ientíficos de Alemania y Estados Unidos han recabado información nueva sobre los efectos en animales de la corticosterona, una hormona segregada en respuesta al estrés.
Su estudio, publicado en la edición electrónica de Proceedings of the Royal Society B, señala que cuanto más rápidamente sea capaz un animal de detener la segregación de corticosterona (similar al cortisol en humanos), más probabilidades tiene de sobrevivir a una situación de estrés biológico.
La publicación de este trabajo es extremadamente oportuna, ya que podría contribuir a predecir la reacción de la fauna a la contaminación provocada por el enorme derrame de petróleo ocurrido en el Golfo de México. «Los organismos de los animales que se encuentren con el material tóxico derramado segregarán una cantidad muy abundante de corticosterona para sobrellevar las consecuencias», explicó el Dr. L. Michael Romero, de la Universidad Tufts de Medford (Estados Unidos), uno de los autores del trabajo. «No obstante, los animales que logren detener antes la segregación de corticosterona una vez pasado el peligro inicial del crudo serán seguramente los que tengan más probabilidades de sobrevivir.»
El Dr. Romero y su colaborador, el profesor Martin Wikelski del Instituto Max Planck de Ornitología de Radolfzell (Alemania), basan sus conclusiones en un estudio sobre las iguanas marinas (Amblyrhynchus cristatus) de las Islas Galápagos.
En 2002, poco antes de que comenzara el fenómeno de El Niño, los investigadores capturaron 98 iguanas macho e inyectaron en algunas de ellas una hormona sintética que rebaja la concentración natural de corticosterona por un proceso de realimentación negativa.
Terminado El Niño, los investigadores descubrieron que 23 de los animales habían muerto de hambre y 75 habían sobrevivido. La única diferencia entre los supervivientes fue su capacidad o incapacidad de detener la respuesta del organismo al estrés.
La continuidad de dicha respuesta hizo que aumentara la concentración de corticosterona. En consecuencia, estas iguanas agotaron sus reservas de proteínas y se fueron debilitando. De este modo, la escasez de alimento les afectó más que a las iguanas que pudieron detener dicha respuesta.
«Los resultados del estudio sobre las iguanas indican que cuanto mejor sepa sobrellevar el estrés un individuo (deteniendo la respuesta lo antes posible), más probabilidades tiene de sobrevivir», apuntó el Dr. Romero.
Las iguanas marinas se encuentran exclusivamente en el archipiélago de las Galápagos, concretamente en zonas rocosas de su litoral. Estos reptiles son idóneos para un estudio de estas características porque sus condiciones de vida son en gran medida predecibles. Se alimentan exclusivamente de algas marinas que crecen en las aguas próximas a estas islas. En la práctica la única fuente de estrés o amenaza natural para ellas es el riesgo de muerte por inanición por la escasez de alimentos causada periódicamente por los fenómenos climáticos mundiales derivados de El Niño. Por consiguiente, a grandes rasgos puede descartarse cualquier otro factor de estrés.
Además, estas iguanas tienen un ciclo vital relativamente longevo y suelen permanecer en la misma zona geográfica toda su vida. Por todo ello constituyen un modelo excelente de estudio en general y de la función de una respuesta hormonal al estrés en particular.
Vía: Madri+d, 31/05/2010
F:http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=44179
Su estudio, publicado en la edición electrónica de Proceedings of the Royal Society B, señala que cuanto más rápidamente sea capaz un animal de detener la segregación de corticosterona (similar al cortisol en humanos), más probabilidades tiene de sobrevivir a una situación de estrés biológico.
La publicación de este trabajo es extremadamente oportuna, ya que podría contribuir a predecir la reacción de la fauna a la contaminación provocada por el enorme derrame de petróleo ocurrido en el Golfo de México. «Los organismos de los animales que se encuentren con el material tóxico derramado segregarán una cantidad muy abundante de corticosterona para sobrellevar las consecuencias», explicó el Dr. L. Michael Romero, de la Universidad Tufts de Medford (Estados Unidos), uno de los autores del trabajo. «No obstante, los animales que logren detener antes la segregación de corticosterona una vez pasado el peligro inicial del crudo serán seguramente los que tengan más probabilidades de sobrevivir.»
El Dr. Romero y su colaborador, el profesor Martin Wikelski del Instituto Max Planck de Ornitología de Radolfzell (Alemania), basan sus conclusiones en un estudio sobre las iguanas marinas (Amblyrhynchus cristatus) de las Islas Galápagos.
En 2002, poco antes de que comenzara el fenómeno de El Niño, los investigadores capturaron 98 iguanas macho e inyectaron en algunas de ellas una hormona sintética que rebaja la concentración natural de corticosterona por un proceso de realimentación negativa.
Terminado El Niño, los investigadores descubrieron que 23 de los animales habían muerto de hambre y 75 habían sobrevivido. La única diferencia entre los supervivientes fue su capacidad o incapacidad de detener la respuesta del organismo al estrés.
La continuidad de dicha respuesta hizo que aumentara la concentración de corticosterona. En consecuencia, estas iguanas agotaron sus reservas de proteínas y se fueron debilitando. De este modo, la escasez de alimento les afectó más que a las iguanas que pudieron detener dicha respuesta.
«Los resultados del estudio sobre las iguanas indican que cuanto mejor sepa sobrellevar el estrés un individuo (deteniendo la respuesta lo antes posible), más probabilidades tiene de sobrevivir», apuntó el Dr. Romero.
Las iguanas marinas se encuentran exclusivamente en el archipiélago de las Galápagos, concretamente en zonas rocosas de su litoral. Estos reptiles son idóneos para un estudio de estas características porque sus condiciones de vida son en gran medida predecibles. Se alimentan exclusivamente de algas marinas que crecen en las aguas próximas a estas islas. En la práctica la única fuente de estrés o amenaza natural para ellas es el riesgo de muerte por inanición por la escasez de alimentos causada periódicamente por los fenómenos climáticos mundiales derivados de El Niño. Por consiguiente, a grandes rasgos puede descartarse cualquier otro factor de estrés.
Además, estas iguanas tienen un ciclo vital relativamente longevo y suelen permanecer en la misma zona geográfica toda su vida. Por todo ello constituyen un modelo excelente de estudio en general y de la función de una respuesta hormonal al estrés en particular.
Vía: Madri+d, 31/05/2010
F:http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=44179
No hay comentarios:
Publicar un comentario