Es tanta la afición de los vizcaínos a la recogida de setas, que algún día tenía que pasar. Dos miembros de la Sociedad de Ciencias Naturales de Sestao han encontrado en el norte de Burgos un nuevo hongo único en el mundo. Se trata de la Flammulina cephalariae, y crece únicamente en el Valle de Losa.
«Llevo 20 años observándola, pero siempre la había confundido con otra especie», señala José Luis Pérez Butrón, uno de los micólogos que han realizado el descubrimiento. La principal peculiaridad de la Flammulina cephalariae es que no crece en la tierra, como puede parecer a simple vista, sino sobre las raíces de otras plantas. «Eso es lo que me hizo pensar en que pudiera ser única», afirma Pérez Butrón.
«Llevo 20 años observándola, pero siempre la había confundido con otra especie», señala José Luis Pérez Butrón, uno de los micólogos que han realizado el descubrimiento. La principal peculiaridad de la Flammulina cephalariae es que no crece en la tierra, como puede parecer a simple vista, sino sobre las raíces de otras plantas. «Eso es lo que me hizo pensar en que pudiera ser única», afirma Pérez Butrón.
Así, tras varios análisis micológicos, este aficionado a las setas y su compañero, Javier Fernández Vicente, pudieron confirmar sus sospechas. La única duda que les queda es si es comestible, aunque «probablemente lo sea, porque las demás de su especie sí lo son».
Crece en prados secos
La Flammulina cephalariae debe su nombre a que crece sobre las raíces enterradas de la Cephalaria leucantha, en los prados secos y pedregosos orientados al sur y aislados de los campos de labor del tranquilo Valle de Losa. Según sus descubridores, «esta bella especie nunca falta a su cita en los meses de noviembre y diciembre», aunque desaparece casi por completo en enero debido a las bajas temperaturas.
Crece en prados secos
La Flammulina cephalariae debe su nombre a que crece sobre las raíces enterradas de la Cephalaria leucantha, en los prados secos y pedregosos orientados al sur y aislados de los campos de labor del tranquilo Valle de Losa. Según sus descubridores, «esta bella especie nunca falta a su cita en los meses de noviembre y diciembre», aunque desaparece casi por completo en enero debido a las bajas temperaturas.
Vía: 20 minutos, 03/03/08
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