Los legos no nos percatamos de ello, pero el suelo que hay bajo nuestros pies rebosa de vida. Un simple puñado de tierra puede albergar millones de organismos. Es más, el suelo nos brinda numerosos servicios de vital importancia, ya que, por ejemplo, regula el clima y previene inundaciones. Mientras que la comunidad científica desentraña progresivamente la inaudita diversidad biológica que encierra el subsuelo y sus numerosas funciones, este recurso indispensable es degradado por la erosión, la contaminación y el desarrollo urbanístico.
El Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea trabaja con denuedo para concienciar de la importancia que posee el suelo y dar a los responsables políticos un asesoramiento científico fundado para proteger este recurso de la mejor forma posible. El pasado 15 de febrero el JRC dirigió una sesión sobre la biodiversidad del suelo en el prestigioso Congreso Anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS). El Dr. Arwyn Jones, que participó en la organización del evento, colabora con el JRC en materia de edafología desde hace más de una década.
En una entrevista concedida a CORDIS Noticias, explicó que no ha sido hasta hace poco cuando la comunidad científica ha empezado a asimilar la riqueza biológica que atesora el suelo. «Cuando en la calle se habla acerca de los organismos del subsuelo, lo primero que viene a la mente son lombrices y topos, porque son lo más evidente, pero en realidad el suelo encierra una red trófica realmente compleja. Las lombrices y los topos son meramente la punta del iceberg», indicó. Pero aparte de esos animales existe una intrincada red de bacterias, hongos, criaturas diminutas, insectos, caracoles y otros organismos que, en su mayoría, sólo pueden apreciarse con la ayuda de un microscopio.
«Actualmente se sabe poquísimo sobre la mayoría de especies [del suelo]», comentó el Dr. Jones. Carecemos de información, por ejemplo, sobre su distribución en el suelo, sus funciones, sus interacciones y cómo responden a las adversidades que les plantea el medio ambiente.
La asombrosa biodiversidad del suelo es el motor de los múltiples servicios que presta al ecosistema, como los ciclos de nutrientes, según señaló el Dr. Jones: «Cuando caen al suelo restos de vegetación, los microbios, hongos y lombrices arrastran esa materia al subsuelo y la descomponen, generando así nutrientes que son aprovechados por las raíces de las plantas.»
Además, el suelo actúa como una esponja que absorbe las precipitaciones y las filtra lentamente a los ríos y acuíferos. «Si se cubre el suelo, esta función de absorción se detiene, por lo que acaban ocurriendo riadas repentinas de agua que provocan inundaciones», advirtió el Dr. Jones.
Cabe destacar que se está cobrando conciencia gradualmente de la importancia del suelo en la regulación climática. «El suelo actúa como un enorme sumidero de dióxido de carbono. Los organismos del subsuelo absorben CO2 de la atmósfera y lo almacenan bajo tierra. Así pues, si el subsuelo está "sano", puede servir como depósito de dióxido de carbono.» Y añadió: «Se está dedicando mucha atención a la conservación de los bosques como forma de promover el almacenamiento de carbono, pero se debe recordar que, a escala mundial, hay entre tres y cuatro veces más carbono almacenado bajo tierra que en las masas de vegetación.»
Lamentablemente, el suelo se encuentra amenazado por diversos frentes. Son muchas las zonas donde, por culpa de una ordenación territorial inadecuada, el suelo se erosiona por efecto del aire o del agua. Otro de los peligros es la polución. Existe un gran número de sustancias contaminantes que son tóxicas para los organismos que habitan el subsuelo.
La urbanización es otra amenaza creciente para nuestros suelos. El asfalto y el hormigón sellan el suelo y lo aíslan del resto de la naturaleza. «Si se "precinta" el suelo, se niega al medio ambiente su aportación al ecosistema», resaltó el Dr. Jones. «Y huelga decir que si se sella el suelo se puede estar matando a todos los organismos que viven bajo tierra.»
Una de las cuestiones más preocupantes es la pérdida de materia orgánica que tiene lugar en el suelo. El cambio en los usos del suelo y ciertas prácticas agrícolas intensivas pueden conducir a una reducción de la materia orgánica; los suelos que poseen niveles bajos de ésta tienen un funcionamiento menos eficiente que el de los suelos ricos.
La Unión Europea está tomando medidas para proteger nuestros suelos. Así, existe una «Estrategia temática para la protección del suelo» y la Comisión Europea ha propuesto una directiva con la misma finalidad. Por su parte, el JRC proporciona a las autoridades políticas el asesoramiento científico necesario para elaborar políticas competentes que permitan que nuestros suelos conserven su salud y productividad por mucho tiempo.
«El ciudadano es consciente de la existencia de una normativa sobre calidad del aire y del agua, pero lo cierto es que no se ha prestado la misma atención a la protección del suelo», afirmó el Dr. Jones. «Actualmente se está cobrando conciencia paulatinamente de los servicios ecológicos cruciales que nos brinda el suelo, y el motor principal de la mayoría de éstos son los organismos que lo habitan. Si no somos cautos, nos arriesgamos a destruir toda esa vida, en cuyo caso estaríamos destruyendo también el suelo y sus funciones.»
Vía: Cordis Europa, 19/02/09
F:http://cordis.europa.eu/fetch?CALLER=ES_NEWS&ACTION=D&SESSION=&RCN=30474
El Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea trabaja con denuedo para concienciar de la importancia que posee el suelo y dar a los responsables políticos un asesoramiento científico fundado para proteger este recurso de la mejor forma posible. El pasado 15 de febrero el JRC dirigió una sesión sobre la biodiversidad del suelo en el prestigioso Congreso Anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS). El Dr. Arwyn Jones, que participó en la organización del evento, colabora con el JRC en materia de edafología desde hace más de una década.
En una entrevista concedida a CORDIS Noticias, explicó que no ha sido hasta hace poco cuando la comunidad científica ha empezado a asimilar la riqueza biológica que atesora el suelo. «Cuando en la calle se habla acerca de los organismos del subsuelo, lo primero que viene a la mente son lombrices y topos, porque son lo más evidente, pero en realidad el suelo encierra una red trófica realmente compleja. Las lombrices y los topos son meramente la punta del iceberg», indicó. Pero aparte de esos animales existe una intrincada red de bacterias, hongos, criaturas diminutas, insectos, caracoles y otros organismos que, en su mayoría, sólo pueden apreciarse con la ayuda de un microscopio.
«Actualmente se sabe poquísimo sobre la mayoría de especies [del suelo]», comentó el Dr. Jones. Carecemos de información, por ejemplo, sobre su distribución en el suelo, sus funciones, sus interacciones y cómo responden a las adversidades que les plantea el medio ambiente.
La asombrosa biodiversidad del suelo es el motor de los múltiples servicios que presta al ecosistema, como los ciclos de nutrientes, según señaló el Dr. Jones: «Cuando caen al suelo restos de vegetación, los microbios, hongos y lombrices arrastran esa materia al subsuelo y la descomponen, generando así nutrientes que son aprovechados por las raíces de las plantas.»
Además, el suelo actúa como una esponja que absorbe las precipitaciones y las filtra lentamente a los ríos y acuíferos. «Si se cubre el suelo, esta función de absorción se detiene, por lo que acaban ocurriendo riadas repentinas de agua que provocan inundaciones», advirtió el Dr. Jones.
Cabe destacar que se está cobrando conciencia gradualmente de la importancia del suelo en la regulación climática. «El suelo actúa como un enorme sumidero de dióxido de carbono. Los organismos del subsuelo absorben CO2 de la atmósfera y lo almacenan bajo tierra. Así pues, si el subsuelo está "sano", puede servir como depósito de dióxido de carbono.» Y añadió: «Se está dedicando mucha atención a la conservación de los bosques como forma de promover el almacenamiento de carbono, pero se debe recordar que, a escala mundial, hay entre tres y cuatro veces más carbono almacenado bajo tierra que en las masas de vegetación.»
Lamentablemente, el suelo se encuentra amenazado por diversos frentes. Son muchas las zonas donde, por culpa de una ordenación territorial inadecuada, el suelo se erosiona por efecto del aire o del agua. Otro de los peligros es la polución. Existe un gran número de sustancias contaminantes que son tóxicas para los organismos que habitan el subsuelo.
La urbanización es otra amenaza creciente para nuestros suelos. El asfalto y el hormigón sellan el suelo y lo aíslan del resto de la naturaleza. «Si se "precinta" el suelo, se niega al medio ambiente su aportación al ecosistema», resaltó el Dr. Jones. «Y huelga decir que si se sella el suelo se puede estar matando a todos los organismos que viven bajo tierra.»
Una de las cuestiones más preocupantes es la pérdida de materia orgánica que tiene lugar en el suelo. El cambio en los usos del suelo y ciertas prácticas agrícolas intensivas pueden conducir a una reducción de la materia orgánica; los suelos que poseen niveles bajos de ésta tienen un funcionamiento menos eficiente que el de los suelos ricos.
La Unión Europea está tomando medidas para proteger nuestros suelos. Así, existe una «Estrategia temática para la protección del suelo» y la Comisión Europea ha propuesto una directiva con la misma finalidad. Por su parte, el JRC proporciona a las autoridades políticas el asesoramiento científico necesario para elaborar políticas competentes que permitan que nuestros suelos conserven su salud y productividad por mucho tiempo.
«El ciudadano es consciente de la existencia de una normativa sobre calidad del aire y del agua, pero lo cierto es que no se ha prestado la misma atención a la protección del suelo», afirmó el Dr. Jones. «Actualmente se está cobrando conciencia paulatinamente de los servicios ecológicos cruciales que nos brinda el suelo, y el motor principal de la mayoría de éstos son los organismos que lo habitan. Si no somos cautos, nos arriesgamos a destruir toda esa vida, en cuyo caso estaríamos destruyendo también el suelo y sus funciones.»
Vía: Cordis Europa, 19/02/09
F:http://cordis.europa.eu/fetch?CALLER=ES_NEWS&ACTION=D&SESSION=&RCN=30474
No hay comentarios:
Publicar un comentario