"Novedad. Cosa nueva y no acostumbrada. Suele ser peligrosa por traer consigo mudança de uso antiguo" (SEBASTIÁN DE COVARRUBIAS) 1539-1613

"No se desea lo que no se conoce" (NASÓN, PUBLIO OVIDIO) 43 AC-17 DC

jueves, abril 29, 2010

Nuevos números de Cantarela



Hola a todos/as, el tiempo pasa y ya tenemos entre manos los últimos números de Cantarela subido al Archivo de la Sociedad.

En ellos se continúan con las investigaciones que desde hace años trabaja la Sociedad en torno a los hongos hipogeos de las Islas. Además tenemos nuevas aportaciones y citas para El Hierro, Gran Canaria y Tenerife.

Las personas interesadas pueden descargarse el archivo en pdf haciendo clic aquí o bien directamente acudir al listado desde el enlace lateral.

Que los disfruten.

Saludos

SMGC.




miércoles, abril 28, 2010

Una criatura viva y coleando sin oxígeno

¿Puede vivir un animal sin oxígeno? Una nueva investigación financiada con fondos comunitario afirma que sí. Un grupo de científicos acaba de descubrir por primera vez unos organismos pluricelulares capaces de vivir y reproducirse en un entorno completamente falto de oxígeno. Los resultados, presentados en un artículo de la revista BioMed Central (BMC) Biology, forman parte de los proyectos HERMES y HERMIONE, financiados con fondos comunitarios por valor de 15,56 millones de euros procedentes del Sexto Programa Marco (6PM) y 8 millones de euros pertenecientes al Séptimo Programa Marco (7PM), respectivamente.

Estas criaturas, descubiertas en el fondo del Mar Mediterráneo, subsisten en un entorno sin oxígeno pero rico en sulfuros tóxicos. Los científicos afirman que estos organismos pluricelulares, denominados loricíferos, no sólo están vivos sino que su metabolismo está activo y son capaces de reproducirse.

El equipo los descubrió en el transcurso de tres expediciones oceanográficas realizadas en un periodo de diez años. Los investigadores buscaban fauna viva en los sedimentos de la cuenca mediterránea L'Atalante, situada a unos 200 kilómetros de la costa oeste de la isla de Creta (Grecia). Esta cuenca hipersalina situada a unos 3,5 kilómetros de profundidad bajo el nivel del mar es en su mayor parte completamente anóxica pues su contenido de oxígeno es práctica o totalmente nulo.

«Se pensaba que estos ecosistemas extremos estaban habitados exclusivamente por virus, bacterias y arqueas [otros microorganismos unicelulares]», explicó el profesor Roberto Danovaro, director del Departamento de Ciencias del Mar de la Universidad Politécnica de las Marcas en Ancona (Italia). «Ya se habían descubierto cuerpos de animales pluricelulares, pero se pensaba que procedían de nivel marinos superiores en los que sí existe oxígeno. Nuestros resultados indican que los animales capturados estaban vivos. Algunos incluso contenían huevos.»

Mediante el empleo de microscopía electrónica, los investigadores descubrieron que estas criaturas minúsculas contienen orgánulos semejantes a hidrogenosomas, los cuales suelen encontrarse en organismos unicelulares que habitan en entornos anaerobios.

En relación a los resultados de este estudio pionero, la profesora Lisa Levin del Instituto Oceanográfico Scripps (Estados Unidos) declaró que: «El descubrimiento realizado por Danovaro et al. ofrece la atrayente perspectiva de hallar metazoos vivos en otros ambientes anóxicos, por ejemplo en la subsuperficie oceánica por debajo de fumarolas hidrotermales o zonas de subducción e incluso en otras cuencas anóxicas».

Por su parte, los Drs. Marek Mentel y William Martin, de la Universidad Comenius (Eslovaquia) y la Universidad de Düsseldorf (Alemania) respectivamente, indicaron que: «El descubrimiento de metazoos vivos en un entorno anóxico y de sulfuros proporciona una idea de cómo pudo ser la ecología del "Océano de Canfield" [un océano de sulfuros y en parte oxigenado que existió entre los periodos Arcaico y Ediacárico] antes de que aumentara la cantidad de oxígeno en los mares y aparecieran los primeros animales de gran tamaño de los que se tiene constancia fósil hace entre 550 y 600 millones de años».

Coordinado por el Centro Nacional de Oceanografía de Southampton (NOCS), HERMES («Investigación sobre focos de biodiversidad en los márgenes de los mares europeos») se dedicó, mediante la creación del primer sistema de información geográfica exhaustivo de los márgenes de toda Europa, a predecir cambios en la biodiversidad derivados de cambios ambientales naturales y antropogénicos. El consorcio HERMES duró desde 2005 hasta 2009 y estuvo compuesto por 50 socios (entre ellos 9 PYME) de 17 países europeos como Bélgica, Alemania, Grecia, Italia, Noruega, Rumanía, Rusia y Ucrania.

HERMIONE («Investigación sobre focos de biodiversidad y el impacto humano en los mares europeos»), el sucesor de HERMES, investiga el funcionamiento de los ecosistemas de las profundidades marinas y su contribución a la producción de bienes y servicios y durará desde 2009 hasta 2012. Su coordinación estará a cargo del Consejo Nacional de Investigación del Entorno Natural del Reino Unido (NERC) y en él participan 38 socios de toda Europa.

Vía: Cordis, 28/04/2010
F:http://cordis.europa.eu/fetch?CALLER=ES_NEWS&ACTION=D&SESSION=&RCN=32030

Descubierta una nueva y enorme corriente oceánica

Una nueva "autopista oceánica" de cuya existencia nadie sabía hasta ahora acaba de ser descubierta por un equipo de científicos japoneses y australianos. Tiene un caudal cuarenta veces superior al del río Amazonas y fluye bajo el Océano Índico, a más de tres mil metros de profundidad. El hallazgo, que ayudará a comprender mejor el clima de la Tierra, acaba de ser publicado en Nature Geoscience.

"La corriente transporta aguas muy densas y ricas en oxígeno que se hunden cerca de la Antártida a grandes profundidades y se dirigen hacia el lejano norte", explica Steve Rintoul, uno de los autores del estudio. "De hecho, sin esta aportación de agua antártica, las capas más profundas del océano tendrían muy poco oxígeno".

El papel y la influencia de las corrientes oceánicas en el clima son bien conocidas. En efecto, se encargan de almacenar y transportar una enorme cantidad de calor y dióxido de carbono, que de esta forma no se libera a la atmósfera y frena el proceso de calentamiento global. "La profunda corriente de la meseta submarina de Kerguelen forma parte de un sistema global de corrientes oceánicas que resultan determinantes a la hora de conocer cuánto calor y carbono puede almacenar el océano", añade el investigador.

Otras expediciones habían detectado antes evidencias de este complejo sistema de corrientes, pero ninguna de ellas había sido capaz de determinar la cantidad de agua que transportaban. El equipo australiano-japonés utilizó para sus experimentos distintos medidores de corriente anclados al fondo oceánico, a profundidades superiores a los 4.500 metros. Durante un periodo de dos años, los detectores enganchados al fondo flotaron a una profundidad de cerca de tres mil metros, midiendo sistemáticamente la velocidad de la corriente, su temperatura y salinidad.

DESDE LA ANTÁRTIDA

"Las mediciones continuas nos permitieron, por primera vez, determinar cuánta agua estaba transportando hacia el norte esta profunda corriente", afirma Rintoul. Y resulta que lleva más de doce millones de metros cúbicos por segundo de agua procedente de la Antártida, a menos de cero grados de temperatura y sin llegar a congelarse, ya que está mezclada con sales y minerales. "Fue una auténtica sorpresa comprobar lo fuerte que es esta corriente", dice el investigador. "Con una velocidad media durante dos años de 20 cm por segundo, se trata de la corriente más fuerte jamás medida a profundidades de tres km bajo la superficie marina".

Para Rintoul, "Disponer de un mapa de estos sistemas de corrientes profundas es un paso muy importante hacia la comprensión de la red global de corrientes que influye sobre el clima, tanto presente como futuro. Y nuestros resultados muestran que las corrientes de la Meseta Kerguelen realizan una gran contribución a esta circulación oceánica global".
José Manuel Nieves

Vía: Madri+d, 28/04/2010
F:http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=43688&origen=notiweb

lunes, abril 26, 2010

El semillero del mundo

Hay un lugar en Inglaterra que podría 'salvarnos' a todos. Una caja fuerte de la biodiversidad vegetal. El Banco de Semillas del Milenio almacena simientes secas a -20º C para que duren miles de años.

Uno se siente allí como al final de un vuelo transoceánico: ha ido bajando la temperatura en cabina mientras dormía, y se revuelve en el asiento ligeramente incómodo. Los dedos y la punta de la nariz se le han quedado fríos, el oxígeno entra raspando en las fosas nasales y valora la posibilidad de pedir otra manta a la azafata. O quizá un vaso de agua. Agua, eso es. Nota la piel tensa, y las uñas dejan un rastro blanco en la epidermis. Lo que le ocurre es que ha empezado a desecarse. Hay que atravesar dos puertas herméticas para entrar en la estancia de unos 40 metros cuadrados. Dieciséis grados. Quince por ciento de humedad. Como en cabina. Cestas. Sacos. Bolsas. Apilados con estricto orden británico junto a las paredes y formando una isleta en el centro. El ambiente seco y fresco adormece miles de semillas a un tiempo. Les extrae casi toda el agua. Paraliza sus moléculas. Detiene su metabolismo. Ya sólo despertarán en condiciones favorables, cuando vuelvan a beber y a sentir la noche y el día y el paso de las estaciones.

Se les ha frenado artificialmente la vida, su reloj biológico, con una simple regla de tres que manejan los botánicos: por cada 10% que se disminuya su humedad, se duplica la longevidad. Es el principio del almacenamiento. La primera fase en esta caja fuerte de la biodiversidad, el proyecto más ambicioso de conservación de la flora mundial. El Banco de Semillas del Milenio. Cuando nació, en el año 2000, se fijó como objetivo reunir una décima parte de las especies silvestres del planeta en 10 años. Entonces se conocían 240.000 especies. Hoy, el número que manejan los biólogos, sin ser exacto, ronda las 300.000. Y en el banco guardan cerca de 26.000. Yacen bajo tierra, en botes transparentes. Sellados. En una cámara acorazada, a -20º C. En estas condiciones, las semillas podrían aguantar cientos, incluso miles de años. Para 2020, se han propuesto almacenar un cuarto de las especies conocidas. El futuro encapsulado en miniatura.

Llovizna sobre Wakehurst Place, la sede del proyecto, en el condado de Sussex. Algunos jirones de niebla se enredan entre las colinas inglesas. La humedad relativa debe de rondar el 80%, quizá más, y Roger D. Smith, el ideólogo del banco, un biólogo ya jubilado a los 65, oficial del Imperio Británico, trata de explicar que tiene bastante sentido acumular semillas. Por lo que pueda venir. Por puro egoísmo. Porque todo lo que perdamos se habrá ido para siempre. Él comenzó a almacenarlas en los setenta, cuando no era más que un prometedor naturalista en los Reales Jardines Botánicos de Kew, a las afueras de Londres. En las reuniones de líderes mundiales se empezaban a emplear términos como "biodiversidad" y "especies amenazadas", y él trabajaba para uno de los jardines más completos y mejor conservados del planeta. El reflejo de un pasado de grandeza colonial, con invernaderos victorianos y especies vivas traídas de los siete mares. Pero muy pocos botánicos se habían tomado la molestia de preservar la simiente. Y menos de plantas silvestres. ¿Quién querría conservar un cardo? El primero fue César Gómez-Campo; en 1966 comenzó a reunir semillas silvestres en un banco de la Universidad Politécnica de Madrid. Smith, junto a un pequeño equipo de Kew, trasladó su visión lejos de la contaminación londinense, a este lugar llamado Wakehurst, entonces un viejo caserón isabelino rodeado de praderas. Empezó por las especies británicas, como una división más del Real Jardín Botánico. Dos décadas después, con esta colección a medias, le tocó el gordo: el fondo de la Lotería Nacional financiaría gran parte de su sueño. El Arca de Smith comenzó a construirse en 1998. Un semillero para un planeta en quiebra.

"Resilience", pronuncia el biólogo con su inglés exquisito. Flexibilidad. Si uno quiere entender la importancia del proyecto, ha de imaginar el mundo como una red, un entramado de organismos interdependientes. Como un panel de caucho del tamaño de un folio: "Si uno ejerce presión sobre él, en el centro, enseguida vuelve a su estado original. Ahora imaginemos que recortamos pequeños círculos de ese panel de caucho. Uno, y otro, y otro. Si volvemos a ejercer presión sobre la superficie agujereada, lo más probable es que la traspasemos y no vuelva nunca más a su estado original". Cultivos, extracciones, perforaciones. El ser humano. Desde 1950, la población se ha más que duplicado. Las especies se desvanecen a un ritmo nunca visto, entre 50 y 100 veces superior al natural. El 45% de los bosques de la Tierra han desaparecido; 34.000 especies vegetales están abocadas a la extinción; un tercio de la flora se encuentra amenazada. Un mundo resiliente exigiría que todos viviéramos con los estándares de Burkina Faso. Vamos agujereando el panel de caucho. Evaporando el contexto del que surgió el hombre.

"Todas las especies están aquí por algo", sostiene Smith. "Supieron adaptarse, compitieron mejor que otras. Cada una de ellas tiene valor. Si existen es porque debe ser así". El destino de la flora. Lo suyo, cuenta el biólogo, sería poder conservarla en su hábitat. Pero si se asume que nadie está dispuesto a ceder un palmo en su tren de vida, entonces el almacenamiento ex situ entra en juego. Los bancos de semillas son una copia de seguridad de la biodiversidad. Millones de organismos vivos en su unidad primigenia. Ultrasecos, congelados, en estado latente. Un segundo óptimo -ya que el primero es inalcanzable- para poder devolver al mundo a su estado original, si fuera necesario. Para no resbalar por entre los agujeros del panel de caucho.

Hasta los setenta, los botánicos se iban pasando de unos a otros semillas de las mismas plantas de los mismos jardines botánicos. Pero asegurar el despliegue de toda la diversidad genética de una especie requiere unas 10.000 unidades. No es fácil conseguirlas. Los botánicos del Banco del Milenio no se pasean por el mundo extirpando muestras de flora amenazada en nombre de la madre naturaleza. Los tiempos han cambiado. La acción comienza entre oficinas. Hay negociaciones y mucho papeleo, convenios y tratados que respetar. Aduanas. Hasta la fecha, el equipo ha fijado acuerdos con 50 Estados y un centenar de instituciones. Trabajan en colaboración con botánicos y biólogos locales, y los pactos suelen incluir la puesta en marcha de un banco de semillas en el país de origen, si no existe aún, y cláusulas para compartir el conocimiento y la formación de equipos. Cualquier beneficio o innovación derivados de la planta ha de revertir sobre quienes cedieron un pedacito de su flora.

Las partidas llegan al condado de Sussex por correo. O las trae alguno de los biólogos a la vuelta de una expedición. Lo primero que buscan en el interior del paquete es un espécimen de la planta, prensado entre hojas de periódico. Muy pocos sabrían identificar a simple vista una semilla. Esta tarea requiere el cotejo minucioso del tallo, la flor y las hojas de la muestra. Han de asegurarse de que guardan lo que corresponde, de que no duplican, de que realmente se trata de la especie que buscaban. El ejemplar desecado se manda al herbario de los jardines de Kew, la biblioteca taxonómica más completa del mundo. Siete millones de plantas secas ordenadas con rigor por familia, género, especie y localización geográfica, en cuatro salas de tres plantas, llenas de archivos y capetas que aún desprenden perfume. En un silencio sepulcral, botánicos encanecidos desempolvan muestras de hace siglos, comparan con las que les envían desde el Banco del Milenio y dan su aprobado.

Las semillas, para entonces, ya están casi secas en Sussex. Fase dos del proceso. La tarea requiere buena vista, "y mucha paciencia", dice la anciana en bata blanca. Parece a punto de enhebrar una aguja. Un chorro de luz sobre las manos. Sus gafas de concha en la punta de la nariz. En la estancia contigua a la habitación secadora, un equipo de voluntarios limpia y desecha. Las semillas han estado perdiendo humedad durante tres meses. El equipo de limpieza aplica un lavado creativo, según lo que llegue. Una de las voluntarias acaba de abrir un paquete búlgaro. Un cardo cuyas semillas se encuentran en la base de la flor, formada por mechones blancos. La especie se propaga con el viento; la diáspora asegura la supervivencia. La mujer separa con los dedos los filamentos y los frota contra una superficie rugosa. Cientos de semillas oscuras se desprenden como juanolas de su paracaídas. Luego son contadas y sometidas a una prueba de rayos X. La simiente muerta resulta hueca y transparente a los ojos de la máquina. Una viva es energía concentrada. Alimento para el embrión. Azúcares, proteínas, aceites. Una masa densa de tejidos en la que el tiempo se ha detenido.

Una semilla está preparada para durar. Busca perpetuarse. Puede llegar a vivir de cinco a 25 años en condiciones normales. Espera a que llegue su momento, y se autorregula gestionando su concentración de agua. A partir del 40% de humedad empieza a moverse. Metaboliza. Por debajo, las moléculas renquean. Es como si respirara hondo para bajar el ritmo de las pulsaciones. La más antigua jamás germinada se encontró en unas excavaciones en Israel. Una palmera que se creía extinguida. Tenía unos 2.000 años, según reveló la prueba de carbono 14. Los pasó enterrada, en condiciones frías y secas. Durmiendo. La segunda regla de tres que manejan los biólogos es tan simple como la primera: por cada cinco grados menos de temperatura, se duplica la longevidad de una semilla. El frío frena un poco más su metabolismo, inhibe la aparición de hongos, insectos y bacterias. No mata la vida. La detiene. Un paso crítico. Sólo se puede cruzar el umbral de congelación si una muestra ha sido previamente desecada. Serán almacenadas a -20º C. Si contuvieran demasiada agua, podría cristalizar, desgarrando los tejidos internos. Crac. Reventarían por dentro.

El Banco del Milenio fue concebido con tres patas. Por un lado, el almacén de seguridad; luego estarían las salas de procesamiento y los laboratorios donde insuflar la vida, y harían un museo para costear parte de los gastos y difundir su labor. Todo bajo el mismo edificio de una altura, del arquitecto Stanton Williams. Funcional, ondulante, integrado en una colina. Los visitantes acceden desde el exterior a una sala central desde la que se puede observar el movimiento de las 70 personas del equipo. El ala izquierda corresponde a las tareas de secado y limpieza. A la derecha, los científicos ponen a prueba su creatividad. Bajo la estancia central queda la cámara frigorífica, acorazada, inaccesible para el ciudadano.

La puerta es de acero, de unos cuarenta centímetros de grosor. Doble llave. Luego, un pasillo estrecho, dos metros, y una puerta hermética. Entramos en la antesala. Un nuevo cuarto con el ambiente regulado. Dieciséis grados. Quince por ciento de humedad. Otra vez en cabina. Las semillas son sometidas a nuevo secado de dos meses. Un protocolo de seguridad. Son organismos vivos. Aprovechan cualquier contacto con el ambiente para reabsorber agua y volver a latir. No puede haber errores. Los operarios revisan su humedad con higrómetros, antes de introducirlas en recipientes transparentes. Poco glamour hi-tech en la tarea. Entre las semillas dejan caer un sobrecito con gel de sílice, bolitas doradas de un compuesto sintético y absorbente como una esponja. Cualquier brote de humedad será atajado. Un fallo en el sellado hermético, y las bolas se vuelven azules. Es la señal de alarma.

Cuando se abre la puerta de la cámara frigorífica, la visión resulta aséptica. El protocolo exige cubrirse con un abrigo polar. Pero no hay hielo, ni culebras de vaho. El ambiente parece hecho de alfileres. Una hilera de estanterías grises contiene los tarros con el número de colección. Semillas con la vida desecada. Da la sensación de que uno podría pulverizarlas con dos dedos. Se desharían en la mano como si fueran de arena. Hay tres cámaras como esta en el semillero del mundo. Están creando una nueva para las almacenadas en nitrógeno líquido, a -196º C. Podría ser el futuro para conservar las semillas que no sobreviven al secado. "Nos encontramos en el lugar del planeta con mayor biodiversidad por metro cuadrado", dice Robin Probert, jefe de conservación y tecnología. Un escocés experto en la humedad y sus consecuencias.

Al poco de entrar en fase de congelación, su equipo toma una pequeña muestra de semillas. Examen de germinación. Igual de importante que dormirlas es saber reanimarlas. La prueba la repiten a los diez años, para comprobar su viabilidad. Cada especie necesita su tiempo, sus horas de luz y calor. Hay semillas corrientes, semillas complicadas, y un selecto grupo extremadamente caprichoso que sólo nace a plena oscuridad o después de sentir dos inviernos, por ejemplo. Pero también hay trucos. Se sabe que las más pequeñas requieren más luz. Es un mecanismo de supervivencia: su tamaño indica que poseen menos energía almacenada. Suelen crecer próximas a la superficie, para que el brote encuentre el exterior enseguida. Para las semillas del desierto, lo importante es la oscuridad: de esa forma se aseguran permanecer enterradas cerca del agua. Las hay que nunca crecerían a la sombra, para cerciorarse de que no nacen rodeadas de competidores. Puro instinto. Siglos de evolución.

El doctor Probert y su gente funcionan como detectives. Ensayo y error hasta que descubren la llave que abre la puerta del letargo. Un brote verde en las placas petri indica el camino. Tienen cientos en el interior de las incubadoras. Replican condiciones ambientales: agua, nutrientes, un termostato regulable y un número de horas de luz. El principio de la vida. Hasta el momento han confirmado la germinación del 40% de las especies guardadas. La información es de un valor incalculable, y se hace pública. Por muchas semillas que uno tenga, no sería posible reproducir una especie a menos que se posea también la llave. Unas 420 colecciones del banco ya han sido empleadas para la propagación de variedades amenazadas. En un vivero contiguo al edificio principal crece estos días una veintena de leucadendron. Ejemplares nacidos de semillas almacenadas. Sólo quedan dos poblaciones de esta especie en Suráfrica. Los propágulos serán devueltos al hábitat del que surgieron. "La tecnología es tan sencilla que sería absurdo no tomarse la molestia de conservarlas. No sabemos qué nos podrá ofrecer cada especie en el futuro", dice Robin Probert.

Las plantas son como libros. De algunas hemos leído la edición entera, o al menos varios pasajes. De la mayoría no conocemos ni siquiera el alfabeto en que fueron escritas. A la Ramosmania rodriguesii la llamaban "el muerto viviente", porque era la última de su especie. Permanecía siempre en flor, como si emitiera un grito de vida, un último suspiro: no daba semillas. Podía ser multiplicada mediante esquejes. Pero se obtenía un clon, incapaz de fructificar, como el original. Carlos Magdalena, uno de los pocos españoles empleados en los jardines de Kew, y que suele trabajar en consonancia con sus compañeros del Banco del Milenio, se obsesionó con ella nada más entrar como voluntario. La planta que tenía en su vivero venía a su vez de un esqueje del último ejemplar conocido de esta especie endémica de Isla Rodríguez (Mauricio). Había nacido para enfrentarse a miles de tortugas, pero no estaba lista para miles de cerdos y ovejas.

Magdalena probó de todo con ella. Cortó un estigma, polinizó el estilo. Forzó a un macho a ser hembra. Y al poco le apareció un saco rojizo plagado de semillas. El ovetense rompió la maldición, sin saber muy bien cómo. Releyó sus pasos y notó dos cosas: aquel verano había sido uno de los más calurosos de Inglaterra, y uno de los paneles que cubrían el vivero había fallado. Más calor y más sombra. Obtuvo otro saco rojizo, y otro. La planta comenzó a soltar toda la diversidad genética que contenía. Nacieron hembras y frutos en progresión exponencial. Hasta hoy. "Mañana marcho a Mauricio", contaba el español hace un par de semanas. Estos días se encuentra en mitad del Índico, donde es una leyenda. El salvador de la Ramosmania ha viajado con una veintena de propágulos y una maleta llena de simiente. "Una de las primeras partidas la enviamos al Banco del Milenio. Ellos guardan la copia de seguridad". Sonríe el horticultor en su vivero y dice: "Las plantas son como libros. Pero muchos los estamos perdiendo sin haberlos leído".

Guardarlas en un banco quizá no sea la mejor solución. Pero habrá semillas en el futuro y podrán ser germinadas. Roger Smith contaba que él solía ver aquel lugar como un cinturón de seguridad: una solución barata y no demasiado molesta que podría salvarnos la vida. Pero ha cambiado de opinión. Su Arca, cree ahora, se parece más a una paleta con pigmentos: serán otros quienes tomen de allí lo necesario y lo conviertan en una obra de arte. "Estamos legando algo al ingenio humano", dijo. Sonó algo oscuro y añadió que de aquí a 40 años estaremos obligados a que la modificación genética de las especies sea aceptada socialmente, la única solución al crecimiento de población y la sequía. "Al final, la única pregunta que realmente importa es si habrá agua y comida para mis hijos". Si llegara el momento, en Sussex, el ser humano encontraría aún intacto todo lo que podría necesitar. Bajo tierra. Seco. A -20º C. P
Guillermo Abril

Vía: El País, 25/04/2010
F:http://www.elpais.com/articulo/portada/semillero/mundo/elpepu/20100425elpepspor_12/Tes

Organismos diminutos gobiernan los mares.

La vida en el mar no sólo la protagonizan ballenas, tiburones, medusas o rayas. La fauna acuática se compone de miles de minúsculas especies, vitales para los ecosistemas oceánicos, y hasta para la vida sobre la Tierra.

Son los microorganismos marinos, que, aunque pasan desapercibidos a simple vista debido a su tamaño, desempeñan un papel fundamental en aspectos clave de la vida como el ciclo del carbono y la cadena alimenticia, según revelan los últimos datos del proyecto Censo de Vida Marina.

Una parte de la comunidad de estos organismos diminutos está integrada por los microbios, cuya esencia se dispone generalmente en una sola célula. Estas sencillas estructuras constituyen entre el 50% y el 90% de toda la biomasa submarina, según datos del Censo Marino Internacional de Microbios (ICoMM). Su presencia en el océano alcanza el quintillón de individuos (o lo que es lo mismo, un millón de millones de millones de millones de millones de células). En masa, esta comunidad equivale al peso de 240.000 millones de elefantes africanos.

El ICoMM constituye una de las 14 áreas de estudio sobre las que se está desarrollando el Censo de Vida Marina. Este proyecto internacional se inició hace una década y cuenta con la participación de más de 2.000 científicos de 80 países, lo que lo ha convertido en una de las colaboraciones científicas internacionales más extensas del mundo. Los resultados finales del Censo de Vida Marina se presentarán en Londres el próximo 4 de octubre.

MILLONES DE ADN

Después de haber tomado muestras de agua en más de 1.200 áreas de estudio de todo el planeta, los científicos del ICoMM han encontrado más de 18 millones de secuencias de ADN microbiano. Sin embargo, durante 11 meses de trabajo, los investigadores sólo han llegado a secuenciar el 0,01% de estos.

"Aún nos encontramos en la era del descubrimiento cuando hablamos de diversidad microbiana", explicó una de las investigadoras jefe del ICoMM, Linda Amaral-Zettler.

La necesidad de conocer la magnitud y la diversidad de los organismos microscópicos del océano no sólo se justifica por el valor del conocimiento en sí, también lo hace por su papel fundamental sobre la vida. Los microbios ejecutan el 95% de la respiración en los océanos mediante la transformación del CO2 atmosférico, que es absorbido por el agua, en carbono orgánico que se sumerge hasta las profundidades.

Según explica Amaral-Zettler, "los microbios controlan el uso global del nitrógeno y dirigen la mayor parte del ciclo del azufre, el hierro y el manganeso del planeta". Además, dominan cada rincón de nuestra biosfera, especialmente en el océano. Se ha llegado a encontrar vida en la muestra de lodo más profunda jamás registrada, recogida en las costas de Terranova (Canadá), a 1.626 metros bajo el suelo marino y a 4.560 metros bajo el nivel del mar. Por ello, es muy importante conocer lo máximo posible sobre estas formas de vida, ya que han estado presentes en el 80% de la historia de la Tierra. "No sabemos qué sucedería si desaparecieran los microbios, lo único que está claro es que las consecuencias serían indudablemente negativas", añade la investigadora.

COMUNIDAD KILOMÉTRICA

A pesar de la importancia para la vida de los microbios, su presencia pasa desapercibida debido a su tamaño. No obstante, estas pequeñas células son capaces de aliarse para formar estructuras asombrosas, como lo demuestra uno de los últimos descubrimientos del proyecto. Un equipo de investigadores ha localizado una comunidad microbiana frente a las costas de Chile y Perú cuya extensión alcanza en tamaño a la superficie de Grecia.

Esta manta, como la describen sus descubridores, está formada por microbios de entre dos y siete centímetros de largo. Es un ecosistema lleno de vida, ya que se ha medido hasta un kilo de biomasa por metro cuadrado y su peso total podría alcanzar los 100 millones de toneladas. Esta inmensa formación, recién descubierta, compite ahora con la Gran Barrera de Coral australiana por convertirse en el organismo vivo más grande del mundo.

Pero los microbios no son los únicos señores del mar a escala diminuta. El área del proyecto para el Censo de Zoo-plancton Marino (CMarZ) ha descubierto 7.000 especies dentro del zooplancton desde 2004. Según la responsable del CMarZ, Ann Bucklin, "esta cifra podría aumentar hasta las 20.000". El zooplancton sirve de alimento a especies más pequeñas, que a su vez son presa de otras mayores, hasta llegar a los humanos. Por ello, "es fundamental conocer cómo se distribuyen y cuál es el papel que cumplen en la cadena alimenticia", enfatiza Bucklin.

Uno de los aspectos más característicos del océano estriba en su inmensidad. No obstante, dentro de su complejidad, el tamaño parece no importar. Los investigadores oceánicos coinciden en que aún falta mucho por descubrir, ya que, "según aumenta su profundidad, disminuye nuestro conocimiento", concluye Amaral-Zettler.
Marta del Amo

Vía: Público, 26/04/2010
F:http://www.publico.es/ciencias/307505/organismos/diminutos/gobiernan/mares

Descubren un diminuto depredador cavernícola

Un equipo formado por miembros de la Universidad de Alcalá (UAH) y del Museo Valenciano de Historia Natural ha descubierto en los últimos cinco años varias especies de insectos subterráneos en la Comunidad Valenciana.

Al sorprendente dipluro Gollumjapyx smeagol y a los coleópteros Trechus torressalai y Parareicheia lencinai, hay que sumar un último descubrimiento, el Microtyphlus (Speleotyphlus) infernalis, un diminuto depredador cavernícola descubierto en una cueva de Valencia.

Los paisajes kársticos de la Comunidad Valenciana albergan una buena parte de la interesante fauna subterránea que se conoce en el ámbito íbero-balear.

Cuenta con una serie de reliquias zoológicas que han sobrevivido hasta nuestros días, refugiadas en el subsuelo de las montañas que quedan próximas a la costa mediterránea (Alineaciones Costeras Castellonenses, estribaciones orientales del Sistema Ibérico y nororientales del Sistema Bético).

A finales del Terciario la subida del mar convirtió estos relieves calcáreos en islas.

Dicho aislamiento dio lugar a nuevas especies que apenas han evolucionado en 15 millones de años, por lo que son auténticos fósiles vivientes. Microtyphlus (Speleotyphlus) infernalis parece ser un microendemismo que, por el momento, sólo ha sido hallado en una cavidad de Sierra Calderona (Sistema Ibérico).

Su adaptación al medio subterráneo, donde apenas tiene competidores, ha permitido que este invertebrado condenado a desaparecer sobreviva hasta nuestros días como una reliquia zoológica.


Microtyphlus (Speleotyphlus) infernalis

La mayoría de las especies que constituyen el linaje de coleópteros al que pertenece Microtyphlus (Speleotyphlus) infernalis tienen un tipo de vida endogea; esto significa que viven en los pequeños intersticios del suelo, entre ellos los que producen las raíces de las plantas. Sin embargo, se ha observado un interesante fenómeno en el Levante español, y es que una serie de estas especies viven en zonas aún más profundas, como son las cuevas y simas del lugar. Tal es el caso de la nueva especie descubierta. La vida en esos amplios espacios subterráneos ha propiciado la selección de una serie de características morfológicas propias de especies cavernícolas como es el alargamiento de apéndices y la estilización del cuerpo.

Microtyphlus (Speleotyphlus) infernalis es una especie ciega y despigmentada que, como otros cavernícolas, se orienta en oscuridad, caza y se reproduce, utilizando su batería de órganos sensoriales especiales del tipo quimiorreceptor y mecanorreceptor.

Los autores de este descubrimiento, Vicente Ortuño (UAH) y Alberto Sendra (MVHN), han publicado toda la información disponible de esta especie en la Revue suisse de Zoologie, prestigiosa revista científica de Zoología cuya sede se halla en el Museo de Historia Natural de Ginebra (Suiza).

Vía. Madri+d, 26/04/2010
F:http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=43615&tipo=g

Inauditas formas de vida aparecen en un lago de asfalto

Un apestoso lago de asfalto natural llamado Pitch Lake, una reserva subterránea situada en Trinidad y Tobago en la que no existe el oxígeno y apenas el agua, escondía un gran secreto. Millones de microbios no sólo sobreviven en este infierno de gases tóxicos, un ambiente en el que parece imposible encontrar algo vivo, sino que se multiplican en condiciones extremas en el líquido caliente, que puede alcanzar los 55 ºC.

El lago es lo más cercano que tenemos en la Tierra a los mares de hidrocarburos que salpican Titán, una de las lunas de Saturno, lo que abre la puerta a la esperanza de encontrar vida más allá de nuestro planeta y plantea el interrogante de si el agua debe ser considerado un elemento tan importante para la vida como se creía hasta ahora.

Pitch Lake, que significa lago de alquitrán, está ubicado cerca de La Brea, en el suroeste de Trinidad. Tiene una superficie de 40 hectáreas y está situado a 75 metros de profundidad. Constituye la reserva más grande de asfalto líquido del mundo y suministra este elemento a las carreteras de la costa este de EE.UU. Las temperaturas del asfalto oscilan entre los 30 y los 55ºC y una mezcla de hidrocarburos de metano, propano y etano surge constantemente desde el líquido. Resulta difícil de creer, pero un grupo de investigadores de la Washington State University ha descubierto que el lago está plagado de organismos que son capaces de vivir sin oxígeno, en un ambiente extremadamente tóxico y casi sin agua. Y no son pocos. En cada gramo de líquido han aparecido entre uno y diez millones de criaturas, microbios de distintos tipos, desde bacterias hasta arqueas, organismos unicelulares que carecen de núcleo. Alrededor del 30% son especies no conocidas.

RESPIRAN METALES

Según explica el investigador Dirk Schulze Makuch, responsable del estudio, los microbios viven en azufre, hierro, metano y otros hidrocarburos. Algunos incluso respiran los metales. El experto asegura que formas de vida similares a ésta sólo se han encontrado en muestras tomadas en pozos submarinos de petróleo.

Los investigadores están entusiasmados con las implicaciones que su descubrimiento puede tener en la búsqueda de vida en mundos como Titán. La luna de Saturno tiene todos los elementos necesarios para la vida, con un pequeño inconveniente... Sus mares están llenos de metano en vez de agua, pero los microbios encontrados en el país caribeño parecen no tener problemas al respecto.
Judith de Jorge

Vía: ABC. 26/04/2010
F:http://www.abc.es/20100423/ciencia-tecnologia-biologia-vida-animal/inauditas-formas-vida-sobreviven-201004231819.html

viernes, abril 23, 2010

Los pilares abisales de la vida sobre la Tierra

Científicos de todo el mundo están recopilando información sobre microbios diminutos y otras especies del fondo de los océanos no apreciables a simple vista pero que están relacionadas con casi la totalidad del resto de los seres vivos del planeta.

Este trabajo forma parte del «Censo de la Vida Marina» (CoML), una de las colaboraciones de mayor envergadura en la historia de la ciencia y en la que participan más de 2.000 investigadores de más de 80 países.

Los microbios marinos son criaturas diminutas que componen el 90% de la biomasa de todos los océanos. El zooplancton, las larvas y otros miembros de la familia microbiana que viven en el fondo marino son fundamentales para el buen funcionamiento de nuestro planeta y su estudio nos aporta información sobre la cadena trófica de la Tierra, el ciclo del carbono y otras funciones elementales.

Los científicos encargados del estudio referido están componiendo un inventario de estas criaturas, identificando especies, cantidades y situaciones geográficas y, en general, tratando de averiguar la función que desempeñan. A esta investigación contribuyen cuatro de los catorce proyectos que participan en la elaboración del Censo de la Vida Marina, un trabajo científico de enorme envergadura sobre de la vida oceánica del pasado, el presente y el futuro que recibe apoyo comunitario a través de varias subvenciones otorgadas a proyectos concretos.

Los cuatro proyectos de dicho Censo que se centran en especies marinas no apreciables a simple vista son el «Censo Internacional de Microbios Marinos» (ICoMM), el «Censo de Zooplancton Marino» (CMarZ), el «Censo de la Diversidad de la Vida Marina Abisal» (CeDAMar) y la «Biografía de Ecosistemas de Aguas Profundas» (ChEss). En estos cuatro proyectos participan unos 300 científicos que, hasta octubre de 2010, fecha establecida como término de la iniciativa de Censo, habrán realizado cerca de 300 expediciones.

«La magnitud de los descubrimientos realizados durante la elaboración del Censo no ha sido tan grande en ningún otro ámbito de la vida oceánica como en el de los microbios», afirmó el Dr. Mitch Sogin, del Laboratorio Biológico Marino de Woods Hole (Estados Unidos) y colaborador del Real Instituto de Investigación Marina de los Países Bajos (NIOZ) a través de ICoMM.

«Los científicos están descubriendo y describiendo un nuevo mundo sorprendente de diversidad y abundancia microbiana, esquemas de distribución y cambios estacionales», añadió el Dr. Sogin.

Pero esto no siempre ha sido así. Hasta que empezó la iniciativa del Censo no se sabía mucho sobre estas criaturas oceánicas diminutas ni sobre la aportación del estudio de su mundo microscópico para conocer mejor la vida en la Tierra. Por ejemplo, en la década de los cincuenta se estimó que un litro de agua marina contenía 100.000 células microbianas, pero las estimaciones actuales sitúan dicha cifra en más de 1.000 millones de microorganismos. No ha sido hasta hace poco cuando la comunidad científica descubrió un manto de microbios que cubre una zona del tamaño de Grecia en el fondo oceánico frente a la costa oeste de América del Sur. Este manto se considera una de las mayores concentraciones de vida de todo el planeta.

Desde que comenzaron los trabajos de ICoMM se han extraído muestras oceánicas de más de 1.200 puntos que han permitido la creación de una base de datos que contiene 18 millones de secuencias de ADN (ácido desoxirribonucleico) microbiano. El presidente del consejo consultivo científico del ICoMM, el Dr. John Baross de la Universidad de Washington (Estados Unidos), explicó que el estudio no ofrece más que una pincelada de la fabulosa cantidad de entornos microbianos que quedan por explorar.

«Existen bacterias asociadas a cada uno de los cientos de miles de animales marinos de mayor tamaño, los cuales son portadores de floras microbianas tanto intestinales como pegadas a su superficie externa que probablemente han evolucionado de forma paralela. Sólo en los animales marinos podríamos encontrar cientos de millones de especies microbianas. Es un vasto campo de investigación para la década venidera», indicó el Dr. Baross.

El director del proyecto CeDAMar, el Dr. Pedro Martínez Arbizu del Instituto de Investigación Senckenberg (Alemania), añadió que este tipo de resultados inducen a considerar el fondo del océano desde una perspectiva nueva. «Estos hallazgos nos hacen ver que no podemos utilizar las profundidades oceánicas como un vertedero ni someterlas a una extracción de recursos sin límites sin alterar de forma drástica las comunidades marinas que habitan en ellas.»

Las conclusiones de la iniciativa Censo de la Vida Marina se presentarán y debatirán en octubre de 2010 en Londres (Reino Unido) con ocasión de su congreso de clausura.

Vía: Madri+d, 21/04/2010
F:http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=43585&origen=notiweb

Las grandes sequías de los últimos 1.000 años jugaron un importante papel en la historia

Los investigadores de anillos arbóreos tardaron dos semanas en  estudiar esta cicuta milenaria nepalí. | Brendan Buckley

Los investigadores de anillos arbóreos tardaron dos semanas en estudiar esta cicuta milenaria nepalí. | Brendan Buckley

Las lluvias estacionales que traen los vientos monzones al continente asiático alimentan prácticamente a la mitad de la población mundial. Cuando faltan a su cita anual, el planeta pasa hambre. Un estudio de los anillos de los árboles que abarca un periodo de 700 años, revela la existencia de cuatro megasequías en los últimos 1.000 años que asolaron a la especie humana, según publica la revista 'Science'. La investigación ha corrido a cargo de un equipo de investigadores del Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia en Palisades, Estados Unidos.

Los científicos han tomado muestras de 300 árboles en toda Asia, y han definido un 'Atlas de la Sequía del Monzón de Asia' o 'MADA', según sus siglas en inglés, en el que se detalla el efecto del agostamiento en vastas extensiones de espacio y tiempo. El estudio, dicen, mejora los modelos climáticos convencionales, que no logran definir con precisión los efectos de los monzones asiáticos e impiden planificar acertadamente el futuro del calentamiento global.

La reconstrucción cubre tres episodios climáticos clave en el último milenio: la parte final de la Anomalía Climática Medieval, la Pequeña Edad de Hielo y el periodo contemporáneo de cambio climático basado en el ser humano.

Exiten pruebas que apuntan a una influencia de las variaciones cíclicas de la temperatura de la superficie marina en los cambios monzónicos. Algunos expertos sugieren que el calentamiento global podría alterar esos ciclos y posiblemente los haría menos intensos, aunque aún no se ha alcanzado un consenso sobre este punto.

En algunas especies arbóreas, la lluvia determina la anchura de sus anillos anuales de crecimiento. Esas marcas del paso del tiempo son las que han leído estos científicos durante más de 15 años para elaborar su estudio. Los árboles a analizar debían ser lo suficientemente viejos para haber vivido las grandes sequías, y el equipo ha tenido que recorrer bosques desde Siberia a Indonesia y el norte de Australia, tan occidentales como los paquistaníes y tan orientales como los japoneses.

El 'MADA' registra al menos cuatro sequías épicas, que están relacionadas con grandes catástrofes históricas. El clima podría haber jugado un importante papel en la caída de la penúltima familia real china, la dinastía Ming, en 1644. Entonces se produjo una grave sequía, que algunos textos de la época describen como la peor en cinco siglos. Los anillos de los árboles revelan que duró tres años, y que fue más mordaz en el noroeste chino, en las inmediaciones de Pekín. Parece que la falta de agua podría haber incentivado las rebeliones que acabaron con los Ming.

El monzón volvió a fallar entre 1756 y 1768, un periodo que coincide con el colapso de los reinos de los actuales Vietnam, Tailandia y Birmania. La sequía enturbió las estructuras políticas hasta Siberia, y los anillos arbóreos indican también que el oeste de la India se vio gravemente afectado. Este agostamiento no aparece documentado en textos históricos, pero los investigadores rastrearon sus consecuencias en los anillos de varias tecas en Tailandia, y más tarde en varios cipreses vietnamitas.

La sequía que asoló la India entre 1790 y 1796 se sintió a lo largo y ancho del globo. Trajo consigo levantamientos civiles y tumultos. La más sonada de estas rebeliones, la Revolución Francesa.

Pero la peor de todas fue la 'Gran Sequía' de la era victoriana, entre 1876 y 1878. Afectó a los trópicos y provocó hambrunas que acabaron con la vida de 30 millones de personas. En base a las pruebas que aportan los anillos arbóreas, esta falta de lluvias fue especialmente terrible en la India, pero se extendió hasta la lejana China y la actual Indonesia. Las políticas de la era colonial intentaron medrar con las consecuencias de este fenómeno climático, pero el hambre y el cólera agitaron a la población, que se sublevó contra Francia.

Vía: El Mundo, 23/04/2010

F:http://www.elmundo.es/elmundo/2010/04/22/ciencia/1271954912.html

lunes, abril 19, 2010

En busca de nuevas especies


La orografía vertical de las Islas, entre otras circunstancias, hace presagiar que a estas alturas de la historia queden por descubrir nuevas especies de flora.

No sería demasiado descabellado pensar que pudiera quedar todavía entre un 5 y un 10 por ciento por descubrir", afirma Águedo Marrero, biólogo investigador y curator (conservador) del herbario del Jardín Canario Viera y Clavijo.

En los últimos 25 años, los mismos que lleva en la institución el biólogo, el trabajo investigador ha permitido el registro de una treintena de nuevas especies. "Casi una por año. Está claro que no hay ninguna razón para decir que hemos llegado ya al tope".

El trabajo de campo de los botánicos desarrollado en los últimos años y la profusión de intercambios de especies con otros herbolarios, nacionales y hasta internacionales, abona esa tesis, alentada por los resultados acreditados en las décadas recientes, tal y como ha señalado Marrero.

"Desde hace varias décadas hay un alto interés y necesidad por parte de la administración, y también como exigencia de la sociedad, de establecer los catálogos de especies protegidas. E, incluso, de hacer un seguimiento de cómo están realmente las especies en el campo, sobre todo las que pueden estar con algún grado de amenaza o peligro".

Y eso ha llevado a la formulación y ejecución de proyectos que, a su vez, han obligado a las salidas al campo y el trabajo colaborativo entre biólogos de distintas instituciones, tanto a nivel local como nacional e internacional.

"Ese tipo de salidas también lleva a prospectar una serie de zonas, de áreas que nunca se habían prospectado con esa intención", señala el biólogo. "Y eso conlleva un trabajo de recolección de material, conjuntamente al de seguimiento de las especies ya conocidas".

Y, al final, el resultado es la localización de poblaciones nuevas, y la generación de una red de herbarios que, incluso, se implican en las recolecciones que también se facilitan para el intercambio. "Llevamos doce años participando en intercambios con instituciones españolas y portuguesas. Ahora tenemos una colección interesante de material que está relacionado con nuestra flora, del Mediterráneo, norte de África, y el resto de las islas macaronésicas (Azores y Madeira), y también Cabo Verde.

VIVOS. "Los herbarios son colecciones de historia natural pero perfectamente vivos", explica Águedo Marrero. "Nuestros referentes son normalmente bibliográficos, pero está claro que la mejor imagen es un pliego de herbario".

Así, se disponen perfectamente las plantas secas en carpetas que llevan con precisión los datos identificativos: desde la localización precisa, la ecología, altitud, coordenadas UTM y los recolectores, entre otros.

Circulares y correos electrónicos son ya una actividad habitual entre los botánicos para solicitar préstamos o cualquier otra información que facilite el intercambio de conocimientos.

"Es un trasiego continuo, que no se ve. Prestamos y recibimos material. Hay todo un protocolo. Todo para contribuir al avance de la taxonomía y de la botánica en general".

En la tarea investigadora, la observación con la lupa permite llegar hasta los caracteres fundamentales de la planta, asociados principalmente a la flor y los frutos, pero también a las hojas. "Son caracteres que suelen ser micromorfológicos y que se conservan perfectamente".

El herbario del Jardín Canario Viera y Clavijo ronda los 40.000 pliegos de los que alrededor de 25.000 están ya registrados. "Es decir, con el número de entrada, como si fuera el registro de un libro. El resto está en distintos procesos".
Carmen Santana

Vía: La Provincia, 219/04/2010
F:http://www.laprovincia.es/sociedad-futuro/2010/04/19/busca-nuevas-especies/296904.html

miércoles, abril 14, 2010

El geólogo que cambia los mapas de España

Luis Somoza Losada es geólogo marino e investigador del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), pero bien podría ser mago. Cuando él investiga una región, los libros de geografía se ven obligados a aumentar la extensión del territorio. Actualmente es coordinador científico del proyecto de ampliación de la plataforma continental española (la frontera submarina) y pronto podría añadir 200.000 kilómetros cuadrados a Canarias (de los 100.000 actuales), cuando este verano realice el estudio de los fondos marinos al oeste de la isla del Hierro.

En Galicia se ha propuesto una ampliación de 50.000 kilómetros

En aguas españolas se han hallado volcanes de fango en el golfo de Cádiz

En época de crisis, Somoza, haciendo encaje de bolillos, ha logrado unir los esfuerzos de cuatro ministerios: Asuntos Exteriores, Defensa, Ciencia e Innovación y Medio Ambiente, Medio Rural y Marino. La campaña movilizará tres buques oceanográficos: el Hespérides en agosto de 2010, el Miguel Oliver, en la primavera de 2011, y el Sarmiento de Gamboa, en septiembre de 2011.

Para realizar los trabajos utiliza una tecnología de sondas con la que se obtiene un mapa del relieve de los fondos marinos. "Es una batimetría del fondo con enorme calidad", explica el geólogo, "y busca los rasgos submarinos que sean prolongación de la plataforma canaria, volcanes con la misma naturaleza y características del archipiélago. Todo forma parte de un conjunto. También se hacen muestreos de los posibles recursos minerales, como los nódulos polimetálicos que concentran grandes cantidades de minerales y zonas de gas".

Estos trabajos científicos se presentarán en la comisión técnica de la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS), en Nueva York, como ya se ha hecho con las campañas Breogham y ESPOR, a bordo del Hespérides, en el Golfo de Vizcaya y frente a Galicia, en las que Somoza fue el responsable científico, en 2005 y 2009, respectivamente.

Hasta el momento, la Comisión de Nueva York ha aprobado (el 24 de marzo de 2009), una extensión total de 78.000 kilómetros cuadrados de título jurídico de España sobre la plataforma continental del mar Cantábrico. La propuesta se basó, principalmente, en los datos adquiridos en la campaña oceanográfica Breogham, que se realizó de forma conjunta con Irlanda, Francia y el Reino Unido.

En Galicia, donde se han propuesto unos 50.000 kilómetros cuadrados para añadir a la plataforma continental española, el IGME ha descubierto indicios de gas natural e hidratos de gas. Es el caso del Gran Burato, un agujero de más de cuatro kilómetros de diámetro. Además, recientemente el mismo equipo de investigación que dirige Somoza ha encontrado una gran variedad de nódulos de hierro, de manganeso y de costras polimetálicas y fosforitas en las zonas profundas del margen gallego.

En España, se han descubierto indicios de emisiones de gas e hidratos de gas en los fondos marinos profundos del golfo de Cádiz, Galicia, mar Cantábrico y en el mar de Alborán. Entre los últimos hallazgos cabe destacar los grandes campos de chimeneas de gas metano y más de 52 volcanes, a una profundidad de entre 300 y 4.000 metros, que expulsan fango con gas, y que indican la presencia de hidrocarburos en el golfo de Cádiz y en el mar de Alborán. Allí también han encontrado nódulos de hierro y manganeso ricos en níquel y cobalto.

Somoza considera que algunas películas de ciencia ficción, donde el mal viene del fondo, "tienen su aquel científico, por ejemplo, el triángulo de las Bermudas", donde existe la hipótesis de que hay varios agujeros en el fondo marino que emiten gas metano y cuando pasa por encima algún barco pierde parte de su estabilidad.

Él fue el jefe científico del proyecto Tasyo de exploración de emisiones naturales de hidrocarburos en el golfo de Cádiz y es el actual representante español de la Acción Europea conjunta COST para el estudio de gases hidratados en el Ártico. Puede estar horas explicando curiosidades del fondo del mar, como el hielo inflamable. En todos los mares, a partir de mil metros de profundidad, el gas aparece en estado sólido, similar en apariencia al hielo, pero constituido por moléculas de gas rodeadas por una malla de moléculas de agua, explica.

Las primeras muestras de hidratos de metano mostraron un aspecto exterior semejante a un fragmento de hielo de color blanquecino, explica Somoza. Los fragmentos de hidratos se funden con rapidez, en respuesta al cambio de presión y temperatura, transformándose en agua y gas metano. En estado helado, tienen la particularidad de que se inflaman cuando se les acerca una llama, de ahí el sobrenombre de hielo inflamable.

Otro de los lugares que conoce bien Somoza es la Antártida, donde ha hecho seis campañas oceanográficas en el Hespérides desde el año 1992. "Allí también hemos estudiado la relación entre el frío y el calor, como haremos en Canarias; volcanes submarinos profundos, zonas de hielo y gas hidratado", dice.

El proyecto Hidrodec de hidrotermalismo submarino en la Antártida también fue dirigido por Somoza, entre 2001 y 2002, buscando claves para la exploración de Marte. El continente helado, explica, no sólo constituye uno de los paraísos naturales más espectaculares de nuestro planeta, señala Somoza: "Es, además, un perfecto laboratorio geo-biológico para comprender cómo funcionan multitud de procesos terrestres y marinos, y cómo la vida se adapta a ambientes extremos".

Vía: El País, 07/04/2010

F:http://www.elpais.com/articulo/futuro/geologo/cambia/mapas/Espana/elpepufut/20100407elpepifut_1/Tes

Descubren las chimeneas volcánicas submarinas más profundas del planeta


Primera imagen tomada de la 'fumarola negra'. | National  Oceanography Centre

Primera imagen tomada de la 'fumarola negra'. | National Oceanography Centre

Una expedición dirigida por científicos del Centro Nacional de Oceanografía en Southampton (Reino Unido) ha descubierto las chimeneas volcánicas submarinas más profundas del mundo, conocidas como 'fumarolas negras', de unos 5.000 metros de profundidad en la depresión de Cayman, en el Caribe, según ha hecho público la propia institución en un comunicado.

Los investigadores utilizaron un vehículo controlado por control remoto de inmersión profunda y descubrieron delgadas espirales de minerales de cobre y hierro en el manto marino, erupciones de agua lo suficientemente calientes para derretir el plomo y unos 800 metros más profundas que las observadas con anterioridad.

Las ventilaciones del océano profundo son fuentes submarinas de aguas extremadamente calientes que surgen del lecho del mar. Los investigadores estudian las colonias de criaturas que proliferan gracias a estas columnas cálidas submarinas ya que proporcionan información sobre la vida marina en el mundo, la posibilidad de vida en otros planetas e incluso sobre cómo comenzó la vida en la Tierra.

La falla volcánica más profunda

La depresión de Cayman es la falla volcánica submarina más profunda del mundo y recorre el lecho marino del Caribe. La presión a casi 5.000 metros en el fondo de la depresión equivale a 500 veces la presión atmosférica normal. Los investigadores compararán ahora la vida marina en el abismo de la depresión de Cayman con la conocida en otras fumarolas negras para comprender la cadena de vida en el océano profundo.

Los científicos también estudiarán la química del agua caliente que sale de las ventilaciones y la geología de los volcanes submarinos donde se encuentran estas fumarolas para conocer los procesos geológicos y geoquímicos fundamentales que dan forma al mundo.

Según señala Doug Connelly, científico principal de la expedición, "esperamos que nuestro descubrimiento produzca nuevas revelaciones sobre elementos importantes para la biogeoquímica en uno de los ambientes más extremos existentes en la naturaleza".

Bramley Murton, piloto del vehículo submarino que ha paseado por primera vez alrededor de estas respiraderos volcánicos, dice que el entorno que descubrió "era como pasear sobre la superficie de otro mundo. Los tonos multicolores de las espirales de mineral y los azules fluorescentes de las alfombras microbianas que las cubrían no se parecían a nada de lo que hubiera visto antes".

Vía: EL Mundo, 13/04/2010

F:http://www.elmundo.es/elmundo/2010/04/12/ciencia/1271075028.html

martes, abril 13, 2010

«Geolodía» por el Barranco de Tamaraceite y la Caldera de Bandama para celebrar el Día Internacional de la Madre Tierra

- Esta actividad forma parte de una iniciativa nacional a la que se han sumado 35 provincias españolas.

El Grupo de Investigación Geovol de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, en colaboración con la Sociedad Geológica de España, organizan un GeoloDía el 25 de abril, coincidiendo con el Día Internacional de la Madre Tierra, y en el marco de una iniciativa nacional a la que se han sumado 35 provincias españolas, siendo esta actividad en Gran Canaria la única que tendrá lugar en las Islas Canarias.

Con este motivo, un grupo de especialistas en Geología saldrán al campo, concretamente al Barranco de Tamaraceite y a los Volcanes de Bandama, a explicar al público que desee participar cómo es la geología de su zona y cómo se trabaja en esta área.

El lugar de encuentro será la Fuente Luminosa en Las Palmas de Gran Canaria, a las 9.00 horas, para realizar en guagua el recorrido geológico y una caminata en el interior de la Caldera de Bandama. El regreso se estima a media tarde por lo que los participantes deberán ir provistos de ropa y calzados cómodos, comida y bebida.

El número máximo de participantes se cifra en 100 personas y se debe confirmar asistencia en el correo electrónico mcabrera@dfis.ulpgc.es.

Los Geolodías pretenden acercar a la sociedad tanto la Geología como la profesión del geólogo. Consisten en una excursión de campo guiada por geólogos, totalmente gratuita y abierta a todo tipo de público. Se realiza en lugares interesantes por su entorno geológico, y se proporciona una información rigurosa a nivel divulgativo. Permite ver estos lugares con «ojos geológicos», y vislumbrar algunos aspectos de cómo funciona la Tierra sobre la que vivimos y de cuyos recursos naturales dependemos totalmente. Es también una manera de sensibilizar a la población sobre la importancia y necesidad de proteger nuestro patrimonio geológico.

En los últimos años se han venido celebrando Geolodías en diversas provincias españolas. El origen de esta iniciativa se sitúa en la provincia de Teruel, donde en el año 2005 y en el seno del Instituto de Estudios Turolenses, geólogos aragoneses iniciaron la celebración de los Geolodías. Poco a poco, se sumaron otras provincias a esta iniciativa, y en el 2009, tuvieron lugar Geolodías en Segovia, Valencia, Guadalajara, Teruel, Zaragoza, Huesca y Alicante, siendo una iniciativa apoyada por la Sociedad Geológica de España, la Asociación Española para la Enseñanza de las Ciencias de la Tierra (AEPECT), así como el Instituto Geológico y Minero de España (IGME).

Vía: Boletín FULP, 13/04/2010

F:http://www.fulp.ulpgc.es/?q=boletin_mostrarnoticia&codigo_noticia=20217

lunes, abril 12, 2010

Las plantaciones de eucaliptos amenazan el paisaje gallego

Un equipo de investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) apunta a factores humanos como principales causantes del deterioro de los bosques gallegos, que han perdido un 20% de su territorio en los últimos 50 años, periodo estudiado en esta investigación.

El investigador principal Alberto L. Teixido aboga por cambios en las regulaciones y entiende que es necesario actuar preferentemente sobre la principal amenaza del ecosistema: los eucaliptos. Las Fragas do Eume (Galicia) han sufrido una transformación radical, agravada por una severa fragmentación de las masas boscosas y una importante pérdida de hábitats. Se trata de uno de los bosques autóctonos atlánticos mejor conservado de Europa, declarado Parque Natural en 1997. No obstante, ha perdido el 20% de su territorio en los últimos 50 años y el paisaje de ribera de avellanos y alisos, que actúa como refugio de especies únicas de helechos, se ha recortado en 48 kilómetros y el bosque autóctono de macizos frondosos ha perdido 647 hectáreas. El diagnóstico se recoge en una investigación realizada por el Departamento de Biología y Geología de la Universidad Rey Juan Carlos encabezada por los investigadores gallegos Alberto L. Teixido y Luis G. Quintanilla. Las conclusiones del análisis paisajístico de los cambios observados en la zona entre los años 1957 y 2003 acaban de ser publicados en la revista internacional Journal of Environmental Management.


Por otro lado, la construcción de un gran embalse, finalizado en 1960, también supuso un cambio brusco en la distribución espacial de la vegetación ribereña. Pese a ello, este ecosistema sigue manteniendo un enorme valor. Este es el panorama general que afecta al conjunto de las Fragas do Eume. No obstante, el mayor daño en cuanto a pérdida de hábitat se ha observado en uno de sus ecosistemas más valiosos y característicos, los bosques de ribera. La vegetación típica que bordea y recorre el Eume y sus ríos tributarios se ha recortado en 48 kilómetros, lo que significa una pérdida de un 33,9% con respecto a los años cincuenta. El ecosistema ribereño bien conservando se extendía antaño por una red de 141 kilómetros, que ahora se reduce a 93,6. La deforestación del entorno del cauce fluvial es otra de las amenazas, ya que se ha incrementado en un 41,4% en el mismo período.

En 1957, el 86% del bosque estaba comprimido prácticamente en un único fragmento. Ahora, el terreno se ha fragmentado en 137 espacios aislados, la mayoría de los cuales tiene menos de una hectárea de superficie. "Se ha perdido una conectividad biológica importantísima, insalvable, que ha supuesto la pérdida de la mitad de la continuidad de la vegetación de ribera del río Eume", admite Teixido. No obstante, desde la declaración del parque natural en 1997 se están tomando medidas que están contribuyendo a paliar su deterioro. Toda esta situación hace necesario que la Administración refuerce las medidas de conservación para mantener los bosques originales y fomentar la conectividad biológica para evitar la fragmentación. "Las plantaciones de eucalipto deben cesar y una de las medidas favorables sería repoblar con especies autóctonas, fundamentalmente robles, las zonas de matorral para aumentar la conectividad del bosque", apunta el investigador principal.

Vía: Madri+d, 12/04/2010
F:http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=43414&tipo=g

Degradación de los bosques de niebla


Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) han estudiado la situación actual de los bosques de niebla andinos evidenciando su degradación a través de cambios en la vegetación y de la pérdida de diversidad.

Los bosques de niebla son ecosistemas frágiles pero que han mantenido una elevada biodiversidad. Investigadores de la ETSI de Montes de la UPM, han llevado a cabo un estudio sobre la vegetación actual en un bosque de niebla andino y han evidenciado la pérdida que se está produciendo en este tipo de ecosistemas ya que el número de especies que aparece está disminuyendo y algunos arbustos empiezan a impedir el desarrollo de los grandes árboles que antes ocupaban toda la zona. La principal causa es la acción directa del hombre, pero también los cambios en las condiciones ambientales pueden estar afectándoles negativamente.

Estos bosques son ecosistemas singulares que aparecen sólo en determinados puntos del planeta donde las condiciones de humedad son muy elevadas y originan un manto de nubes que diariamente cubre el bosque.


El estudio de la UPM se ha centrado en un bosque de niebla andino. La importancia de los bosques andinos radica no sólo en su valor ecológico, ya que son una de las zonas con mayor biodiversidad del planeta, sino que, además, los Andes son los "reguladores del agua" de la cuenca amazónica.

La superficie actual que ocupan los bosques de niebla no llega a un 10% de lo que ocuparon originalmente. La principal causa de su desaparición ha sido la acción directa del hombre (tala para cambio de uso del suelo), pero ésa no es la única amenaza. Al ser ecosistemas frágiles, cualquier cambio en las condiciones ambientales puede afectar negativamente al ecosistema.

En este estudio[1] [2] sobre la vegetación de un bosque de niebla andino se ha puesto en evidencia la pérdida ecológica que se está produciendo en estos ecosistemas. Para llegar a este resultado, se realizó un primer análisis donde se comparó la riqueza de especies del arbolado adulto con la riqueza de especies del arbolado joven, y un segundo análisis donde se estudió la dinámica entre dos grupos de especies: un primer grupo compuesto por especies que necesitan una elevada humedad ambiental para su desarrollo y un segundo grupo con especies menos exigentes y que se regeneran bien aunque la humedad ambiental sea menor. El estudio ha comparado la proporción de ambos grupos entre los árboles adultos y los árboles jóvenes.

En los resultados del primer análisis se observó que muchas especies de árboles que antes aparecían por toda el área boscosa, ahora sólo encuentran zonas adecuadas para su desarrollo en las zonas más interiores del bosque (las zonas más refugiadas).

En el segundo análisis se observó que las especies que necesitan más humedad tan solo están regenerándose en las zonas del bosque donde hay pequeños valles por donde transcurren cursos de agua constantemente o en las zonas de mayor altitud, donde la temperatura es menor y la humedad mayor.

Todo parece indicar que la razón por las que estos dos fenómenos están sucediendo de forma simultánea es que las condiciones de elevada humedad, esenciales para que existan los bosques de niebla, han disminuido. El grado de humedad que antes había en todo el bosque ahora sólo se mantiene en el interior y cerca de las zonas por donde transcurren riachuelos, de ahí que los árboles se refugien en las zonas interiores y más húmedas del bosque. Asimismo, estudios recientes han demostrado que ha aumentado la altitud a la que aparece el cinturón de nubes en los Andes, y las especies con mayores requerimientos de humedad "siguen" a las nubes hacia zonas más altas donde encuentran las condiciones adecuadas para su desarrollo.

Aunque, como ya se ha dicho, la principal causa de desaparición de estos bosques es la tala directa, en este trabajo se ha corroborado una segunda amenaza: si la extensión del bosque no es suficientemente elevada, muchas especies ya no se regenerarán, y si las condiciones climáticas cambian, los bosques tal y como hoy los conocemos no se podrán adecuar a las nuevas condiciones y darán paso a un bosque más degradado.

La conclusión de este estudio evidencia la necesidad de adoptar medidas urgentes de protección y gestión en estas zonas, que raras veces se están ejecutando o se ven obstaculizadas por el contexto político y socio-económico de los países en los que aparecen estos bosques.



[1] Ledo, A., Montes, F., Condés, S. 2009. Species dynamics in a montane cloud forest: Identifying factors involved in changes in tree diversity and functional characteristics. Forest Ecology and Management, 258S: 75-84
[2] Ledo, A., Montes, F., Condés, S. 2008. Response to disturbances in a montane cloud forest: decrease in biodiversity and change in functional characteristics. IUFRO Conference: Biodiversity in Forest Ecosystems and Landscapes Kamloops, BC, Canada.

Vía. Madri+d, 12/04/2010

F:http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=43415&tipo=g

La leche no nace en el 'tetrabrik'

Una iniciativa mundial analiza el papel de la naturaleza en el bienestar humano

Antes de la creación de las ciudades, el ser humano vivía en relación constante con la naturaleza y se nutría de ella. Sin embargo, más de la mitad de la población mundial ya vive en las ciudades, lo que ha provocado "una indiferencia hacia la naturaleza que nos obliga a enseñar a los niños que la leche no procede de un tetrabrik, sino de las vacas; es una amnesia ecológica", denuncia el catedrático de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Carlos Montes. El experto está inmerso en el proyecto internacional de Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (EEM) que analiza el funcionamiento, la estructura y las tendencias de los ecosistemas del mundo.

Esta iniciativa internacional surgió en 1998 de la mano del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, con el objetivo de hacer un análisis piloto de los ecosistemas globales. Esta primera fase, en la que España no participó, reveló que "en los últimos 50 años, los humanos han cambiado los ecosistemas más rápido que en cualquier otro periodo de la historia, lo que supone una pérdida irreversible de la diversidad", afirma el miembro de la EEM en España, Pedro Lomas.

El proyecto español no sólo evalúa los diferentes ecosistemas del territorio, sino que también "quiere identificar cuál es su papel en el bienestar humano", asegura Montes. La naturaleza genera recursos, pero también mitiga el riesgo de inundaciones y aludes, cumple funciones de polinización y regula la temperatura y el ciclo del agua. "La economía ignora de forma sistemática esta contribución", denuncia Lomas.
Lo que dan los ecosistemas

Con el apoyo de la Fundación Biodiversidad, los ecólogos de la UAM han definido los 13 ecosistemas diferentes que conforman el territorio español y durante los próximos meses evaluarán su papel en la vida humana. El objetivo es que tanto los tomadores de decisiones como la sociedad general sean conscientes de "todo lo que la naturaleza les da a cambio de nada", explica Montes. Según Lomas, "la degradación de los ecosistemas podría aumentar de manera significativa en la primera mitad de este siglo".

Una década después de la primera etapa de la EEM, ha comenzado la segunda, en la que España forma parte para garantizar la conservación del paisaje. "Estamos empezando a sufrir los efectos de las políticas cortoplacistas que han olvidado que el ser humano depende de la naturaleza", concluye Montes.

Los 13 ecosistemas de España

Termomediterráneo. Son bosques de temperatura moderada, dominados por las encinas.

Mediterráneo continental. Son casi exclusivos de la Península. Sufren grandes heladas y también destaca la encina.

Atlántico. Están dominados por la humedad y se componen de hayedos y robledales.

Alpino. En el Pirineo y Cantabria, con abundancia de hayedos.

Mediterráneo. Montañas de la costa del sur y del este, cubiertas por pinares.

Árido. Desiertos del sur, con escasas precipitaciones y fuerte erosión.

Agrosistemas. Huertas, olivares y dehesas asociados a la ganadería.

Litoral. Transición entre el ecosistema marino y continental.

Marino. Ecosistemas oceánicos.

Ríos y Riberas. Siguen el eje del río y están dominados por el caudal.

Humedales y lagos. Ecosistemas acuáticos que se diferencian por la profundidad.

Insulares. Clima subtropical de Canarias.

Urbanos. Las ciudades son ecosistemas caracterizados por su elevado consumo de energía.

MARTA DEL AMO - Madrid

Vía: Público, 2/04/2010
F: http://www.publico.es/ciencias/305435/proyecto/recordar/leche/nace/tetrabrik

miércoles, abril 07, 2010

La trufa del desierto busca huerto donde crecer

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La “papa cría”, hongo amenazado por su excesiva recolección, podría cultivarse en huertos
La trufa del desierto, en Canarias conocida como papa cría (Lanzarote), criada (Fuerteventura) o nacida (La Palma), es, quizás, la más humilde de las trufas (en el otro extremo, las hay que se cotizan a precios astronómicos por ser considerada exquisitez gastronómica). Pero aún siendo una trufa “venida a menos”, la del desierto que nace en laderas y montañas de Canarias también es apreciada por sus cualidades para la gastronomía. Lanzarote y Fuerteventura desarrollan experiencias para introducir el hongo en los huertos como producto de cultivo, facilitando el acceso a su consumo y evitando que se expolie como recurso en su estado natural.
Lanzarote y Fuerteventura desarrollan en sus territorios sendos proyectos para “domesticar” a la aquí denominada “papa cría” o “criada” (trufa del desierto), un hongo cuya recolección masiva está afectando su propia existencia.ia.
La recolección de la papa cría (o criada) se ha hecho tradicionalmente en las islas de Lanzarote y Fuerteventura de modo limitado, sobre todo por pastores que eran quienes caminaban y conocían el territorio y sus plantas. En unas islas como las de Canarias donde históricamente la población no comía setas ni en épocas de hambre y la afición a la micología es de apenas unas pocas décadas, las trufas del desierto (Terfezia pinoyii) han sido el único hongo consumido sin temor, por su gran parecido visual con las papas. Pero desde hace unos años se ha desatado toda una “fiebre” recolectora y cientos de personas se echan a caminar por montes y laderas en busca de papas crías, en muchos casos empleando herramientas inadecuadas (como palas o sachos), arrasando con todo lo que encuentran: es decir, acabando con la cosecha del año pero, también, dañando las condiciones del suelo que permiten al hongo volver a nacer al siguiente invierno.
Objetivo: domesticar la trufa El Cabildo de Lanzarote, a través de su Granja Agrícola, comenzó hace unos años a investigar la trufa del desierto que en esta isla conocen como “papa cría”. Su recolección se concentra en el mes de marzo, que es cuando el hongo crece y madura al amparo de raíces de la Helianthemum canariense, algo que se aprecia a simple vista (eso sí, ¡siendo muy buen observador!) porque en la tierra aparecen unas grietas. Sólo hay que escarbar con mucho cuidado y bajo esas grietas aparece la trufa. El objetivo de los trabajos ha madurado y pasa ya por “domesticar” a la trufa, es decir, conseguir cultivarla para evitar la gran presión que se ejerce sobre ella en el medio natural.

Primero, recolectar el hongo.
La primera parte del trabajo anual para domesticar a la papa cría consiste en su recolección. Esto tiene lugar a finales del mes de marzo, cuando se pueden obtener las trufas ya maduras. Una vez en el laboratorio, se mira que las esporas estén efectivamente maduras (y, si no, se guardan en nevera otro mes más, en recipiente hermético con jable de la zona donde se recolectó, para que madure).

Trocear, secar y moler
Las trufas maduras son troceadas en el laboratorio con un cuchillo, quedando en piezas muy pequeñas que se dejan secar dos o tres días al sol para que pierdan la humedad. Se trituran con un molinillo y se obtienen así las esporas molidas, el inóculo que se empleará para intentar su cultivo.

Cultivar turmeros
El turmero Helianthemum canariense es la planta asociada al hongo del desierto en Canarias, de cuyas raíces se sirve para crear el microrrizo donde nace (y cuya destrucción con palas elimina el futuro del hongo). La planta recibe del hongo nutrientes minerales y agua y el hongo, a su vez, obtiene de la planta hidratos de carbono y vitaminas. La beneficiosa relación mutua lleva a desarrollar una actividad paralela para obtener papas crías: obtener semillas del arbusto Helianthemum canariense, cultivarlas en vitro y dejar que desarrolle raíces en el vivero.
Turmero y esporas, al huerto

Pocos meses después de haber obtenido esporas de trufa y plantas turmero, se procede a inocular: se mezcla 1 gr de inóculo (esporas) cada 100 ml de agua y se deja reposar toda la noche. Al día siguiente, se distribuye alrededor de la planta en su maceta del vivero. Cuatro meses después se pasa a campo, plantando todo en el huerto... y a esperar que haya éxito y nazcan las trufas (para lo que hay que esperar más de un año).
Asesoramiento de la Universidad de Murcia e
Las experiencias que desarrolla la Granja Agrícola del Cabildo de Lanzarote (coordinadas por la bióloga agrícola Ana Garrido Martín) se han realizado con asesoramiento de la Universidad de Murcia. Precisamente, animados por esta iniciativa, el Cabildo de Fuerteventura también se ha puesto en contacto con Mario Honrubia, catedrático de Biología Vegetal de la universidad murciana.
Proyecto Micodes
El resultado de los contactos entre Fuerteventura y la Universidad de Murcia es la participación de esta otra isla en el proyecto de cooperación interterritorial Micodes (Micología y Desarrollo Rural) a cuyo frente está el doctor Honrubia, para la “conservación, valorización y difusión del conocimiento de los recursos micológicos y sus hábitats naturales”. En definitiva, tanto en Lanzarote como en Fuerteventura, de lo que se trata es de conseguir domesticar a la trufa del desierto, para obtenerla mediante cultivo controlado como producto gastronómico local sin poner en peligro su presencia silvestre.
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Al pie de los riscos de Famara. PELLAGOFIO acompañó a finales de marzo de 2010 a algunos operarios del Cabildo de Lanzarote en su recolección de papas cría para el laboratorio de la Granja Agrícola. En la foto, uno de los recolectores en la zona del Rincón de la Paja.


Localizadas por las grietas que provoca. Junto a una turmera (Helianthemum canariense), se puede ver la tierra agrietada (que resaltamos en recuadro con color más claro) donde ha crecido una papa cría.


Escarbar en el suelo. Lozalizado el lugar donde hay una papa cría, hay que retirar la tierra con cuidado hasta ver aparecer la trufa.

A simple vista. La trufa aparece a los pocos segundos de escabar con cuidado donde hemos visto la tierra agrietada.
Trocear para secar. En el laboratorio de la Granja Agrícola del cabildo lanzaroteño, la bióloga trocea las papas cría para ponerlas a secar.

Esporas como inóculo. Las trufas troceadas y secas se convierten en polvo, para obtener esporas que servirán de inóculo en una solución con agua.

Helianthemum canariense. La planta en cuyas raíces se alimenta la trufa del desierto en Lanzarote y Fuerteventura se cultiva en vivero (foto sobre estas líneas) y se le añade una solución de agua con esporas, antes de pasar la planta a los huertos con distintos tipos de suelo donde se está experimentando su cultivo con las esporas de la trufa del desierto o Terfezia pinoyii(foto grande en el encabezado del reportaje).
Texto y fotografías:
Yuri Millares
Vía. La Provincia, 07/04/2010
F:http://www.pellagofio.com/#repor