formar una disolución acuosa); la Battarrea phalloides, muy rara y curiosa, con un palo muy fino que puede elevarse más de 40 centímetros y la Lycoperdon perlatum, más conocida como pedo de lobo (con la edad, se convierte en una masa de esporas que sale disparada en forma de humareda si se pisa).


Flor del tajasnoyo. Foto: Juan Cazorla.

La reina de las variedades locales suele ser la papa cría, la Terfezia (claveryi, boudieri y canariensis), cuya recolección se remonta a la prehistoria insular y sigue siendo una arraigada tradición. Crece asociada al turmero, una matilla lenosa muy común en terrenos áridos y en zonas arenosas de la costa. Las papas crías más gustosas son las que se desarrollan en el jable y son de tamaño pequeño.
Antaño, una vez limpias de tierra y apretadas para eliminar el líquido que contienen, “los chiquillos las solían comer a la brasa de una pequeña hoguera, directamente sobre el terreno, con un poco de sal gorda si había”.
Su jugo se empleaba para enfermedades relacionadas con problemas de carácter oftalmológico y de la piel. Así lo recogen Daniel Becerra, Soraya Jorge y Vicente Escobio en su trabajo La recolección de papas crías en Lanzarote: un proyecto entre la etnografía y la arqueología.

F:http://diariodelanzarote.com/noticia/la-seta-del-tajasnoyo-y-otros-frutos-de-las-lluvias

martes, enero 03, 2017

Descubiertas tres nuevas setas en Fuerteventura, entre ellas un champiñón

Tres nuevas setas se han descubierto en Fuerteventura, una de ellas un champiñón no visto hasta ahora en Canarias y al que se aplicaron técnicas de ADN. Con estas nuevas citas, la Lista de Especies Silvestres de Canarias (LES)se eleva a 78 especies en la Maxorata, según las cifras de la Sociedad Micológica de Gran Canaria.

El hongo Resupinatus applicatus descubierto en un árbol seco en Betancuria.
Son tres nuevas setas para Fuerteventura las que han dejado los últimos inviernos majoreros, cada una con una historia distinta. El hongo Resupinatus applicatus se encontró en la corteza de un árbol muerto de Betancuria, el Agaricus iodosmus es un champiñón al que se aplicaron las técnicas de ADN y el Entoloma phaeocyathus se recolectó ¡en la isla de Lobos!.

Sin nombre vulgar, el Resupinatus applicatus de Betancuria solo se había recogido en La Palma y es uno de los tantos hongos que viven sobre madera, aclara Vicente Escobio, de la Sociedad Micológica de Gran Canaria que entre el invierno y la primavera majoreros recorre la isla en busca de nuevas especies.  «Fueron recolectadas en 2015, porque 2016 resultó muy infame por ahora».

El Agaricus iodosmus es, para entendernos, un champiñón. El biólogo Juan Miguel Torres lo localizó en Betancuria, de donde la Sociedad Micológica lo envió a un laboratorio de Venta de Baños (Palencia) para determinar la especie. Las pruebas del ADN concluyeron que era un Agaricus iodosmus, especie que hasta ahora no se había citado para Canarias. «Es la primera vez que hemos usado estas técnicas moleculares para confirmar un descubrimiento».

Torres también halló el Entoloma de Lobos, isla donde, aunque parezca raro, crecen los hongos, sobre todo los de las arenas. Es una especie vista en La Palma y que «hay que estar allí en el momento adecuado para verla».
Las criadas: más agua, tranquilidad y establecimiento de una veda. El total. Según la LES (Lista de Especies Silvestres de Canarias), lo que también se llama Biota, de 2010, en Canarias hay 1893 especies de hongos, de los que solo 107 son endémicas.  Muchas son hongos pequeños o microscópicos que no se ven normalmente, y setas hay 1510 (ahí entran los champiñones, los níscalos, las criadas).
78 especies. La Sociedad Micológica de Gran Canaria establece 78 especies, con estas tres últimas, en Fuerteventura. Para Lanzarote, son 65. La diferencia reside en que la Maxorata está menos antropizada.
Pronto para las criadas. A los precoces buscadores de criadas que desde hace semanas recorren la isla, se les recuerda que resulta una temeridad hacerlo. «La criada necesita tranquilidad y más agua para terminar de crecer y no que le estén removiendo la tierra», de ahí que abogue por el establecimiento de una veda.

Catalina García
F:http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=447122