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viernes, marzo 21, 2008

Gran Canaria ha duplicado la superficie de pinares durante los últimos 50 años

Los trabajos de reforestación han permitido plantar unos dos millones de nuevos ejemplares.
Gran Canaria ha llegado a duplicar la superficie de pinos en los últimos 50 años gracias a la reforestación. Aunque ahora se tiene la sensación de que se ha perdido masa forestal, sobre todo tras el último incendio, la realidad es que hay más árboles que hace unos años. La preocupación, primero de particulares y después de la administración, en especial del Cabildo de Gran Canaria, por recuperar la arboleda en las zonas de cumbres y medianías que habían sido esquilmadas por la población ha hecho que de las algo más de 6.000 hectáreas de pinares que se repartían entre Tamadaba (2.000), Inagua, Pajonales y Ojeda (4.000) y en extensiones menores en Tauro y San Bartolomé de Tirajana, hoy se contabilicen unas 12.000 hectáreas de pinares.
Según los datos de la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo, en la Isla hay unas 7.766 hectáreas de pinar natural, y unas 4.036 de pinar repoblado. En tanto que en una hectárea se pueden plantar 500 pinos, se deduce que la repoblación ha posibilitado que la Isla cuente con dos millones más de pinos.
De esta cantidad hay una parte que se ha perdido debido a los incendios. En concreto, según estimaciones de los técnicos del Cabildo, el fuego ha arrasado en la última década cerca de 300 hectáreas de pinos, lo que supone unos 15.000 árboles. La mayoría de estos ejemplares correspondían a las repoblaciones más jóvenes y existe un proyecto para volver a plantar en las zonas afectadas por los incendios. Cuando los árboles cuentan con más de una década se regeneran de forma natural pese a verse atacados por el fuego.
EN LOS BORDES. También los técnicos de Medio Ambiente han apreciado cómo el abandono del pastoreo está permitiendo que muchas zonas de pinares de la isla se recuperen de forma natural. Este fenómeno se percibe sobre todo en los bordes de Tamadaba, Inagua y Pilancones. Con todo, los pinares de regeneración natural se siguen encontrando en las zonas que siempre se han identificado con este ejemplar, caso de Tamadaba, Inagua, Ojeda, Pajonales, Tauro y Pilancones.
Las investigaciones realizadas por el departamento de Medio Ambiente del Cabildo han permitido detectar zonas procedentes de repoblación en esos pinares, que hasta ahora se habían reconocido como de regeneración natural. Al parecer, este aspecto joven del árbol se debe a que había sido recepado en varias ocasiones para la obtención de carbón, y a la expansión por regeneración a partir de árboles padre.
De otro lado, los pinares de pino repoblado se encuentran distribuidos entre las medianías altas, norte y cumbres. Según explican los técnicos de Medio Ambiente, los ejemplares de la zona norte presentan espacios más cerrados mientras que los del sur se extienden de forma más abierta, cuestión que se debe al clima más seco del sur.
De forma tradicional, la administración que se dedica a promover las reforestaciones es el Cabildo, si bien el Gobierno de Canarias aporta fondos para este fin procedentes de la Unión Europea.
LABORIOSAS. Las primeras repoblaciones eran muy laboriosas pues los trabajadores abrían primero los hoyos y se dejaban así hasta que llegara el invierno, que era cuando se hacían las plantaciones. Además, se utilizaban unos canutos de caña que incluso se rodeaban con piedra para protegerlos del viento.
Ahora, el ahoyado se hace de forma similar con la diferencia de que no se usa el canuto de caña sino árboles de viveros que se trasladan en contenedores especiales para cuidar la raíz y se pone un protector de plástico para evitar a los conejos. Con todo, según apuntan los técnicos del Cabildo de Gran Canaria ahora se planta menos densidad que antes, pero se riega más y se vigila con más detenimiento que antes a los ejemplares.
En este sentido, comentan los responsables de Medio Ambiente que cuando se hacen repoblaciones siempre hay más arraigo en las plantaciones en las zonas del norte de la isla que en el sur debido a la falta de precipitaciones.
M. P. PÉREZ
Vía: La Provincia, 20/03/08

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