Vía: ABC, 22/02/2010
F:http://www.abc.es/20100222/ciencia-tecnologia-ciencias-tierra/iceberg-gigante-choca-contra-201002221633.html
Investigadores del Grupo de Ecología Terrestre de la Universidad Autónoma de Madrid han estudiado, junto a otras 8 universidades europeas, los efectos de la agricultura intensiva sobre las especies silvestres y sobre el potencial de control biológico de plagas en cultivos de cereal. La investigación ha mostrado que una duplicación de los rendimientos en cosecha se asocia con la pérdida de la mitad de las especies de plantas y de un tercio de las especies de escarabajos y de aves. Además, se detectaron efectos significativamente negativos en la capacidad de control biológico de plagas en los campos estudiados, medida como la proporción de pulgones experimentalmente introducidos que fueron eliminados por los depredadores naturales. |
La especie 'Cernuella virgata' es una de las que mejor se recupera tras un incendio. | V. Bros
Los gasterópodos tienen una capacidad muy limitada para recolonizar áreas dañadas por el fuego
Y a la hora de valorar si un bosque se está recuperando de los devastadores efectos del fuego, la presencia del caracol es un buen indicador de que las cosas van bien. Así lo asegura un equipo de investigadores de la Universidad de Barcelona, que ha estudiado los cambios en la estructura de la población animal después de un incendio.
Los investigadores realizaron un muestreo en la zona afectada por el incendio que en agosto de 2003 arrasó 3.000 hectáreas del Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l´Obac. Tres años después, compararon la situación en el área quemada con la de una zona cercana al parque que no había resultado afectada por el fuego con el objetivo de analizar cómo varía la fauna malacológica (de moluscos).
"Los gasterópodos -caracoles terrestres- tienen una capacidad muy limitada para reproducirse en áreas dañadas. Son muy lentos a la hora de recolonizar una zona afectada por una perturbación", explica Vicenç Bros, especialista en gasterópodos de la Oficina Técnica de Parques Naturales de la Diputación de Barcelona. "Además, resultan mucho más afectados que otros organismos ya que, a diferencia de otros animales que pueden huir, ellos necesitan que haya pequeños refugios debajo de las piedras o en los troncos de los árboles para poder sobrevivir". Allí conseguirá esconderse una pequeña parte de la población, que en el futuro será la que repoble la zona.
Una de las principales conclusiones de la investigación, publicada en la revista 'Biodiversity and Conservation', es que, tras el incendio, las especies típicas de bosques húmedos europeos (como 'Pomatias elegans' o 'Acanthinula aculeata') resultan muy afectadas. En cambio, las que predominan en ambientes más secos, como el Mediterráneo ('Xerocrassa penchinati' o 'Cernuella virgata') se propagan más fácilmente, según afirma Bros.
Los investigadores observaron que en las zonas cercanas al límite del incendio no ha habido un aumento significativo de especies del bosque. La sequía que afectó a la zona entre 2004 y 2007 podría haber disminuido la capacidad de los caracoles para repoblar el área quemada.
Esta investigación se enmarca dentro de un estudio multidisciplinar que ha analizado la evolución de distintos organismos tras los incendios, como aves, reptiles y diferentes tipos de artrópodos (insectos, arácnidos, etc).
Teresa Guerrero | Madrid
Vía: El Mundo, 16/02/2010
"la historia de la estabilidad del casquete antártico es de gran importancia, pues las variaciones en su extensión y volumen afectan no sólo al nivel del mar, sino también a la circulación oceánica y la evolución de la biosfera, entre otros aspectos", explica Escutia, del Instituto andaluz de ciencias de la Tierra (centro mixto del CSIC y la Universidad de Granada).
El Joides Resolution zarpó el pasado 3 de enero de Wellington (Nueva Zelanda) con rumbo al territorio Wilkies, en la parte oriental de la Antártida. Es la primera vez que se realizan perforaciones en este sector del continente blanco, afirma el CSIC. En los últimos 15 años se han realizado dos expediciones de este tipo, una en la Península antártica y otra en la bahía de Prydz. Esta previsto que la actual campaña concluya el próximo 9 de marzo en Hobart (Tasmania).
La expedición ha comenzado ya la perforación en el primero de los cinco lugares seleccionados, el WLRIS-07, donde se quiere alcanzar una profundidad de 900 metros. Las muestras se analizan en el propio barco para determinar sus diferentes componentes: microfósiles, partículas, indicadores del campo magnético terrestre, etcétera.
Vía. El País, 03/02/2010Además, debido posiblemente al aumento de las temperaturas en nuestro continente en los últimos 30 años, distintas especies de aves africanas están colonizando España. Destaca especialmente la colonización llevada a cabo por el ratonero moro ('Buteo rufinus'), un águila procedente del continente africano de cuya especie, este mismo año, se ha establecido una pareja en nuestro país (en la zona de Tarifa) por primera vez en la historia de las migraciones.
El programa Migres es un programa de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía cuyo objetivo es el seguimiento científico a largo plazo de los patrones migratorios de las aves en el Estrecho de Gibraltar.
En 2009, el programa Migres ha contabilizado más de 560.000 aves planeadoras cruzando el Estrecho de Gibraltar hacia África, siendo las más numerosas el milano negro, la cigüeña blanca y el abejero europeo; asimismo, han sido muy elevados los avistamientos de águila calzada, águila culebrera europea, cigüeña negra y alimoche común.
Además, respecto a 1980, ha variado también el patrón migratorio de las aves pequeñas, manteniendo actualmente muchas de estas especies sus cuarteles de invierno en Europa y no necesitando migrar a África debido al progresivo incremento de las temperaturas.
Por otra parte, los investigadores del programa Migres detectan ahora cambios en el calendario de estas aves en relación a lo que sucedía hace tres décadas: especies como el ruiseñor y la golondrina han adelantado hasta un máximo de 15 días sus calendarios migratorios, lo que puede estar relacionado con los cambios producidos en el clima.
El estudio, llevado a cabo por la Universidad de Harvard, revela que se produjo una desaparición de oxígeno en la mayor parte de los mares hace aproximadamente 100 millones de años, lo cual acabó con la tercera parte de la vida de los océanos, fenómeno que se atribuye al sulfuro procedente de la actividad volcánica.
Cuando la Tierra entró en erupción en una oleada de actividad volcánica en el periodo Cretáceo, hubo una súbita floración de la vida marina, que absorbió gran parte del oxígeno del mar y creó así un hábitat que impedía la supervivencia de los animales marinos.
Los científicos que han llevado a cabo la investigación advierten de que en extensas áreas del océano la cantidad de oxígeno se está reduciendo y las zonas sin vida marina proliferan por los vertidos de fertilizantes agrícolas -con alto contenido el sulfatos- y el calentamiento de los océanos.
Según sus investigaciones, los sulfatos procedentes de la actividad volcánica liberaron fósforo, substancia que a su vez fertilizó los océanos y creó una floración de organismos fotosintéticos (plancton) cerca de la superficie.
Al hundirse y descomponerse progresivamente, esa capa de plancton sirvió de alimento a una población de bacterias consumidoras de oxígeno marino.
Las bacterias, incapaces de sobrevivir, desaparecieron de las profundidades, junto con el 27% de toda la vida marítima, mientras que el plancton de la superficie creció con fuerza y fue acumulándose en el lecho marino en mayores cantidades de lo normal.
Con todo, el procedimiento por el que los volcanes fertilizaron el océano sigue siendo un misterio. Hasta ahora se sospechaba que el factor principal era el dióxido de carbono de la atmósfera, que modificaba el clima y contribuía a aumentar el volumen de nutrientes que llegaba a los océanos.
Al mismo tiempo se producía un calentamiento de la atmósfera del planeta, con lo que se desaceleraba la circulación de las corrientes oceánicas que normalmente restablecen el oxígeno en las profundidades marinas.
"Junto con el nitrógeno y el hierro, el fósforo es un nutriente clave en la limitación del fitoplancton, y al aumentar fuertemente la cantidad de fósforo en el océano a consecuencia de las erupciones volcánicas se produjeron esas dramáticas desapariciones del oxígeno marino", explica Matthew Hurtgen, uno de los autores del estudio.
Vía: El Mundo, 01/02/2010