Dicen en la localidad de Tejeda que sus dulces de almendras están entre  los más cotizados. En el pueblo de la cumbre grancanaria, incluida en el  46% de la isla declarado por la Unesco 
Reserva de la Biosfera en 2005,  no solo se produce uno de los mazapanes más aclamados en toda la  comunidad autónoma, también es la cuna del bienmesabe canario, una  especie de mermelada elaborada con almendra, miel, huevo y ralladura de  limón. Comentan los vecinos y agricultores de la zona que la tradición  repostera se debe a un fruto único del 
prunus dulcis, el  almendro, que le da un sabor perfecto. Ahora, varias asociaciones de  agricultores han puesto en marcha un proyecto de recuperación de este  frutal con una iniciativa para crear un banco varietal que defina cuál  esa especie canaria.
Lo cierto es que el 
prunus dulcis no es, ni mucho menos,  endémico en Canarias. Curiosamente, figura como especie exótica con  potencial invasor en el Listado que incluye el 
Real Decreto  aprobado en noviembre por el Ministerio de Medio Ambiente. Cuando los  productores de almendra de Tejeda, ubicado en el interior de la caldera  volcánica de la que recibe el nombre, se percataron del dato, vieron  peligrar una iniciativa de desarrollo rural que apenas lleva dos años en  marcha y para la que prácticamente no han conseguido más financiación  que la que han aportado los integrantes de las tres asociaciones de  desarrollo rural que participan: La Trasierra, la Asociación de la  Almendra de Canarias y la asociación de Carboneros Charamusco.
La inclusión de una especie en el listado implica la prohibición de  su introducción en el medio natural, con la excepción de aquellas que,  previo control administrativo, se hallen en recintos vinculados a la  actividad humana y aisladas del medio natural, como los invernaderos.  Además, el texto especifica que en ningún caso se podrán contemplar  actuaciones o comportamientos destinados a su fomento y da potestad a  las administraciones locales para llevar a cabo medidas encaminadas a su  erradicación.
Sin embargo, el almendro es todo un símbolo en la isla. Las fiestas  tradicionales de los núcleos que conforman las medianías de Gran Canaria  celebran cada mes de febrero las fiestas del almendro en flor, cuando  el corazón de la isla estalla en blanco.
El director del Jardín Botánico Viera y Clavijo, David Bramwell,  confirma que el árbol fue introducido durante la colonización española  de las islas, entre los siglos XVI y XVIII. La Memoria de la Reserva de  la Biosfera recoge la “singular importancia” de su cultivo, “pues ha  configurado un paisaje peculiar que ha trascendido como elemento de  identidad de la cultura canaria” y lo presenta como una de las  “singularidades rurales-naturales” del paisaje.
En la actualidad, el almendro ocupa unas 3.000 hectáreas en las  medianías de Gran Canaria, según datos del Cabildo, institución de  Gobierno insular. De ellas, unas 193 son de cultivo y se sitúan en el  área de la reserva. El resto, según los técnicos de La Trasierra  encargados del banco varietal, se ha naturalizado y crece de forma  silvestre por las laderas y fincas abandonadas de las zonas más altas,  donde el frío es más intenso en invierno y permite el desarrollo del  fruto. La producción, no obstante, ha descendido notablemente desde los  años cincuenta, quedando arraigado un cultivo testimonial que no alcanza  los 3.000 kilos de pipa al año.
Sin embargo, los agricultores defienden que se trata de una variedad  que puede llegar a cotizar hasta tres veces más que el fruto que  importado desde la Península, por las características climatológicas del  archipiélago. Se trata de una especie adaptada, según los responsables  del proyecto que se afanan en encontrar las características de la  almendra canaria.
Entre esas características se encuentra un sabor específico, entre  dulce y amargo, que la diferencia de otros cultivos y que es muy  valorado en la repostería. Esto se debe, apuntan, a una mayor cantidad  de aceite en el fruto, derivada de la exposición a más horas de sol. Los  árboles realizan una fotosíntesis más prolongada, lo que da como  resultado una mayor concentración.
La idea del banco varietal es encontrar los mejores ejemplares para  repoblar las zonas de cultivo y convertir la producción de la almendra  en un motor de desarrollo rural. Hasta ahora, el proyecto ha arrancado  con dos huertos, donde se han plantado hasta 20 árboles considerados  “muy buenos” en función del coeficiente pipa-cáscara (con entre un 22 y  un 28% del peso en pipa), la floración tardía, para evitar que se pierda  el fruto con las heladas de febrero, y la producción constante,  descartando los veceros.
Los huertos llevan funcionando desde 2010. Tras plantar los patrones,  ya han comenzado a realizarse los primeros injertos controlados. El  siguiente paso es clonar aquellos que se ha observado que mejor  funcionan y extraer finalmente híbridos para repoblar la zona. La  iniciativa está en pañales y no permitirá sacar una variedad al mercado  hasta dentro de, al menos, diez años. De ahí la importancia de contar  con el visto bueno del Gobierno regional y el Cabildo insular.
Para Cristóbal Cárdenes, presidente de La Trasierra y representante  de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG)  en Canarias, la aprobación del Listado tal como se ha redactado es un  varapalo a su iniciativa y la inclusión del prunus dulcis,  fruto de la "descordinación" del Gobierno autonómico. La asociación  prepara un recurso para solicitar la revisión del decreto y la exclusión  del almendro como especie con potencial invasor con argumentos como la  escasa capacidad de reproducirse.
Bramwell avala esa tesis: “No veo que de ninguna manera sea una  planta invasora”, dice, “no hay un ave en Canarias capaz de romper la  cáscara”. Nadie discute la utilidad del Real Decreto, pero el hecho de  que contemple especies como el almendro en Canarias ha obligado a la  viceconsejera de Medio Ambiente del Gobierno regional a insistir en que  el prunus dulcis y el castagnea sativa (castaño),  “podrán seguir plantándose, cultivándose y, por supuesto, ser sometidas a  aprovechamiento, dado que se consideran recursos fitogenéticos para la  agricultura y la alimentación”.
El conflicto está en su consideración como especie forestal que  compite por el suelo, el agua y los nutrientes con otras especies en  algunas regiones. Es el caso del Monteverde, que cubre gran parte del  norte de la isla con ejemplares de laurel (laurus azorica), brezo (erica arborea), tiles (ocotea foetens), madroño (arbutus canariensis) o pino (pinus radiata), además de otras especies amenazadas como la chachorra (sideretis discolor) y la bella de risco (scrophularia calliantha).
“El motivo de que estas especies [prunus dulcis y castagnea sativa]  estén incluidas en el anexo II [el Listado de especies exóticas con  potencial invasor] es poder facilitar la actuación sobre algún ejemplar  puntual que pueda estar afectando, por ejemplo, a especies amenazadas”,  ha apuntado la Viceconsejería. La respuesta, no obstante, no ha calado  entre los agricultores y técnicos de asociaciones como La Trasierra, que  están preocupados por cómo afectará la decisión a la hora de competir  por las ayudas para financiar su proyecto de encontrar el perfecto  almendro canario.
LAURA J. VARO
Vía: El País, 06/03/2012
F: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/03/01/actualidad/1330602128_414374.html