Un equipo de científicos cuya labor ha sido financiada con fondos comunitarios ha reproducido por primera vez en un laboratorio las señales sísmicas que a menudo preceden a una erupción volcánica. El trabajo, financiado en parte por una beca internacional Marie Curie de salida a terceros países del Sexto Programa Marco (6PM), se ha publicado en el último número de la revista Science.
Los investigadores deformaron de forma violenta bloques de basalto extraídos del monte Etna, situado éste en la isla de Sicilia, al sur de Italia. Las señales sísmicas generadas en el proceso se registraron mediante una serie de instrumentos dotados de gran sensibilidad.
Dichos instrumentos detectaron fenómenos de baja frecuencia que se generan en regiones volcánicas de todo el mundo y que los científicos compararon con el sonido que emite un órgano de tubos en una iglesia. En un volcán, estos sonidos se producen cuando discurren agua, vapor, gas o magma a gran velocidad por las diminutas grietas y fracturas de la roca.
Un aspecto muy importante del proyecto radica en la posibilidad de extrapolar con exactitud los descubrimientos realizados en el laboratorio a los volcanes reales, de tal forma que grietas de cincuenta milímetros en el laboratorio se comporten como las de doscientos metros en la naturaleza. Los investigadores confían en que esta nueva capacidad para recrear efectos volcánicos en el laboratorio facilitará la tarea de predecir el lugar y el momento de una erupción volcánica.
Actualmente alrededor de quinientos millones de personas viven lo suficientemente cerca de un volcán activo como para sufrir daños físicos o económicos importantes en caso de erupción. Se estima que cerca del diez por ciento de la población europea podría sufrir consecuencias económicas si se produjeran erupciones volcánicas. Además de las señales sísmicas, los científicos recurren a análisis de deformación del suelo e información geoquímica, como la emisión de gases, para predecir una erupción volcánica.
«El objetivo ideal de la investigación volcánica es el de poder predecir con absoluta precisión dónde y cuando entrará un volcán en erupción», apuntó Philip Benson, investigador becado por el programa Marie Curie del University College de Londres (Reino Unido), quien ha realizado los experimentos en un centro especializado para el estudio de la dinámica de fractura de rocas en la Universidad de Toronto (Canadá).
«No hemos alcanzado todavía ese nivel de detalle y, si he de ser franco, puede que no lo consigamos nunca. No obstante, el poder simular los fenómenos y condiciones de presión volcánicos ayuda mucho a los geofísicos en la exploración de la base científica de la agitación volcánica, y en último término a decidir si las ciudades cercanas a un volcán han de ser evacuadas o no.»
Los descubrimientos pueden también aplicarse a otros campos interesados en la fractura de las rocas, como la minería, la construcción, las exploraciones petroleras y gasísticas y la investigación sísmica.
Paul Young, vicerrector de la Universidad de Toronto, también participó en la investigación. Se mostró agradecido por el hecho de que el Dr. Benson haya elegido Toronto como el sitio donde utilizar su beca Marie Curie. «Philip podría haber ido a cualquier parte del mundo con tan prestigiosa beca, pero eligió la Universidad de Toronto», comentó.
El profesor Young añadió que «la inversión de la Fundación Canadiense para la Innovación permitió diseñar y construir un centro vanguardista experimental sobre fracturas, que ha propiciado una innovación investigadora competitiva a escala mundial y que ha reforzado nuestra capacidad para atraer los mejores talentos hasta Canadá. También es un ejemplo perfecto de cómo el apoyo del gobierno a la investigación depara enormes beneficios sociales.»
Vía: Madri+D, 15/10/08
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