La mosca del género Alavesia se ha localizado ahora viva en una remota zona del noroeste del vasto desierto de Namibia, las dos primeras especies de este género se habían descrito por primera vez en España en 1999, pero como especies fósiles en ámbar alavés y asturiano. El macizo montañoso Brandberg, la zona de Namibia donde se ha realizado el descubrimiento, parece ser un refugio de formas primitivas.
Alavesia daura de Namibia
En el último número de la revista Systematic Entomology, los especialistas el Sinclair de Canadá y Kirk-Spriggs de Sudáfrica, describen nuevas especies de una rara mosca hallada en una remota área de Namibia.
Este tipo de mosca se conoce desde 1999 como fósil en ámbar de Álava de tiempos de los dinosaurios (unos 110 millones de años), y por ello el nombre del género se denomina Alavesia. Estas moscas son peculiares por la morfología de sus antenas y ciertas características de la nerviación de las alas. La descripción de Alavesia, y primera especie fósil, fue realizada por Antonio Arillo (Universidad Complutense) y Saskia Waters (entonces en el Bernard Price Institute de Johannesburgo) y la segunda especie fósil por Enrique Peñalver (Instituto Geológico y Minero de España) y Antonio Arillo. Posteriormente, Alavesia dio nombre a la revista técnica de la Sociedad Paleoentomológica Internacional editada por la Diputación de Álava.
La primera especie descrita, en 1999, se denominó Alavesia subiasi en honor del acarólogo Luis Subías. La segunda especie se encontró en ámbar asturiano y se denominó Alavesia prietoi en honor de su descubridor, el gemólogo Miguel Ángel Prieto. Otros ejemplares han aparecido nada menos que en ámbar de la antigua Birmania (actual Myanmar), pero no han recibido aún nombre.
Alavesia prietoi del ámbar de Asturias
Los holotipos, o ejemplares sobre los que se sustenta la descripción de las especies, están custodiados en el Museo de Ciencias Naturales de Álava y en el Departamento de Geología de la Universidad de Oviedo. Estos descubrimientos son fruto de un proyecto del Ministerio de Ciencia e Innovación para el estudio multidisciplinar del ámbar español dirigido por Xavier Delclòs de la Universidad de Barcelona. Durante el estudio de las raras moscas de Namibia, sin duda los autores experimentaron esa extraña sensación de estar viendo "resucitada" una primitiva forma de vida después de unos 100 millones de años.
Esta misma sensación la han vivido ahora los especialistas españoles que hace años fueron los primeros en ver y conocer de la existencia de estas moscas al observar al microscopio el ámbar español.
Desgraciadamente, nada se sabe de la biología de Alavesia, a la espera de nuevas expediciones a Namibia. Sin embargo, el nuevo estudio publicado por Sinclair y Kirk-Spriggs ha reubicado Alavesia en una familia diferente (ahora Atelestidae) ya que en los ejemplares actuales se ha podido estudiar toda la estructura interna de los genitales de los machos y las hembras, algo que en los fósiles no fue posible al microscopio óptico. No obstante, quizás algunas de estas estructuras puedan ser estudiadas en los fósiles, en el caso de que estén conservadas, gracias al sincrotrón de Grenoble que es utilizado por miembros del proyecto del Ministerio para el estudio de algunos ejemplares selectos de insectos en ámbar español. El descubrimiento de una criatura viva que los expertos creían extinguida desde hacia millones de años, permite albergar esperanzas de descubrir otro "Mundo Perdido" en el macizo montañoso Brandberg, la zona de Namibia donde se ha realizado el descubrimiento, que parece ser un refugio de formas primitivas.
Alavesia subiasi del ámbar de Álava
El macizo Brandberg, situado en la región del Damaraland al noroeste del desierto de Namibia cerca de la costa, es una espectacular intrusión granítica circular de 650 km2, encajada en medio del desierto de Namibia. Ya hace algunos años aparecieron en esta zona los primeros ejemplares vivientes del orden de insectos mantofásmidos, que ya se conocían previamente como fósiles en ámbar báltico, estudio en el que también intervinieron miembros del equipo español. Posiblemente esta región sea como una ventana a tiempos remotos donde los insectos habrían seguido una evolución sin grandes cambios, seguramente por aislamiento. El antecedente más antiguo de descubrimiento de fósiles vivientes se produjo en 1906 cuando se capturó un okapi, pariente con cuello corto de las jirafas, en las casi impenetrables selvas del Congo, ya que se trataba de un representante del género Paleotragus sólo conocido por restos fósiles y que se creía extinguido hace 30 millones de años. Sin embargo, el hallazgo más famoso ocurrió el 24 de diciembre de 1938 cuando unos pescadores capturaron en sus redes, cerca de Madagascar, un pez de aspecto insólitamente primitivo que maravilló a los científicos.
El celacanto pertenece al grupo de los sarcopterigios que están estrechamente emparentados con los primeros vertebrados que marcharon sobre tierra firme. Después de millones de años, sin rastros de celacantos, aparecía uno vivo; desde entonces se han pescado ocho ejemplares, y han sido también filmados en su medio. En España se tienen grandes expectativas de encontrar fósiles de esta rara mosca en ámbar de San Just en Teruel y de El Soplao en Cantabria, yacimientos estudiados dentro del proyecto del Ministerio y de un proyecto del IGME. No hay razones para que no esté también presente en estos ámbares, seguramente representada por especies nuevas que aporten nuevos datos sobre estas moscas tan longevas en el tiempo y que actualmente son relictas y tan poco comunes.
Vía: Madri+d, 07/02/2011
F:http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=47161
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