La interacción entre la cubierta vegetal del planeta y la atmósfera es obvia, y los científicos del cambio climático cuentan con ella, pero hasta ahora dicha interacción estaba envuelta en incertidumbres dada la complejidad de los procesos, incertidumbres incómodas en los modelos climáticos que se utilizan para hacer proyecciones a décadas vista.
Ahora dos equipos científicos internacionales, gracias a los datos tomados durante diez años en 250 estaciones repartidas por todo el mundo, han logrado determinar parámetros esenciales de la respiración global del planeta: las plantas absorben cada año 122.000 millones de toneladas de dióxido de carbono mediante la fotosíntesis, y el 34% del total corresponde a las selvas tropicales, seguidas, con un 26%, por las sabanas, aunque estas últimas ocupan el doble de territorio. Hasta ahora sólo había estimaciones sobre estos parámetros fundamentales.
Un segundo estudio, muestra que la cantidad de CO2 que los ecosistemas exhalan apenas depende de las variaciones de temperatura, pero sí del agua disponible. Los especialistas explican que estos dos estudios son fundamentales para mejorar el conocimiento del cambio climático porque, como dicen los científicos de la Sociedad Max Planck alemana, "el clima es muy temperamental, innumerables factores están implicados y muchos mecanismos de interacción potencian procesos como el efecto de los gases de invernadero originados en la actividad humana".
Gracias a las medidas continuadas que se han tomado en diferentes partes del mundo por las estaciones de la red Fluxnet, proyecto puesto en marcha hace una década para hacer el seguimiento de los intercambios entre los ecosistemas terrestres y la atmósfera, los científicos han logrado datos de cuánto carbono fijan las plantas en la fotosíntesis y cómo los exhalan en la llamada respiración. Los resultados de las investigaciones de dos equipos, liderados por científicos de la Max Planck, se dan a conocer en la revista Science.
El trabajo de Christian Beer y sus colegas no sólo permite hacer una evaluación global del CO2 fijado en la fotosíntesis de las plantas (la llamada Producción Bruta Primaria, o GPP, en sus siglas en inglés), sino que detalla su distribución espacial. "La GPP contribuye al bienestar humano como base de la alimentación, fibra y producción de madera. Además, junto con la respiración de las plantas, es uno de los principales procesos que controlan el intercambio suelo-atmósfera de CO2, dando a los ecosistemas terrestres la capacidad de contrarrestar, en parte, las emisiones de origen humano", señalan estos científicos en Science.
El segundo estudio se centra directamente en la respiración de los ecosistemas y los factores que la acentúan. Pese a que se había especulado acerca de la notable influencia de los cambios de temperatura en este proceso metabólico por el que los organismos devuelven CO2 a la atmósfera, los resultados ahora presentados sorprenden no poco incluso a los autores de la investigación: la respiración de los ecosistemas es poco sensible a los cambios de temperatura del aire, pero es muy sensible a las precipitaciones. Miguel D. Mahecha y sus colegas han analizado 60 ecosistemas diferentes y han descubierto que "la disponibilidad de agua, en concreto, juega un papel decisivo en el ciclo del carbono de los ecosistemas". Ellos han analizado zonas de sabana, de selva tropical, de bosques centroeuropeos y de ecosistemas agrícolas "y nos ha sorprendido que reaccionan de forma relativamente uniforme a las variaciones de temperatura", señalan.
Vía: El País, 09/07/2010
F:http://www.elpais.com/articulo/sociedad/respiracion/Tierra/elpepusoc/20100708elpepusoc_8/Tes
Ahora dos equipos científicos internacionales, gracias a los datos tomados durante diez años en 250 estaciones repartidas por todo el mundo, han logrado determinar parámetros esenciales de la respiración global del planeta: las plantas absorben cada año 122.000 millones de toneladas de dióxido de carbono mediante la fotosíntesis, y el 34% del total corresponde a las selvas tropicales, seguidas, con un 26%, por las sabanas, aunque estas últimas ocupan el doble de territorio. Hasta ahora sólo había estimaciones sobre estos parámetros fundamentales.
Un segundo estudio, muestra que la cantidad de CO2 que los ecosistemas exhalan apenas depende de las variaciones de temperatura, pero sí del agua disponible. Los especialistas explican que estos dos estudios son fundamentales para mejorar el conocimiento del cambio climático porque, como dicen los científicos de la Sociedad Max Planck alemana, "el clima es muy temperamental, innumerables factores están implicados y muchos mecanismos de interacción potencian procesos como el efecto de los gases de invernadero originados en la actividad humana".
Gracias a las medidas continuadas que se han tomado en diferentes partes del mundo por las estaciones de la red Fluxnet, proyecto puesto en marcha hace una década para hacer el seguimiento de los intercambios entre los ecosistemas terrestres y la atmósfera, los científicos han logrado datos de cuánto carbono fijan las plantas en la fotosíntesis y cómo los exhalan en la llamada respiración. Los resultados de las investigaciones de dos equipos, liderados por científicos de la Max Planck, se dan a conocer en la revista Science.
El trabajo de Christian Beer y sus colegas no sólo permite hacer una evaluación global del CO2 fijado en la fotosíntesis de las plantas (la llamada Producción Bruta Primaria, o GPP, en sus siglas en inglés), sino que detalla su distribución espacial. "La GPP contribuye al bienestar humano como base de la alimentación, fibra y producción de madera. Además, junto con la respiración de las plantas, es uno de los principales procesos que controlan el intercambio suelo-atmósfera de CO2, dando a los ecosistemas terrestres la capacidad de contrarrestar, en parte, las emisiones de origen humano", señalan estos científicos en Science.
El segundo estudio se centra directamente en la respiración de los ecosistemas y los factores que la acentúan. Pese a que se había especulado acerca de la notable influencia de los cambios de temperatura en este proceso metabólico por el que los organismos devuelven CO2 a la atmósfera, los resultados ahora presentados sorprenden no poco incluso a los autores de la investigación: la respiración de los ecosistemas es poco sensible a los cambios de temperatura del aire, pero es muy sensible a las precipitaciones. Miguel D. Mahecha y sus colegas han analizado 60 ecosistemas diferentes y han descubierto que "la disponibilidad de agua, en concreto, juega un papel decisivo en el ciclo del carbono de los ecosistemas". Ellos han analizado zonas de sabana, de selva tropical, de bosques centroeuropeos y de ecosistemas agrícolas "y nos ha sorprendido que reaccionan de forma relativamente uniforme a las variaciones de temperatura", señalan.
Vía: El País, 09/07/2010
F:http://www.elpais.com/articulo/sociedad/respiracion/Tierra/elpepusoc/20100708elpepusoc_8/Tes
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