El
Gran Banco de las Bahamas, situado en la zona de la Isla de Andros, del
sector occidental del Océano Atlántico, es una plataforma que quedó
sumergida bajo el agua como consecuencia del aumento del nivel del mar
hace varios miles de años, al derretirse los vastos glaciares
continentales de la última era glacial y escurrirse hacia el mar el agua
de deshielo resultante.
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La plataforma varía en profundidad desde los 25 metros hasta áreas que casi asoman fuera del agua. Un nuevo estudio, llevado a cabo por el equipo de Peter Swart, de la Escuela Rosenstiel de Ciencia Marina y Atmosférica de la Universidad de Miami
en Florida, Estados Unidos, sugiere que el polvo del Sahara desempeñó
un papel importante en la formación de las Bahamas y especialmente en el
citado banco. Los resultados de esta investigación indican que el polvo rico en hierro del Sahara proporciona los nutrientes necesarios para que bacterias especializadas produzcan las estructuras geológicas a modo de cimientos que están compuestas en buena parte por acumulaciones de carbonato. Los investigadores analizaron las concentraciones de dos elementos químicos delatadores del polvo atmosférico (hierro y manganeso) en 270 muestras del fondo marino recolectadas a lo largo del Gran Banco de las Bahamas durante un período de tres años. El equipo encontró que las mayores concentraciones de estos elementos aparecieron al oeste de la isla de Andros, una zona que cuenta con la mayor concentración de masas de agua cargadas de sedimentos blancos producidos por cianobacterias fotosintéticas. El equipo de Swart sugiere que las altas concentraciones de polvo rico en hierro que el viento lleva desde el Sahara a través del Océano Atlántico son responsables de la existencia del Gran Banco de las Bahamas, el cual ha ido creciendo durante los últimos 100 millones de años por la sedimentación del carbonato de calcio. Las partículas de polvo llevadas por el viento hasta aguas de las Bahamas y directamente hasta las islas proporcionan los nutrientes necesarios para alimentar a las proliferaciones masivas de bacterias, las que a su vez producen sedimentos de carbonato en las aguas circundantes. Los persistentes vientos en los 9 millones de kilómetros cuadrados (3,5 millones de millas cuadradas) del Desierto del Sahara elevan arena rica en minerales a la atmósfera, donde viaja casi 8.000 kilómetros al noroeste, hacia Norteamérica y el Caribe. Información adicional |
F:http://noticiasdelaciencia.com/not/11729/el-polvo-del-sahara-fue-decisivo-para-la-formacion-del-gran-banco-de-las-bahamas/
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