Un nuevo estudio refuta una teoría controvertida que sitúa los primeros vestigios de vida de nuestro planeta en una formación rocosa de la pequeña isla de Akilia, al suroeste de Groenlandia. Los científicos responsables, que son suecos, australianos y estadounidenses, aducen que las interpretaciones anteriores de la estructura y la geocronología de la roca son incorrectas y que «no puede albergar indicios de la vida más antigua del planeta» al ser incorrecta la datación de 3.850 años de antigüedad.
Esta formación rocosa, una prominencia de cinco metros de ancho, se estudió por primera vez en 1996. Entonces se descubrió que contenía grafito al que se le había agotado el isótopo carbono 13 (13C). Puesto que la forma más ligera del carbono, el carbono 12 (12C), es el isótopo predilecto en los procesos biológicos, la presencia de una cantidad menor de 13C puede interpretarse como señal de que se producen dichos procesos y, por lo tanto, que hay indicios de vida.
En el caso de la formación rocosa de Akilia se observan intrusiones transversales de rocas ígneas, por lo que la roca que alberga la intrusión debe ser, por lógica, anterior a la roca intrusiva. Tras calcular que las rocas ígneas tenían una antigüedad de al menos 3.850 millones de años, se concluyó que el grafito contenía, por tanto, las trazas de vida más antiguas de la Tierra.
No obstante, esta teoría siempre ha sido fuente de controversia. Se calcula que la Tierra tiene unos 4.500 millones de años. Las formas de vida lo suficientemente complejas para descomponer carbono hace 3.800 millones de años tuvieron que originarse incluso antes de esa fecha, durante el Eón Hadeico (hace entre 3.800 y 4.500 millones de años), pero se considera que el ambiente durante el Eón Hadeico era extremadamente hostil para cualquier forma de vida.
El nuevo estudio, que fue dirigido por Martin J. Whitehouse, del Museo de Historia Natural de Suecia, y que se publicará en la revista Journal of the Geological Society, indica que las intrusiones transversales entre las distintas rocas o gneises son el resultado de la actividad tectónica. Se trataría de una falla deformada y, por lo tanto, las rocas no aportarían ningún dato sobre la edad del grafito.
«Los múltiples procesos de deformación y acontecimientos de grado metamórfico alto ocurridos de forma intermitente durante un periodo de más de mil millones de años de historia terrestre han provocado que las rocas paleoarcaicas de Akilia presenten una estructura extremadamente compleja. Acerca de estas rocas se ha afirmado en repetidas ocasiones que contienen los sedimentos más antiguos de origen acuático y que albergan las trazas de las primeras formas de vida sobre la Tierra», escriben los investigadores. «A raíz de dichos procesos, no se puede afirmar que existan en Akilia relaciones transversales primarias entre las intrusiones a las que se les ha adjudicado una datación y los gneises de supuesto origen sedimentario.»
Los investigadores añaden que: «El contacto entre estos gneises es tectónico, por lo que desconocemos sus edades relativas. Distintos episodios de intrusión y deformación de los gneises tonalíticos [ígneos] precedieron a las deformaciones y estructuras más primitivas observadas en los gneises máficos y ultramáficos. A pesar de que los gneises máficos y ultramáficos se han interpretado anteriormente como una estratigrafía sedimentaria volcánica, no presentan indicios de que tal origen sea cierto. Cabe la posibilidad de que hayan derivado parcial o totalmente de intrusiones ígneas.»
El análisis de las rocas que contienen grafito no demostró que tuviesen más de unos 3.670 millones de años, concluyeron el Sr. Whitehouse y sus colegas.
De acuerdo con los investigadores, «en las rocas de Akilia no se encuentran pruebas de la existencia de vida hace 3,82 Ga [un Gigaannum equivale a 1.000.000.000 años] o más, ni tampoco hace más de 3,67 Ga, ni siquiera presenta trazas de vida en absoluto».
Vía: Cordis Europa, 18/02/09
F:http://cordis.europa.eu/fetch?CALLER=ES_NEWS&ACTION=D&SESSION=&RCN=30481
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