El censo es uno de los proyectos científicos internacionales más importantes de la historia, en el que 2.700 expertos de 80 países, que se autoorganizaron, invirtieron más de 9.000 días en 540 expediciones oceánicas, además de innumerables días trabajando en laboratorios y archivos marinos. El coste total se estima en 650 millones de dólares (475 millones de euros) Y entre todo ello hay un estudio de 2009 en la zona del Golfo de México afectada por el reciente vertido de petróleo, que enumeró 8.332 especies. "Se ha convertido en una de las contribuciones potencialmente más valiosas", dijo ayer el estadounidense Jesse Ausubel, uno de los fundadores del censo, ya que servirá para estimar el daño y el coste de la limpieza.
Sin embargo, queda mucho más por conocer que lo que se ha conseguido rastrear hasta la fecha, En Londres, los coordinadores del censo y sus promotores resaltaron su papel en concienciar a la población mundial de la importancia de los océanos y en conocer lo que hay que conservar.
"Las noticias sobre los océanos son muy buenas y muy malas", dijo Paul Snelgrove, de la Universidad Memorial de Canadá, que ha compilado el informe final, informa Reuters. Por un lado se ha encontrado que la variedad de vida es mayor de lo esperado y por otro se ha constatado el descenso en las pesquerías por la sobrepesca y otros factores, así como efectos negativos sobre los ecosistemas.
Durante estos 10 años, partiendo de lo ya conocido, se ha elevado a casi 250.00 el número de especies conocidas de animales y plantas, con lo que se estima el número total en un millón. La mayor parte de los nuevos habitantes del mar descritos por los científicos del censo son crustáceos y moluscos. Para los microorganismos, que constituyen el 90% de la vida marina y son los más desconocidos todavía, el número estimado de especies se eleva a las centenas de millones.
Al final de su primer decenio, el censo deja legados de conocimiento, tecnología y hábitos de trabajo, señalaron sus responsables. Los científicos probaron con éxito tecnologías nuevas, como los códigos de barras de ADN para identificar la vida marina. También dispusieron micrófonos desde California, pasando por Canadá, hasta Alaska para el rastreo de animales marinos, inventaron estructuras autónomas para la supervisión de arrecifes, y perfeccionaron sistemas acústicos para medir la abundancia de vida en decenas de miles de kilómetros cuadrados.
Utilizando el sonido, los satélites y los equipos electrónicos ( a veces acoplados a los seres marinos) el rastreo que hizo el censo de miles de animales marcó las rutas migratorias de muchísimas especies y registró sus lugares de encuentro en todo el océano, que se demostró que está interconectado.
Un resultado llamativo es que el censo encontró criaturas vivientes en todos los lugares donde buscó, incluso donde el calor derretiría el plomo, donde el agua del mar se congela y la luz y el oxígeno escasean, como recalcan los científicos. Así se ampliaron los hábitats conocidos de la vida oceánica y se constató que en ellos lo extremo es normal.
Vía: El País, 05/10/2010
F: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/mar/desvela/miles/especies/desconocidas/elpepisoc/20101005elpepisoc_5/Tes
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