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lunes, septiembre 10, 2012

Cambios de perspectivas en la conservación de la naturaleza

Modelos numéricos sencillos pueden evaluar los efectos de los espacios naturales protegidos en el paisaje y en la socioeconomía local, según un estudio de investigadores en ecología del territorio de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). 

Desde que en 1872 se creara el Parque Nacional de Yellowstone –un inmenso territorio rectangular entre Montana, Idaho y Wyoming– los ‘espacios naturales protegidos’ se consideran el mayor logro mundial de la conservación de la naturaleza. Su declaración compromete a las administraciones a conservar los valiosos componentes naturales y paisajes de estos espacios. El valor reconocido a tales áreas se basa en su singularidad, fragilidad e interés educativo, como circunstancias dignas de transmitir a las generaciones futuras. Justifican la protección atributos tales como la belleza del lugar, su atmósfera emocional, las populares biodiversidad y geodiversidad, el carácter ‘autóctono’ de algunas especies y los fenómenos físicos y procesos biológicos relevantes.

Cambios de perspectivas en la conservación de la naturaleza
Figura 1. Transformación (a-c) del paisaje rural tradicional relacionada con el cambio de una economía rural a otra industrial y de servicios (Fotografías del equipo de conectividad del paisaje, UCM).
La popularidad de que goza la conservación de la naturaleza debe mucho al entusiasmo que pusieron en esta idea algunos naturalistas y científicos prestigiosos. Hoy existe una gran conciencia sobre esto, aunque también modas a veces poco serias y objetivas. La conservación de la naturaleza es hoy un importante reto entre los fines de la gestión ambiental y un problema cargado de dudas sobre la aplicación de la ciencia.

Junto a los citados fenómenos y procesos, las actividades rurales tradicionales son muy importantes para conservar la naturaleza. La administración de los espacios protegidos centra su atención en la naturaleza silvestre, pero los usos rurales que contribuyeron al mantenimiento de ésta y la dinámica socioeconómica deberían ocupar un plano más relevante en la gestión. Muchos bosques ‘prístinos’ admirados en todo el mundo son en realidad testimonios de antiguos ‘jardines agro-silvo-pastorales’ gestionados por remotas civilizaciones. La riqueza biológica de ciertos enclaves no sólo depende del ambiente físico, sino que con frecuencia está relacionada con asentamientos humanos locales y vecinos. Numerosas marismas deben su sorprendente dinámica y biodiversidad a actividades agrarias desarrolladas aguas arriba y a la ganadería practicada en ellas mismas. Uno de los valores más altos de diversidad vegetal del mundo se encuentra en los pastizales mediterráneos, cuya propia existencia se debe a la ganadería extensiva con razas y variedades selectas. La ‘dehesa’ española (el ‘montado’ portugués) es un paradigma de la conservación que responde a un paisaje enteramente cultural.

Hoy los rápidos cambios socioeconómicos de la civilización del bienestar afectan al mundo rural con transformaciones que oscilan entre la agricultura industrial y el abandono de actividades tradicionales. La primera es considerada un enemigo acérrimo de la naturaleza silvestre y algunos conservacionistas entienden que el segundo es un aliado de ésta.

Investigadores de un equipo de ecología del paisaje de la Universidad Complutense de Madrid estudian la conectividad del territorio en términos ecológicos (fenómenos físicos y biológicos) y socioeconómicos (procesos culturales). A efectos de espacios protegidos el símil sería conservar el paisaje como un tejido y no cuidar sólo de los ‘lunares’ que este tejido contenga.

En relación con la socioeconomía, este equipo contempla un conjunto de regiones europeas y americanas y se basa en procedimientos ensayados en comarcas pilotos. Unas ecuaciones sencillas muestran los cambios de la estructura del paisaje y los parámetros de la dinámica socioeconómica que mejor relación guardan con aquellos cambios, señalando su importancia y signo. Esta interrelación puede medirse dentro y fuera de los límites de los espacios protegidos, usándose esos parámetros como indicadores de gestión en comarcas con distintas circunstancias geográficas y culturales.

La revista Biological Conservation acaba de publicar (Schmitz y otros, 2012) resultados de este procedimiento aplicado en la amplia comarca que contiene el Parque Regional de la Cuenca Alta del río Manzanares, cerca de Madrid. Aunque el parque es una figura de protección creada para mantener los componentes naturales y culturales del paisaje y preservar el paradigmático Monte de El Pardo, las dinámicas paisajística y socioeconómica antes y veinte años después de la declaración señalan una gestión bastante ajena al mantenimiento de actividades rurales tradicionales. Asociada a esta desatención ha tenido lugar una intensa matorralización.

“Los estudios iniciados por nuestro equipo en distintas regiones del mundo plantean qué es lo ‘sensato’ para conservar la naturaleza con ayuda de los espacios protegidos y qué puede aprenderse de las diferentes dinámicas observadas a la hora de gestionar los recursos en cada región y circunstancia”, explica Francisco Díaz-Pineda, catedrático de ecología y coautor del estudio publicado en esta revista.

Las diferentes categorías de protección son más o menos estrictas, desde la práctica prohibición de toda presencia humana (las reservas integrales) a la protección de comarcas donde la socioeconomía de las poblaciones locales mantiene una antigua relación con componentes silvestres destacados, o bien incluyendo entre sus objetivos tanto actividades rurales agrarias como núcleos de población. La Administración neoyorquina considera la posibilidad de que el propio territorio de Nueva York y una amplia comarca circundante sean declarados por la UNESCO como reserva de la biosfera. La idea esencial de la conservación de la naturaleza parece abocada a cambiar y necesita incorporar perspectivas dinámicas porque quizá nunca se entendió bien del todo. 

María Fe Schmitz y Francisco Díaz-Pineda

Referencia: M.F. Schmitz, D.G.G. Matos, I. De Aranzabal, D. Ruiz-Labourdette, F.D. Pineda. Effects of a protected area on land-use dynamics and socioeconomic development of local populations. Biological Conservation 149: 122-135 (2012). Para más información:
Página web (lista de publicaciones) del Departamento de Ecología de la Universidad Complutense de Madrid: http://www.ucm.es/info/ecologia/  


Vía: Madri+d, 10/09/2012
F:http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=54076&origen=notiweb_suplemento&dia_suplemento=lunes&seccion=noticias%28lunes%29

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