Las zonas boscosas de la Región se llenan estos días de buscadores de setas con el sabroso níscalo como principal objetivo
Las lluvias de septiembre y octubre han servido en bandeja una de las mejores temporadas de setas que se recuerdan en la Región: las laderas umbrías de la casi totalidad de zonas boscosas están plagadas de hongos, y la generosa cosecha puede mantenerse durante un par de semanas si la temperatura no sube mucho y se conserva la humedad. De entre las muchas variedades que pueden encontrarse en la Región, el níscalo -o guíscano- es el rey. Pueden encontrarse en las sierras del Noroeste, El Carche o Sierra Espuña, aunque hay que tener paciencia y cierta destreza porque los seteros veteranos llevan más de diez días peinando el terreno.
Pero no desespere: siempre habrá un modesto níscalo que estará esperándole. Y cuando se recoge el primero ya no hay forma de parar. Por muy mal que se dé la mañana, como mínimo habremos dado una vuelta por el monte y regresaremos con género suficiente para cocinarnos una tapa. Como norma general, si queremos meternos a circunstanciales buscadores de setas, debemos saber unas cuantas cosas: lo primero, que es muy difícil que un setero veterano revele cuáles son sus rodalicos favoritos.
De abajo hacia arriba
No espere que le digan dónde está enterrado el cofre del tesoro, así que vaya recopilando información como pueda y vaya probando en los lugares donde más probabilidad haya de que fructifiquen los hongos: laderas umbrías con pinares maduros. Otra cosa: las setas se buscan de abajo hacia arriba, de forma que tengamos el terreno a la altura de los ojos.
Hay que entrenar la vista porque los níscalos están muchas veces semienterrados entre las agujas de los pinos. Y en cuanto a los útiles de trabajo, ya sabe: una cesta de mimbre, una navaja, una lupa -que nos servirá para observar mejor el hongo y eliminar dudas- y una brocha para limpiar las piezas -no es bueno lavarlas demasiado con agua porque pierden sabor-. Y una herramienta fundamental: una buena guía de setas para identificar claramente cada especie, lo que nos permitirá llevarnos a casa sólo lo que nos vayamos a comer, desechando setas que pueden llegar a provocar la muerte.
Para la elaboración de este reportaje, con exitosa salida al campo incluida, se prestó el mejor guía posible: el catedrático de Biología Vegetal de la Universidad de Murcia Mario Honrubia, uno de los micólogos más prestigiosos, que aceptó el reto de subir a Sierra Espuña para dar un repaso a las numerosas variedades de hongo que estos días asoman entre las agujas de los pinos.
«El olfato es una de las principales herramientas del micólogo. Hay que desarrollar este sentido -insiste Honrubia- porque muchas veces es la única forma de conocer con exactitud el tipo de seta que tenemos en la mano. El color se disuelve a veces con el agua, pero el olor se mantiene. Y cuando hablamos de diferencias tan mínimas...».
El olor. Hay setas que huelen a harina mojada, otras que recuerdan a la patata pelada y cruda, variedades cuyo aroma es calcado al de la lejía y hongos que desprenden un intenso perfume a... ¿semen!
700 gramos de 'guíscanos'
Después de un par de horas en Sierra Espuña pateando una ladera en el camino de Peña Apartada, la cosecha es la siguiente: unos 700 gramos de níscalos y cerca de un kilo de otras variedades, algunas de ellas comestibles -como los bogines- y otras mortales, como la Lepiota cristata. Por cierto, la cancela que corta el paso a los vehículos a motor en el camino de Peña Apartada, junto al Centro de Interpretación Ricardo Codorniu, estará sin candado, de lunes a viernes y durante las dos próximas semanas, para facilitar el acceso de los buscadores de setas. La guardería del parque regional sólo pide que se respete la flora y fauna y que sólo se recojan los hongos que nos vayamos a llevar. Los no comestibles, mejor ni pisarlos ni arrancarlos, para que sigan cumpliendo su función ecológica.
Después de un par de horas en Sierra Espuña pateando una ladera en el camino de Peña Apartada, la cosecha es la siguiente: unos 700 gramos de níscalos y cerca de un kilo de otras variedades, algunas de ellas comestibles -como los bogines- y otras mortales, como la Lepiota cristata. Por cierto, la cancela que corta el paso a los vehículos a motor en el camino de Peña Apartada, junto al Centro de Interpretación Ricardo Codorniu, estará sin candado, de lunes a viernes y durante las dos próximas semanas, para facilitar el acceso de los buscadores de setas. La guardería del parque regional sólo pide que se respete la flora y fauna y que sólo se recojan los hongos que nos vayamos a llevar. Los no comestibles, mejor ni pisarlos ni arrancarlos, para que sigan cumpliendo su función ecológica.
LO QUE DEBE SABER, ASÍ SE COMEN LAS MÁS BUSCADAS
Recolección: ¿Cortar o arrancar? Los expertos aconsejan cortar con una navaja, dejando el pie del hongo en el terreno. Determinados tipos -como los perrechicos, del País Vasco- pueden arrancarse. Lo importante es no estropear el sustrato.
Recipiente: Nunca en bolsa de plástico o cubo. Siempre en cesto de mimbre. Cuando no se tenga, un pañuelo es suficiente. Así facilitaremos que se esparzan las esporas por el terreno, dando lugar a nuevos hongos.
Tipo de seta: Hay setas que deben consumirse inmediatamente (coprinos o Amanita rubescens). Los hongos y níscalos aguantan más tiempos en la nevera.
No recoger: Las setas que no conozcamos perfectamente -una buena guía de setas es una acompañante imprescindible-. Tampoco hongos viejos o agusanados. Tampoco hay que fiarse de los ejemplares congelados. Se limpian bien los níscalos con una brocha y mínimamente con agua. Se cortan en tiras o dados, se salan y se saltean con un poco de aceite. También pueden añadirse a un guiso de patatas y carne o a un arroz de conejo y caracoles.
Amanita caesarea. Gorringo, oronja.
Senderuela. Es frecuente formando círculos, 'corros de brujas', en claros después de
fuertes lluvias. Se puede secar y reutilizar fuera de temporada.Lactarius deliciosus.
Níscalo, guíscano. Muy común en los pinares de toda España. Bajo este nombre se confunden variedades similares que se comercializan juntas.
Russula virescens. Giberlurdiñe.
Colmenilla, morilla. La más común de las morillas. Frecuente en primavera en la orilla de ríos y caminos. Es conveniente comerla tras haberla dejado secar.Chantarellus cib.
Sisa-ori. Excelente. Sale desde finales de primavera hasta el otoño. En grupos numerosos, siempre en la misma zona. Es muy buscada. Boletus edulis.
Hongo. La mejor de las setas por tamaño y rendimiento. En bosques mixtos a partir de junio. Abundante, solitaria o en grupo.
MIGUEL ÁNGEL RUIZ
Vía: La verdad.es 2/11/07
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