Los archipiélagos y las islas del Pacífico han perdido ya 1.200 de sus aves. La agricultura en Australia ha destruido la mitad de los bosques, y buena parte de los que quedan están siendo talados. Las especies invasoras han causado la extinción del 75% de todos los vertebrados terrestres en las islas, y más de 2.500 plantas intrusas han colonizado ya Nueva Zelanda y Australia.
Éste es el panorama que refleja uno de los estudios más completos realizados hasta la fecha en materia de biodiversidad en la región de Oceanía. Un total de 14 científicos han revisado 24.000 artículos especializados para cifrar sus conclusiones, que aparecen publicadas en 'Conservation Biology'.
Como es el caso de los autores del estudio, buena parte de la comunidad científica considera que estamos viviendo el sexto episodio de extinción en masa de la historia de la vida. El desarrollo de la actividad humana ha ido ocupando espacios naturales y desplazando, en este proceso, a otros seres vivos. Como dice Miguel Delibes de Castro, profesor de Investigación de la Estación Biológica de Doñana del CSIC, una única especie, el 'Homo sapiens', está compitiendo con todas las demás. Para el resto del mundo vivo, la batalla está casi siempre perdida de antemano.
SEXTA EXTINCIÓN EN MASA
"La Tierra está experimentando la sexta extinción en masa", opina Richard Kingsford, catedrático de la Universidad de New South Wales (Australia) y principal autor del informe. "Nuestra región tiene posiblemente el peor registro de extinciones del mundo. Y esto continuará siendo así a juzgar por la manera que tenemos de conservar nuestro entorno. Contamos con un medio natural fascinante en esta parte del mundo, pero gran parte está siendo destruido ante nuestros ojos".
Según el informe, la extinción masiva que amenaza a las especies autóctonas de Oceanía está atacando por seis frentes: la pérdida y la destrucción de hábitats, las especies invasoras, el cambio climático, la sobreexplotación de los recursos, la contaminación y las enfermedades.
Los investigadores instan a los correspondientes gobiernos de Australia, Nueva Zelanda y las islas del Pacífico a actuar de manera urgente para detener esta pérdida de especies. Las autoridades tienen la capacidad de tomar medidas contra la destrucción de hábitats, mediante una política ambiental adecuada, y contra las invasiones biológicas mediante regulaciones estrictas.
Las islas son especialmente vulnerables a la introducción de especies alóctonas ("extranjeras"), pues su aislamiento geográfico ha favorecido en el tiempo la evolución de especies únicas (véanse los koalas, canguros o galápagos, por mencionar los más notorios). Éstas dependen de unas condiciones específicas que no deben ser alteradas para mantener su supervivencia. En general, los animales y plantas únicos de un determinado hábitat ocupan un nicho ecológico concreto, y no están acostumbrados a competir con otras especies.
Sin embargo, la introducción de especies exóticas por intereses comerciales o la llegada accidental de animales a bordo de los barcos -como ha ocurrido recientemente en España con el mejillón cebra- desde que se inventó la navegación ha diezmado considerablemente la biodiversidad insular, y también continental, en todo el mundo.
Hoy en día, las invasiones biológicas se consideran una consecuencia más de la globalización. La intensificación de las relaciones comerciales internacionales y del tráfico marítimo ha multiplicado también el riesgo de extinción en las especies autóctonas.
Tana Oshima
Vía: Madri+d, 30/07/09
F:http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=40284&origen=notiweb
Éste es el panorama que refleja uno de los estudios más completos realizados hasta la fecha en materia de biodiversidad en la región de Oceanía. Un total de 14 científicos han revisado 24.000 artículos especializados para cifrar sus conclusiones, que aparecen publicadas en 'Conservation Biology'.
Como es el caso de los autores del estudio, buena parte de la comunidad científica considera que estamos viviendo el sexto episodio de extinción en masa de la historia de la vida. El desarrollo de la actividad humana ha ido ocupando espacios naturales y desplazando, en este proceso, a otros seres vivos. Como dice Miguel Delibes de Castro, profesor de Investigación de la Estación Biológica de Doñana del CSIC, una única especie, el 'Homo sapiens', está compitiendo con todas las demás. Para el resto del mundo vivo, la batalla está casi siempre perdida de antemano.
SEXTA EXTINCIÓN EN MASA
"La Tierra está experimentando la sexta extinción en masa", opina Richard Kingsford, catedrático de la Universidad de New South Wales (Australia) y principal autor del informe. "Nuestra región tiene posiblemente el peor registro de extinciones del mundo. Y esto continuará siendo así a juzgar por la manera que tenemos de conservar nuestro entorno. Contamos con un medio natural fascinante en esta parte del mundo, pero gran parte está siendo destruido ante nuestros ojos".
Según el informe, la extinción masiva que amenaza a las especies autóctonas de Oceanía está atacando por seis frentes: la pérdida y la destrucción de hábitats, las especies invasoras, el cambio climático, la sobreexplotación de los recursos, la contaminación y las enfermedades.
Los investigadores instan a los correspondientes gobiernos de Australia, Nueva Zelanda y las islas del Pacífico a actuar de manera urgente para detener esta pérdida de especies. Las autoridades tienen la capacidad de tomar medidas contra la destrucción de hábitats, mediante una política ambiental adecuada, y contra las invasiones biológicas mediante regulaciones estrictas.
Las islas son especialmente vulnerables a la introducción de especies alóctonas ("extranjeras"), pues su aislamiento geográfico ha favorecido en el tiempo la evolución de especies únicas (véanse los koalas, canguros o galápagos, por mencionar los más notorios). Éstas dependen de unas condiciones específicas que no deben ser alteradas para mantener su supervivencia. En general, los animales y plantas únicos de un determinado hábitat ocupan un nicho ecológico concreto, y no están acostumbrados a competir con otras especies.
Sin embargo, la introducción de especies exóticas por intereses comerciales o la llegada accidental de animales a bordo de los barcos -como ha ocurrido recientemente en España con el mejillón cebra- desde que se inventó la navegación ha diezmado considerablemente la biodiversidad insular, y también continental, en todo el mundo.
Hoy en día, las invasiones biológicas se consideran una consecuencia más de la globalización. La intensificación de las relaciones comerciales internacionales y del tráfico marítimo ha multiplicado también el riesgo de extinción en las especies autóctonas.
Tana Oshima
Vía: Madri+d, 30/07/09
F:http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=40284&origen=notiweb
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