Las migraciones de los hombres primitivos desde África hacia otros continentes fueron facilitadas por cambios climáticos que convirtieron el Sáhara en una región mucho más húmeda que en la actualidad, según un nuevo estudio a cargo de científicos neerlandeses y alemanes. El trabajo, publicado en la edición digital de Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), también sugiere que dichos cambios se debieron a alteraciones en la intensidad de una importante corriente que recorre el Océano Atlántico.
El Sáhara no siempre ha sido el desierto que es hoy en día; investigaciones anteriores han revelado que hace alrededor de 10.000 años, en una época denominada Período Húmedo Africano (PHA), esta región estaba cubierta por bosques, praderas y lagos y habitada por humanos. Pero cuando concluyó el PHA, hace alrededor de 5.500 años, el Sáhara volvió a convertirse en un desierto.
En el estudio referido, científicos del Real Instituto de Investigación Marina de los Países Bajos (NIOZ) y de la Universidad de Bremen (Alemania) estudiaron sedimentos extraídos del fondo marino próximo a las costas occidentales de África para investigar cómo ha cambiado el medio ambiente del Sáhara en los últimos 200.000 años. En las regiones del Sáhara y el Sahel soplan fuertes vientos que transportan polvo hasta el Atlántico. Este polvo acaba hundiéndose hasta el lecho marino, donde va acumulándose y, con el paso de los milenios, forma estratos.
El polvo está mezclado con ceras cuticulares procedentes de hojas de plantas que también van a parar a las capas sedimentarias, donde se conservan en buen estado durante millones de años. La composición química de los árboles, arbustos y hierbas que crecen en el Sáhara cuando éste es más húmedo es distinta de la de las hierbas y juncias que pueblan la región cuando su clima es más desértico. Al estudiar la composición química de dichas ceras, los investigadores lograron determinar los períodos de sequía y humedad del Sáhara.
Concretamente, sus análisis revelaron la existencia de tres períodos en los últimos doscientos milenios en los que el Sáhara estuvo cubierto de árboles y, por consiguiente, debió de constituir un medio húmedo. El primer período, hace entre 120.000 y 110.000 años, coincide a grandes rasgos con la dispersión de los seres humanos modernos, desde el punto de vista anatómico, desde África hacia el suroeste asiático y Europa hace entre 130.000 y 100.000 años. Por consiguiente, este estudio refuerza la teoría de que el Sáhara podría haber sido la ruta de salida de África para los seres humanos primitivos.
El segundo período húmedo se prolongó aproximadamente entre hace 50.000 y 45.000 años, y también coincide con otra ola de migración desde África que se calcula que tuvo lugar entre hace 60.000 y 40.000 años. También se han hallado indicios de una posible ola de migración de vuelta a África desde el suroeste asiático alrededor de esta época.
El tercer período húmedo se produjo entre hace 10.000 y 8.000 años, época en la que se sabe que el Sáhara estaba habitado por poblaciones humanas.
Los investigadores también trataron de averiguar las causas de estos drásticos cambios en el medio ambiente del Sáhara. Para ello estudiaron la composición química de los caparazones de unos animales diminutos llamados foraminíferos que también quedaron atrapados en los sedimentos marinos ya mencionados. La composición de los caparazones está relacionada con la composición química de las profundidades del océano en las que habitan estas criaturas diminutas.
Un factor clave en el clima sahariano es un importante sistema de corrientes denominado Circulación Meridional de Retorno del Atlántico («Atlantic Meridional Overturning Circulation» o AMOC), por cuyas capas superficiales se transportan aguas cálidas en dirección norte, hacia el Ártico, mientras que por las profundidades oceánicas lleva agua fría hacia el sur. La fuerza de este sistema de corrientes varía con el tiempo.
Los científicos descubrieron que, cuando la AMOC era más débil, el norte de África era más seco. Los investigadores atribuyen el debilitamiento de la AMOC a un mayor aporte de agua dulce en la región ártica del Atlántico. Cuando la AMOC es más débil, la temperatura de la superficie oceánica en el Atlántico Norte disminuye, los vientos alisios cobran fuerza y esto, unido al movimiento de masas de aire frío desde latitudes altas hacia los trópicos, desplaza las lluvias monzónicas del norte de África hacia el sur, lo que provoca condiciones más áridas en el Sáhara.
«Nuestros resultados sugieren que los cambios en la AMOC influyeron en el clima del norte de África y que, en algunos periodos, ayudaron a crear condiciones más propicias en la zona central del Sáhara/Sahel, lo que permitió que los humanos atravesaran esta región habitualmente tan inhóspita», concluyen los autores.
Vía: Cordis 12/11/09
F:http://cordis.europa.eu/fetch?CALLER=ES_NEWS&ACTION=D&SESSION=&RCN=31461
El Sáhara no siempre ha sido el desierto que es hoy en día; investigaciones anteriores han revelado que hace alrededor de 10.000 años, en una época denominada Período Húmedo Africano (PHA), esta región estaba cubierta por bosques, praderas y lagos y habitada por humanos. Pero cuando concluyó el PHA, hace alrededor de 5.500 años, el Sáhara volvió a convertirse en un desierto.
En el estudio referido, científicos del Real Instituto de Investigación Marina de los Países Bajos (NIOZ) y de la Universidad de Bremen (Alemania) estudiaron sedimentos extraídos del fondo marino próximo a las costas occidentales de África para investigar cómo ha cambiado el medio ambiente del Sáhara en los últimos 200.000 años. En las regiones del Sáhara y el Sahel soplan fuertes vientos que transportan polvo hasta el Atlántico. Este polvo acaba hundiéndose hasta el lecho marino, donde va acumulándose y, con el paso de los milenios, forma estratos.
El polvo está mezclado con ceras cuticulares procedentes de hojas de plantas que también van a parar a las capas sedimentarias, donde se conservan en buen estado durante millones de años. La composición química de los árboles, arbustos y hierbas que crecen en el Sáhara cuando éste es más húmedo es distinta de la de las hierbas y juncias que pueblan la región cuando su clima es más desértico. Al estudiar la composición química de dichas ceras, los investigadores lograron determinar los períodos de sequía y humedad del Sáhara.
Concretamente, sus análisis revelaron la existencia de tres períodos en los últimos doscientos milenios en los que el Sáhara estuvo cubierto de árboles y, por consiguiente, debió de constituir un medio húmedo. El primer período, hace entre 120.000 y 110.000 años, coincide a grandes rasgos con la dispersión de los seres humanos modernos, desde el punto de vista anatómico, desde África hacia el suroeste asiático y Europa hace entre 130.000 y 100.000 años. Por consiguiente, este estudio refuerza la teoría de que el Sáhara podría haber sido la ruta de salida de África para los seres humanos primitivos.
El segundo período húmedo se prolongó aproximadamente entre hace 50.000 y 45.000 años, y también coincide con otra ola de migración desde África que se calcula que tuvo lugar entre hace 60.000 y 40.000 años. También se han hallado indicios de una posible ola de migración de vuelta a África desde el suroeste asiático alrededor de esta época.
El tercer período húmedo se produjo entre hace 10.000 y 8.000 años, época en la que se sabe que el Sáhara estaba habitado por poblaciones humanas.
Los investigadores también trataron de averiguar las causas de estos drásticos cambios en el medio ambiente del Sáhara. Para ello estudiaron la composición química de los caparazones de unos animales diminutos llamados foraminíferos que también quedaron atrapados en los sedimentos marinos ya mencionados. La composición de los caparazones está relacionada con la composición química de las profundidades del océano en las que habitan estas criaturas diminutas.
Un factor clave en el clima sahariano es un importante sistema de corrientes denominado Circulación Meridional de Retorno del Atlántico («Atlantic Meridional Overturning Circulation» o AMOC), por cuyas capas superficiales se transportan aguas cálidas en dirección norte, hacia el Ártico, mientras que por las profundidades oceánicas lleva agua fría hacia el sur. La fuerza de este sistema de corrientes varía con el tiempo.
Los científicos descubrieron que, cuando la AMOC era más débil, el norte de África era más seco. Los investigadores atribuyen el debilitamiento de la AMOC a un mayor aporte de agua dulce en la región ártica del Atlántico. Cuando la AMOC es más débil, la temperatura de la superficie oceánica en el Atlántico Norte disminuye, los vientos alisios cobran fuerza y esto, unido al movimiento de masas de aire frío desde latitudes altas hacia los trópicos, desplaza las lluvias monzónicas del norte de África hacia el sur, lo que provoca condiciones más áridas en el Sáhara.
«Nuestros resultados sugieren que los cambios en la AMOC influyeron en el clima del norte de África y que, en algunos periodos, ayudaron a crear condiciones más propicias en la zona central del Sáhara/Sahel, lo que permitió que los humanos atravesaran esta región habitualmente tan inhóspita», concluyen los autores.
Vía: Cordis 12/11/09
F:http://cordis.europa.eu/fetch?CALLER=ES_NEWS&ACTION=D&SESSION=&RCN=31461
No hay comentarios:
Publicar un comentario