El cambio climático ha modificado la distribución tradicional de los hongos. Preocupación de los micólogos por la colonización de la 'seta australiana'.
Calocybe gambosa (Fr.) Donk
El mundo de la micología no es una excepción y en Cantabria suman varios cientos las personas que despiertan a los ortos del bimestre abril-mayo con el único objetivo de encontrar la 'seta de cucu'. 'Perrechico' para un vasco. Es la más codiciada -El kilo de las más tempranas puede alcanzar los 1.000 euros-, pese a que en Cantabria también se dan en esta época otros hongos de gran sapidez, caso del pie azul, el champiñón o la seta de cardillo de Campoo y Valderredible.
Cambio climático
Al igual que sucede con el resto de las especies que habitan sobre la Tierra, las setas no han podido sustraerse a los cambios que lleva aparejado el denominado cambio climático. «En zonas donde nunca hubo setas, las hay, y viceversa -sostiene Pérez Puente-. Claro que les afecta. En La Magdalena, que es una de las zonas que estamos estudiando junto a la Punta de Parayas, hemos constatado que en los últimos veinte años tan sólo ha aparecido una seta nueva, pero por contra han desaparecido por completo otras muchas».
No es ése el único problema. «Tenemos también casos de especies alóctonas, es decir, setas invasoras que nos han llegado de otros lugares, seguramente a través de la importación de productos, y que desplazan a las nuestras. Un ejemplo es la llamada seta australiana», también conocida como 'seta calamar'. Si quieren observarla basta con visitar uno de los hayedos de la comunidad: tiene la apariencia de un huevo que, al abrirse, deja 'escapar' varios tentáculos de color rojizo y salpicados de una gleba negruzca y fétida que almacena las esporas. Ése precisamente es el atractivo que el hongo despierta entre las moscas, culpables a la postre (entre otros muchos factores) de su rápida colonización.
El carné
¿La Administración debe de implantar un carné o licencia, como sucede con la caza o la pesca, que habilite a su portador para la recogida de hongos? La pregunta se trocó en debate hace meses entre los micólogos, aunque no es menos cierto que ha perdido fuerza de un tiempo a esta parte.
Sus defensores arguyen que supondría un nuevo ingreso para la Administración; que reduciría el número de intoxicaciones -teóricamente se exigiría un nivel de conocimiento básico, leasé curso, para expedirlo- y, sobre todo, que ordenaría/controlaría un sector actualmente tan desordenado como incontrolado. «Hay muchos intereses de por medio -concluye Pérez Puente-. Son temas políticos y al menos nuestra sociedad micológica está por encima de eso».
ALFONSO RUIZ/SANTANDER
El Diario Montañés 13/05/07
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