Un equipo internacional, en el que participa el profesor de
la Facultad de Física de la Universidad de Santiago de Compostela,
Gonzalo Míguez Macho, acaba de publicar un artículo en la revista Science
que compila observaciones alrededor de todo el planeta respecto de la
profundidad de la capa freática a partir de informaciones de archivos
gubernamentales y de la literatura científica existente.
Imagen global a 30" de resolución ( ~ 1km) de la profundidad de la
capa freática (en metros desde la superficie del terreno). Las zonas con
las aguas subterráneas muy cerca de la superficie (azul oscuro) se
corresponden con regiones de grandes extensiones de humedales. / USC.
Las aguas subterráneas próximas a la superficie tienen mucha
importancia para los ecosistemas terrestres al ayudar a mantener el
caudal de los ríos o el suelo húmedo en épocas de ausencia de lluvia,
por citar dos ejemplos. A mayores, son aspectos con incidencia en el
clima. A pesar de su importancia, poco se sabía de la distribución de la
capa freática, franja que separa el suelo oxigenado, próximo a la
superficie del terreno, de los acuíferos.
Investigadores de la
Universidad Rutgers (New Jersey, EE UU) y de la Universidad de Santiago
de Compostela (USC) han desarrollado un mapa mundial de la profundidad
de estas aguas subterráneas que publica la revista Science. El
trabajo cubre incluso zonas sin datos “para así poder inferir patrones
espaciales y procesos a partir de un modelo hidrológico de aguas
subterráneas forzado por el clima, la topografía y el nivel del mar
actuales”, señalan los expertos.
Según sus resultados, entre el 22
y el 32% de la superficie emergida global se encuentra influida por una
capa freática poco profunda, incluyendo aproximadamente el 15% de zonas
con agua superficial alimentada por las aguas subterráneas, y entre un 7
y un 17% de áreas con la capa freática accesible a las raíces de las
plantas.
Estos datos permiten afirmar, según Gonzalo Míguez,
investigador de la USC, que la capa freática es lo suficientemente poco
profunda en una fracción significativa –de entre el 22 y el 32%– de los
continentes como para influir en los ecosistemas terrestres
directamente.
Cuando esta capa es poco profunda interactúa de
diversas maneras con las zonas superficiales: proporcionando agua a ríos
y lagos y manteniendo ecosistemas acuáticos en períodos secos.
Asimismo, impide el drenaje del terreno y crea las condiciones de suelo
saturado que caracterizan a los humedales, e incluso proporcionando agua
a las plantas para la fotosíntesis en condiciones de sequía.
Principales resultados
"Las aguas subterráneas tienen una extendida y estructurada
influencia a escala global en la hidrología y ecosistemas terrestres”
Los resultados del modelo aplicado permiten observar una serie de
patrones espaciales a escala global, regional y local. En el primero
caso, el nivel del mar es dominante y un cinturón de zonas con aguas
subterráneas someras rodea los continentes, más ancho allí donde hay
llanuras costeras.
En la escala regional, la influencia del clima
se manifiesta de manera que las regiones más secas tienden a tener una
capa freática más profunda que las húmedas.
A modo de ejemplo, los
investigadores señalan el caso de los desiertos destacándolos cómo
zonas donde, en general, no hay muchos lugares con aguas subterráneas
someras. También apuntan la influencia del terreno, ya que las zonas más
llanas, con un drenaje más lento, presentan grandes extensiones de
humedales, como la zona de la Amazonía central y otras zonas bajas de
Sudamérica.
En el caso de la escala más local, el estudio destaca
que la topografía domina a la influencia del clima y así, “debido al
flujo del agua subterránea de las zonas altas a las bajas, los valles
tienden a presentar capas freáticas poco profundas, incluso en zonas
relativamente áridas o desiertos (oasis)”. En conjunto, el investigador
de la USC considera que los resultados sugieren que las aguas
subterráneas tienen “una extendida y estructurada influencia a escala
global en la hidrología y ecosistemas terrestres”.
La capa freática y el clima
Las
implicaciones de un mejor conocimiento en torno a la capa freática son
múltiples, de las cuales los investigadores han querido destacar su
incidencia en el clima.
Los humedales son la fuente principal de
metano en la atmósfera, uno de los gases de invernadero más potentes.
Además, cuando la energía del sol se concentra en la evaporación de agua
del suelo y en realizar la fotosíntesis no se invierte en calentar el
terreno y, por lo tanto, las temperaturas en la zona baja de la
atmósfera son menores.
En el artículo se presentan observaciones
de la profundidad de la capa freática de 1.603.781 pozos, a partir de
archivos gubernamentales e información publicada en la literatura
científica. Existen datos abundantes de América del Norte y en varios
países europeos así como en Australia, pero muy escasa en relación a
Asia y especialmente de África.
Para cubrir estas últimas zonas no
observadas, los investigadores utilizaron un modelo hidrológico de
aguas subterráneas forzado por clima, el terreno y el nivel actual del
mar. El objetivo era obtener una imagen global a alta resolución (~1
km), sin tener en cuenta las complejidades geológicas locales, de la
profundidad de la capa freática en equilibrio con el clima, la
topografía y el nivel del mar, es decir, “en estado natural, sin
intervención humana debida a las extracciones para regadío u otros
usos”, explica el docente de la USC.
El desarrollo del modelo presentado en la revista Science
es fruto de una larga y estrecha colaboración entre la profesora Y. Fan
y Gonzalo Míguez Macho, y han contado con apoyo del Centro de
Supercomputación de Galicia (Cesga).
Referencia bibliográfica:
Y. Fan, H. Li, G. Miguez-Macho. "Global Patterns of Groundwater Table Depth" Science 339: 940 - 943, 22 de febrero de 2013.
Vía: SINC, 21/02/2013
F:http://www.agenciasinc.es/Noticias/Publican-un-mapa-mundial-de-la-profundidad-de-las-aguas-subterraneas
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