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martes, marzo 06, 2012

Canarias busca su almendro

Dicen en la localidad de Tejeda que sus dulces de almendras están entre los más cotizados. En el pueblo de la cumbre grancanaria, incluida en el 46% de la isla declarado por la Unesco Reserva de la Biosfera en 2005, no solo se produce uno de los mazapanes más aclamados en toda la comunidad autónoma, también es la cuna del bienmesabe canario, una especie de mermelada elaborada con almendra, miel, huevo y ralladura de limón. Comentan los vecinos y agricultores de la zona que la tradición repostera se debe a un fruto único del prunus dulcis, el almendro, que le da un sabor perfecto. Ahora, varias asociaciones de agricultores han puesto en marcha un proyecto de recuperación de este frutal con una iniciativa para crear un banco varietal que defina cuál esa especie canaria.

Lo cierto es que el prunus dulcis no es, ni mucho menos, endémico en Canarias. Curiosamente, figura como especie exótica con potencial invasor en el Listado que incluye el Real Decreto aprobado en noviembre por el Ministerio de Medio Ambiente. Cuando los productores de almendra de Tejeda, ubicado en el interior de la caldera volcánica de la que recibe el nombre, se percataron del dato, vieron peligrar una iniciativa de desarrollo rural que apenas lleva dos años en marcha y para la que prácticamente no han conseguido más financiación que la que han aportado los integrantes de las tres asociaciones de desarrollo rural que participan: La Trasierra, la Asociación de la Almendra de Canarias y la asociación de Carboneros Charamusco.

La inclusión de una especie en el listado implica la prohibición de su introducción en el medio natural, con la excepción de aquellas que, previo control administrativo, se hallen en recintos vinculados a la actividad humana y aisladas del medio natural, como los invernaderos. Además, el texto especifica que en ningún caso se podrán contemplar actuaciones o comportamientos destinados a su fomento y da potestad a las administraciones locales para llevar a cabo medidas encaminadas a su erradicación.
Sin embargo, el almendro es todo un símbolo en la isla. Las fiestas tradicionales de los núcleos que conforman las medianías de Gran Canaria celebran cada mes de febrero las fiestas del almendro en flor, cuando el corazón de la isla estalla en blanco.

El director del Jardín Botánico Viera y Clavijo, David Bramwell, confirma que el árbol fue introducido durante la colonización española de las islas, entre los siglos XVI y XVIII. La Memoria de la Reserva de la Biosfera recoge la “singular importancia” de su cultivo, “pues ha configurado un paisaje peculiar que ha trascendido como elemento de identidad de la cultura canaria” y lo presenta como una de las “singularidades rurales-naturales” del paisaje.

En la actualidad, el almendro ocupa unas 3.000 hectáreas en las medianías de Gran Canaria, según datos del Cabildo, institución de Gobierno insular. De ellas, unas 193 son de cultivo y se sitúan en el área de la reserva. El resto, según los técnicos de La Trasierra encargados del banco varietal, se ha naturalizado y crece de forma silvestre por las laderas y fincas abandonadas de las zonas más altas, donde el frío es más intenso en invierno y permite el desarrollo del fruto. La producción, no obstante, ha descendido notablemente desde los años cincuenta, quedando arraigado un cultivo testimonial que no alcanza los 3.000 kilos de pipa al año.

Sin embargo, los agricultores defienden que se trata de una variedad que puede llegar a cotizar hasta tres veces más que el fruto que importado desde la Península, por las características climatológicas del archipiélago. Se trata de una especie adaptada, según los responsables del proyecto que se afanan en encontrar las características de la almendra canaria.

Entre esas características se encuentra un sabor específico, entre dulce y amargo, que la diferencia de otros cultivos y que es muy valorado en la repostería. Esto se debe, apuntan, a una mayor cantidad de aceite en el fruto, derivada de la exposición a más horas de sol. Los árboles realizan una fotosíntesis más prolongada, lo que da como resultado una mayor concentración.

La idea del banco varietal es encontrar los mejores ejemplares para repoblar las zonas de cultivo y convertir la producción de la almendra en un motor de desarrollo rural. Hasta ahora, el proyecto ha arrancado con dos huertos, donde se han plantado hasta 20 árboles considerados “muy buenos” en función del coeficiente pipa-cáscara (con entre un 22 y un 28% del peso en pipa), la floración tardía, para evitar que se pierda el fruto con las heladas de febrero, y la producción constante, descartando los veceros.

Los huertos llevan funcionando desde 2010. Tras plantar los patrones, ya han comenzado a realizarse los primeros injertos controlados. El siguiente paso es clonar aquellos que se ha observado que mejor funcionan y extraer finalmente híbridos para repoblar la zona. La iniciativa está en pañales y no permitirá sacar una variedad al mercado hasta dentro de, al menos, diez años. De ahí la importancia de contar con el visto bueno del Gobierno regional y el Cabildo insular.

Para Cristóbal Cárdenes, presidente de La Trasierra y representante de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) en Canarias, la aprobación del Listado tal como se ha redactado es un varapalo a su iniciativa y la inclusión del prunus dulcis, fruto de la "descordinación" del Gobierno autonómico. La asociación prepara un recurso para solicitar la revisión del decreto y la exclusión del almendro como especie con potencial invasor con argumentos como la escasa capacidad de reproducirse.
Bramwell avala esa tesis: “No veo que de ninguna manera sea una planta invasora”, dice, “no hay un ave en Canarias capaz de romper la cáscara”. Nadie discute la utilidad del Real Decreto, pero el hecho de que contemple especies como el almendro en Canarias ha obligado a la viceconsejera de Medio Ambiente del Gobierno regional a insistir en que el prunus dulcis y el castagnea sativa (castaño), “podrán seguir plantándose, cultivándose y, por supuesto, ser sometidas a aprovechamiento, dado que se consideran recursos fitogenéticos para la agricultura y la alimentación”.

El conflicto está en su consideración como especie forestal que compite por el suelo, el agua y los nutrientes con otras especies en algunas regiones. Es el caso del Monteverde, que cubre gran parte del norte de la isla con ejemplares de laurel (laurus azorica), brezo (erica arborea), tiles (ocotea foetens), madroño (arbutus canariensis) o pino (pinus radiata), además de otras especies amenazadas como la chachorra (sideretis discolor) y la bella de risco (scrophularia calliantha).

“El motivo de que estas especies [prunus dulcis y castagnea sativa] estén incluidas en el anexo II [el Listado de especies exóticas con potencial invasor] es poder facilitar la actuación sobre algún ejemplar puntual que pueda estar afectando, por ejemplo, a especies amenazadas”, ha apuntado la Viceconsejería. La respuesta, no obstante, no ha calado entre los agricultores y técnicos de asociaciones como La Trasierra, que están preocupados por cómo afectará la decisión a la hora de competir por las ayudas para financiar su proyecto de encontrar el perfecto almendro canario.
LAURA J. VARO
Vía: El País, 06/03/2012
F: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/03/01/actualidad/1330602128_414374.html

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