Científicos financiados con fondos comunitarios están comprobando las relaciones que pueden existir entre fenómenos climatológicos extremos y los cambios en el presupuesto de carbono de la masa continental europea. Estos colaboran en un proyecto de cuatro años de duración denominado CARBO-EXTREME («El ciclo del carbono terrestre a la luz de la variabilidad y los extremos climáticos: una síntesis paneuropea»), que recibió 3,3 millones de euros de su presupuesto total de 4,6 millones de euros mediante el tema de Medio ambiente del Séptimo Programa Marco (7PM) de la UE.
Los resultados del proyecto ayudarán a mejorar los modelos climáticos y permitirán que los gobiernos regionales y de la UE desarrollen políticas climáticas y de protección del suelo más efectivas.
Los «sumideros de carbono» naturales atrapan más de la mitad del dióxido de carbono (CO2) que emitimos. El 29% del mismo es absorbido por los ecosistemas terrestres y el 26% por los oceánicos. Se calcula que los ecosistemas terrestres europeos absorben por sí solos entre el 7% y el 12% de las emisiones generadas por la quema de combustibles fósiles, de manera que amortiguan los efectos dañinos del cambio climático.
No obstante, parece ser que los fenómenos climatológicos extremos pueden mermar la capacidad de los ecosistemas terrestres para absorber carbono. Por ejemplo, la ola de calor y sequía que afectó a gran parte de Europa en el verano de 2003 invirtió la función de los suelos europeos y provocó que pasaran a emitir carbono en lugar de absorberlo. De hecho, existen investigaciones que indican que durante dicho verano nuestros ecosistemas terrestres perdieron tanto CO2 en unas pocas semanas como habían absorbido durante los cinco años anteriores en condiciones meteorológicas normales.
Los modelos climáticos muestran que es probable que los fenómenos meteorológicos extremos como las sequías, las olas de calor y las inundaciones se produzcan con mayor frecuencia debido al cambio climático. Esto plantea la preocupante perspectiva de un círculo vicioso por el que los fenómenos extremos provocarán la liberación de más carbono de los sistemas naturales, lo cual agudizará aún más el cambio climático.
El problema reside en que la influencia de estos fenómenos extremos sobre los sumideros de carbono no se conoce al detalle, por lo que no se incorporan en su totalidad a los modelos climáticos.
CARBO-EXTREME está buscando una solución a este problema tratando de perfeccionar el conocimiento científico relativo a la repercusión de los fenómenos meteorológicos extremos y de la variabilidad climática en general sobre el ciclo de carbono terrestre europeo. Para tal fin identificarán los procesos y sumideros de carbono más sensibles y pronosticarán la evolución probable de los sumideros de carbono europeos durante los próximos cien años.
Además, los socios del proyecto trabajan para generar e integrar datos experimentales a distintas escalas temporales y procedentes de distintas regiones.
CARBO-EXTREME ya ha dado algunos resultados interesantes. Un estudio publicado en la revista Nature en enero de este mismo año desveló que el círculo vicioso mencionado puede no ser tan intenso como predicen los modelos más pesimistas. No obstante, es de esperar que sí se produzca algo de retroalimentación y los científicos inciden en que es indispensable reducir las emisiones de carbono durante las décadas venideras.
La revista Nature publicó en julio otros dos artículos de importancia: uno que demostraba que el total anual de carbono absorbido por la vegetación mundial es de 123.000 millones de toneladas y otro que revelaba hasta qué punto influyen las temperaturas en la cantidad de carbono que espiran las plantas. Éste último indicó además que los ecosistemas de todo el mundo responden a las variaciones breves de temperatura de una forma similar. Por otra parte, puso de manifiesto la influencia a largo plazo de otros factores como la disponibilidad de agua en el balance de carbono de los ecosistemas.
Los socios de CARBO-EXTREME están preparando su primer congreso anual, que se celebrará del 13 al 15 de septiembre en Risø DTU (Universidad Técnica de Dinamarca).
F:http://cordis.europa.eu/home_es.html
Vía:Cordis, 13/09/2010
Los resultados del proyecto ayudarán a mejorar los modelos climáticos y permitirán que los gobiernos regionales y de la UE desarrollen políticas climáticas y de protección del suelo más efectivas.
Los «sumideros de carbono» naturales atrapan más de la mitad del dióxido de carbono (CO2) que emitimos. El 29% del mismo es absorbido por los ecosistemas terrestres y el 26% por los oceánicos. Se calcula que los ecosistemas terrestres europeos absorben por sí solos entre el 7% y el 12% de las emisiones generadas por la quema de combustibles fósiles, de manera que amortiguan los efectos dañinos del cambio climático.
No obstante, parece ser que los fenómenos climatológicos extremos pueden mermar la capacidad de los ecosistemas terrestres para absorber carbono. Por ejemplo, la ola de calor y sequía que afectó a gran parte de Europa en el verano de 2003 invirtió la función de los suelos europeos y provocó que pasaran a emitir carbono en lugar de absorberlo. De hecho, existen investigaciones que indican que durante dicho verano nuestros ecosistemas terrestres perdieron tanto CO2 en unas pocas semanas como habían absorbido durante los cinco años anteriores en condiciones meteorológicas normales.
Los modelos climáticos muestran que es probable que los fenómenos meteorológicos extremos como las sequías, las olas de calor y las inundaciones se produzcan con mayor frecuencia debido al cambio climático. Esto plantea la preocupante perspectiva de un círculo vicioso por el que los fenómenos extremos provocarán la liberación de más carbono de los sistemas naturales, lo cual agudizará aún más el cambio climático.
El problema reside en que la influencia de estos fenómenos extremos sobre los sumideros de carbono no se conoce al detalle, por lo que no se incorporan en su totalidad a los modelos climáticos.
CARBO-EXTREME está buscando una solución a este problema tratando de perfeccionar el conocimiento científico relativo a la repercusión de los fenómenos meteorológicos extremos y de la variabilidad climática en general sobre el ciclo de carbono terrestre europeo. Para tal fin identificarán los procesos y sumideros de carbono más sensibles y pronosticarán la evolución probable de los sumideros de carbono europeos durante los próximos cien años.
Además, los socios del proyecto trabajan para generar e integrar datos experimentales a distintas escalas temporales y procedentes de distintas regiones.
CARBO-EXTREME ya ha dado algunos resultados interesantes. Un estudio publicado en la revista Nature en enero de este mismo año desveló que el círculo vicioso mencionado puede no ser tan intenso como predicen los modelos más pesimistas. No obstante, es de esperar que sí se produzca algo de retroalimentación y los científicos inciden en que es indispensable reducir las emisiones de carbono durante las décadas venideras.
La revista Nature publicó en julio otros dos artículos de importancia: uno que demostraba que el total anual de carbono absorbido por la vegetación mundial es de 123.000 millones de toneladas y otro que revelaba hasta qué punto influyen las temperaturas en la cantidad de carbono que espiran las plantas. Éste último indicó además que los ecosistemas de todo el mundo responden a las variaciones breves de temperatura de una forma similar. Por otra parte, puso de manifiesto la influencia a largo plazo de otros factores como la disponibilidad de agua en el balance de carbono de los ecosistemas.
Los socios de CARBO-EXTREME están preparando su primer congreso anual, que se celebrará del 13 al 15 de septiembre en Risø DTU (Universidad Técnica de Dinamarca).
F:http://cordis.europa.eu/home_es.html
Vía:Cordis, 13/09/2010
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